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Gallardón gasta 10 millones en resucitar el Manzanares después de haberlo matado

Los ecologistas denuncias la desnaturalización a la que ha sido sometido el río

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Primero lo mató y ahora quiere resucitarlo. “Artificial, alterado, segregado, canalizado, bloqueado y cementado”. Así de moribundo se encuentra el río Manzanares a su paso por Madrid, según explicó Francisco Segura, biólogo de Ecologistas en Acción. El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, quiere ahora rehabilitar seis kilómetros con obras por valor de 9,7 millones de euros. Llega tarde porque el soterramiento de la M-30 lo ha terminado de “desnaturalizar”, añade Segura.

De tanto urgar en el río, se ha roto su flujo subterráneo de agua, concreta este biólogo. El agua que corre por el subsuelo y nutre su caudal no puede aflorar al cauce del Manzanares porque se ha “cementado”. El drenaje se hace artificialmente: depuradoras y embalses de El Pardo y Manzanares El Real. “Está en una situación pésima tras las obras”, insiste.

Rehabilitar el hormigón

Como si a Gallardón le remordiera la conciencia por la desnaturalización del río, ahora quiere recuperarlo, con el avala de la Confederación Hidrográfica del Tajo. La Junta de Gobierno municipal aprobó ayer un proyecto de acondicionamiento, desde Marqués de Monistrol y el puente de Legazpi. Quiere rehabilitar su cajero (paredes y suelo de hormigón que encauzan el río en su tramo urbano), elevar los bordes en algunas zonas, restaurar cinco presas como pasarelas peatonales y limpiar los sedimentos del fondo.

“El Manzanares tiene un cauce fijo e irreversible”, señala Manuel Regueiro, del Colegio Oficial de Geólogos. Cuenta que el cauce natural es irrecuperable por el impacto de la urbanización. “Hace años que ya no es lo que era. Su naturaleza es hacer meandros, moverse e inundar las zonas aledañas y no lo hace”, apunta.

Esta limpieza ya se intentó en vano. El Ayuntamiento contrató a una empresa para mantenimiento, conservación y explotación del río que “no se han realizado”, denuncia el portavoz socialista, David Lucas. Pero la empresa ha cobrado: unos 7.000 euros diarios desde 2005 o un total de cinco millones en dos años por un 10 % de los trabajos en cálculos de Lucas. La culpa: el retraso de las obras de soterramiento de la M-30.
A su juicio, es “intolerable” que en seis meses, desde el fin de las obras de la M-30 en abril, el alcalde “no se haya molestado en hacer la más mínima reparación en el río”.

Labores de oxigenación, cuidado de la fauna avícola y piscícola, control de presas y telemático del río son algunas de los asuntos pendientes, para los socialistas. Denuncian también que Gallardón ha destruido las mejoras hechas entre 1999 y 2002 con 45 millones en un plan de saneamiento integral de Madrid.

El alcalde es optimista: promete aguas más limpias y un entorno más accesible. ¿Estamos a tiempo?

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