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Una asamblea para jóvenes de 60 años

La Universidad recordó a Enrique Ruano en el 40 aniversario de su muerte a manos de la polícía del franquismo

MIGUEL ÁNGEL MARFULL

La asamblea volvió a la Universidad, 40 años después y con un estudiante menos: Enrique Ruano, 'asesinado por la policía franquista', según proclamaba la invitación del homenaje que reivindicó este martes su memoria real, alejada de los estereotipos edulcorados por la Transición.

Ruano murió a manos de la Brigada Político Social el 20 de enero de 1969. Su vida se precipitó por una ventana del 7º C del número 60 de la calle General Mola, en Madrid. Había sido detenido poco antes por actividades subversivas contra la dictadura. Tres agentes lo habían conducido esposado a esa dirección para practicar un registro que acabó en la muerte que levantó defintivamente a los estudiantes contra el franquismo.

Pasados los años, la calle General Mola se llama ahora Príncipe de Vergara, el Frente de Liberación Popular, el Felipe en el que militaba Ruano, se disolvió, algunos de sus dirigentes ocuparon responsabilidades en democracia, y la universidad que Franco encorsetó en los estrechos márgenes de la dictadura acabó rindiendo ayer un homenaje a su primer caído en la agonía del franquismo.

Cuatro decenios después, la asamblea fue muy distinta. Honró la memoria de Ruano sobre la moqueta noble del Paraninfo de la Complutense, no sobre el suelo frío de una facultad.

La Universidad perpetuará la presencia de Ruano con un monumento que recordará que 'hacer memoria sirve para mejorar el futuro desde la recuperación de la verdad', como señaló Manolo Garí, amigo de Ruano y militante, como él, del Frente.

La ceremonia de ayer fue el último combate de Ruano contra la mentira, la misma que envolvió su muerte bajo la apariencia de un suicidio. Sus amigos pelearon ayer contra la perversión histórica que hace que algunos 'jerarcas del franquismo se presenten ahora como artífices de la democracia', como denunció Garí.

'Queremos recordar la historia, sin rencor, sin venganzas, para que nadie la escriba en nuestro nombre', había proclamado poco antes el rector de la Complutense, Carlos Berzosa. Después de él abrazarían a Ruano con palabras más amigos: Mohedano, Pastor, Gómez Benítez, Peces Barba y su hermana Margot.

Para los jóvenes que ayer tenían 60 años la de Ruano fue 'su primera muerte'. El paso de los años ha dulcificado al tardofranquismo. 'No es la debilidad de la memoria lo que dificulta el recuerdo, sino el cristal deformante que la Transición introdujo en la mirada del pasado', señaló el sociólogo José Luis de Zárraga, compañero de Ruano en el Felipe.

¿Luchó Ruano por la libertad y la democracia? Decir sólo eso es 'edulcorar la memoria de aquella lucha, que es peor que el olvido'. Su objetivo era 'la revolución'; hacer de las barricadas un Parlamento, 'porque el debate se hacía en la calle', recordó Zárraga citando una publicación clandestina de la época.

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