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La renuncia de Sánchez a reformar la financiación autonómica solivianta a todos los partidos en Andalucía

El anuncio del presidente liquida el idilio de conveniencia con el Gobierno de Susana Díaz, que se inició tras el nombramiento de la andaluza María Jesús Montero precisamente como ministra de Hacienda

Imagen del Pleno del Parlamento de Andalucía, en una sesión de comienzo de mes.

RAÚL BOCANEGRA

El idilio de conveniencia entre el Gobierno de Pedro Sánchez y el Ejecutivo de Susana Díaz, ambos en manos del PSOE, que comenzó con el nombramiento de la exconsejera andaluza María Jesús Montero como ministra de Hacienda ha durado, como diría Joaquín Sabina si lograse recuperar la voz, menos que dos piedras de hielo en un whisky on the rocks.

El anuncio del presidente ayer en el Senado de que no va a pelear en esta legislatura, que pretende agotar, la reforma del sistema de financiación de los servicios públicos por carecer de tiempo material para ello y que se va a dedicar, en su lugar, a mantener negociaciones bilaterales con las comunidades autónomas para mejorar sus ingresos en lo que pueda, ha causado inquietud, preocupación y decepción en el Gobierno de Susana Díaz, y también en el resto de fuerzas firmantes del acuerdo para la mejora de la financiación de Andalucía, Podemos, IU, PP y PSOE, que fue aprobado de manera solemne en el Parlamento.

Portavoces de todos estos partidos reivindicaron la vigencia del pacto andaluz y rechazaron en las últimas horas la decisión del presidente. El PP lo calificó de “traición” a Andalucía y manifestó que no va a permitir que Sánchez “pague sus hipotecas a los nacionalistas y separatistas a costa de los andaluces”. Podemos e IU recibieron el anuncio como un “jarro de agua fría”, pidieron una reunión a la presidenta, a quien, de momento, parecen concederle el beneficio de la duda, y le exigen que anteponga Andalucía al PSOE, e invitaron a Sánchez a venir a la Comunidad a explicar al profesorado y a los trabajadores de la sanidad que “no se van a blindar la sanidad y la educación públicas”. Y en el PSOE andaluz lo tienen claro. Esto no va de juegos partidistas ni de análisis políticos más o menos certeros. Andalucía es lo primero. Incluso Ciudadanos, único partido que no firmó ni votó el acuerdo de financiación, criticó con dureza al presidente: “Ha dejado en la cuneta a Andalucía y que diga que va a haber acuerdos bilaterales nos preocupa más todavía porque (abre la puerta) a un sistema arbitrario y no justo de reparto”.

Poco después de que Sánchez anunciase en el Senado su renuncia a abrir el melón de la financiación, el consejero de Hacienda de Susana Díaz, Antonio Ramírez de Arellano, salió en Canal Sur para decir lo siguiente: “El presidente del Gobierno explicará sin duda los detalles. Andalucía lo que espera es transparencia y lealtad”. Pero esta mañana, también en la cadena pública, ya fijó, siguiendo instrucciones, la posición del Gobierno de Díaz de manera clara y contundente. Dijo Arellano lo siguiente: “La Junta de Andalucía no actúa defendiendo su opinión o la del PSOE, sino que representa un acuerdo de amplio espectro alcanzado en el Parlamento andaluz con el apoyo de cuatro de los cinco grupos políticos, todos excepto Ciudadanos (Cs), que reclama fundamentalmente a la mayor brevedad un nuevo sistema de financiación que supere las muchas deficiencias que tiene el actual y que perjudican muy especialmente a Andalucía y que además se haga con vocación de diálogo y de discusión abierta a todos y con espíritu de llegar a un acuerdo” . “Esta es la posición del Gobierno andaluz y la que va a seguir defendiendo”, afirmó Ramírez de Arellano.

La presidenta andaluza, Susana Díaz, en unas declaraciones a los medios. EFE/ Raúl Caro

La presidenta andaluza, Susana Díaz, en unas declaraciones a los medios. EFE/ Raúl Caro

El consejero agregó: “Lo que se está poniendo sobre la mesa de cambios puntuales a través de una dinámica bilateral tampoco lo compartimos”. “Cuando se están planteando cuestiones que van al núcleo de la defensa de la igualdad de oportunidades a través de las competencias que son propias de las comunidades autónomas como la sanidad pública, la educación pública y la dependencia, no puede plantearse de forma bilateral, sino que tiene que estar todo el mundo alrededor de una mesa porque, entre otras cosas, hay que definir de qué estamos hablando cuando hablamos de esa garantía de igualdad de oportunidades”.

Después de Arellano, salió la propia presidenta, Susana Díaz, y defendió, con palabras diferentes, más suaves, pero igualmente firmes, lo mismo que su consejero. En resumen, que la Junta va a defender el acuerdo de financiación aprobado por el Parlamento andaluz y, para ello, le pide a Sánchez que tenga “sensibilidad” con la Comunidad. “Tengo claro que a Andalucía le falta ese dinero y confío en que haya la sensibilidad de un Gobierno socialista para que Andalucía disponga de los 4.000 millones anuales que necesita para sanidad, educación y dependencia. Ese mandato del Parlamento, el mandato del acuerdo sobre el modelo de financiación para que Andalucía disponga de los recursos que necesita para sus hospitales, colegios o atención a los mayores, me vinculaba antes, me vincula ahora y me vinculará siempre como presidenta de la Junta”, según recoge Europa Press. Díaz añadió que cuando se vea con el presidente le va a trasladar que la forma “más transparente y más justa” para darle suficiencia financiera a las comunidades autónomas es utilizar el modelo de financiación autonómica. Díaz dio también algunos datos sobre la infrafinanciación que sufre Andalucía. La presidenta explicó que, a 1 de enero, hay 220.000 andaluces que están fuera del sistema de financiación, de manera que por ellos no se recibe “ni un solo euro” y añadió, que la Comunidad recibe 800 euros menos que la media de las comunidades por habitante.

La apertura de las negociaciones para la reforma del sistema de financiación de los servicios públicos ha sido una de las banderas del Gobierno de Díaz. Logró que el anterior presidente, Mariano Rajoy, se comprometiera a convocar el Consejo de Política Fiscal y Financiera, cosa que este finalmente nunca hizo. “El actual modelo caducó durante el mandato de Rajoy. Incumplió su compromiso con Andalucía. Y no hizo nada (por reformar el sistema) ni antes ni después”, criticó Mario Jiménez, portavoz parlamentario de Díaz.

La decisión de Sánchez, que no solo causó rechazo en Andalucía, sino también en otras comunidades como Valencia, es un misil que ha salido dirigido contra las tesis de Andalucía en financiación y que ha golpeado en realidad con el acuerdo político, probablemente, más importante de la legislatura en la Comunidad.

El presidente mete además en un lío gordo a su ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Fue precisamente Montero, en su etapa como consejera de Hacienda de Díaz, una de las muñidoras en el Parlamento del acuerdo de financiación que hoy defienden todos menos Ciudadanos y su nombramiento fue interpretado por el núcleo duro de Díaz como un mensaje positivo para Andalucía y sus intereses. Por fin un Gobierno que puede ser sensible a las demandas andaluzas, se dijeron y dijeron. Sin embargo, el presidente, en un tiempo récord, prácticamente obliga a su ministra a enmendarse a sí misma. A mucha gente le da la impresión de que Sánchez ha decidido poner a prueba la lealtad de Montero con esta decisión.

Así lo recordaron los grupos de izquierdas, que además de arremeter contra Sánchez, “que reforme otro que ya estoy en campaña y lo mío es el marketing”, le metieron también presión a Montero, de quien dijeron que “cae en el colmo de la contradicción”. “La decisión de Sánchez y de Montero exige una reunión de los firmantes del acuerdo sobre el sistema de financiación”, afirmó a Público Teresa Rodríguez, secretaria general del Podemos Andalucía. “Nos preocupa desde IU que Montero ahora asuma un papel no ya de prórroga y aplazamiento, sino de falta de voluntad para negociar un nuevo acuerdo financiero. Hay una falta de explicación que esperamos escuchar por parte de la ministra”, dijo Antonio Maíllo, según recoge Europa Press.

Diaz lo tiene claro

La oposición tampoco dejó pasar la ocasión de cargar, además de contra Sánchez, contra Díaz. No en vano el Gobierno de Sánchez es un Gobierno, aunque con independientes, del PSOE. Sus decisiones vinculan y afectan, por tanto, a todo el partido. Así, Juanma Moreno, el presidente del PP andaluz, a quien la decisión del presidente le ha dado un balón de oxígeno en su peor momento, al que se ha aferrado como el que se agarra a un clavo ardiendo, manifestó: “Los andaluces estamos empezando a pagar que en España haya un Gobierno atado de pies y manos y que en Andalucía tengamos una presidenta callada, sobrepasada por los acontecimientos y paralizada por la disciplina del partido”. “Ya dijimos que un Gobierno presidido por el mayor enemigo de Susana Díaz no puede ser jamás un Gobierno amigo de Andalucía”. Y remachó: “Con decisiones como ésta, se confirma que Pedro Sánchez le ha declarado la guerra a Susana Díaz, pero quienes van a sufrir son los andaluces. La señora Díaz ya está experimentando lo que le anunciamos: que echaría de menos la lealtad y la seriedad institucional de Mariano Rajoy, que nunca falló a los andaluces”.

Reunión del grupo de trabajo sobre financiación autonómica del Parlamento de Andalucía. E.P.

Reunión del grupo de trabajo sobre financiación autonómica del Parlamento de Andalucía. E.P.

“Susana Díaz se ha quedado ahora huérfana en materia de financiación, porque, desde septiembre del año pasado, la excusa de la presidenta y del Gobierno andaluz acerca de todos los males de Andalucía era Rajoy y el maltrato de Rajoy a Andalucía”, dijo Juan Marín, presidente de Ciudadanos, siguiendo una línea argumental similar a la del PP.

“Esperamos de Díaz y Arellano la máxima contundencia. No estarán a la altura si dan el debate por terminado: tal como pedían con vehemencia a Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro, esperamos que quienes gobiernan Andalucía sepan hacer ver a Pedro Sánchez y a María Jesús Montero, que cae en el colmo de la contradicción, que la reforma de la financiación autonómica para esta tierra es irrenunciable”, afirmó Teresa Rodríguez.

Hace casi once meses, después de perder las primarias con Sánchez, Díaz se presentó de inmediato a otras en Andalucía. El sanchismo no presentó batalla, o bien por carecer de la fuerza necesaria o bien por estrategia, y Díaz fue reelegida secretaria general del PSOE de Andalucía sin que hiciera falta una votación porque solo ella superó el filtro de los avales. El 31 de julio pasado, en el mitin tradicional de fin de Congreso, Díaz le dijo a Sánchez unas palabras al más puro estilo Rafael Escuredo, el primer presidente de Andalucía, que hoy cobran un valor casi profético: “Lo único que te pido como secretaria general de los socialistas andaluces y presidenta de Andalucía es que nunca me hagas elegir entre las dos lealtades. Porque soy la presidenta de todos los andaluces”.

Así, en aplicación de ese principio, Andalucía lo primero, el consejero Arellano ha tomado la palabra y, a la espera de que Díaz sea convocada a Moncloa por Sánchez y ambos hablen cara a cara, ha dejado fijada la hoja de ruta del Ejecutivo andaluz, que se puede resumir en dos palabras, transparencia e igualdad. “No defendemos como Gobierno andaluz nuestra visión particular, ni siquiera la del PSOE-A, sino un acuerdo de mayor calado del Parlamento andaluz con 101 votos y el Gobierno de España debe entender que estamos reclamando que se inicie una negociación seria y comprensible". “Lo que procede es que las tareas para un nuevo sistema de financiación autonómica se inicien a la mayor brevedad con el espíritu de concluirlas cuanto antes”, dijo. Arellano admitió que el acuerdo y la reforma del sistema “efectivamente no es una cuestión fácil: pero -añadió- en el Parlamento andaluz tampoco era fácil obtener el acuerdo de cuatro de los cinco grupos políticos y se logró con esfuerzo y generosidad ese amplio acuerdo”. “No es fácil, pero no creemos que proceda simplemente eliminarlo de la mesa porque es muy difícil. Todas las cosas en política son muy difíciles y el equilibrio necesario requiere lealtad, transparencia y liderazgo”.

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