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Irán se reintegra en la comunidad internacional

Seis meses después del histórico acuerdo entre Irán y las potencias mundiales, la comunidad internacional ha levantado las duras sanciones impuestas por las Naciones Unidas, lo que permitirá que Teherán juegue un papel más destacado en la región y aliviará la vida de casi 80 millones de personas.

A la izquierda, John Kerry, secretario de Estado de EEUU, y el ministro de Irán de Asuntos Exteriores, Mohammad Javad Zarif, se reúnen en Viena. / REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

JERUSALÉN.- Después de diez años de duras sanciones de la comunidad internacional sobre Irán a cuenta de su programa nuclear, la agencia de las Naciones Unidas para la energía atómica ha confirmado este sábado que Teherán ha cumplido todos los compromisos que adquirió el pasado 14 de julio con seis potencias mundiales, facilitando el levantamiento de las sanciones impuestas en 2006.

Esta decisión no solo representa un éxito notable para Teherán sino también para los países occidentales, tan necesitados de conducir una política realista en Oriente Próximo y tan necesitados de abandonar los ensueños idealistas que han llevar a la región al peor momento de su historia.

A Irán se le ha prohibido desarrollar armas nucleares pero no se le ha privado de desarrollar un programa pacífico de energía nuclear, una solución que no ha satisfecho a todo el mundo. Las fuerzas reaccionarias han tratado sin descanso de abortar este acuerdo que se cuenta entre los mayores logros de la política exterior del presidente Barack Obama, y que ha disgustado enormemente a Arabia Saudí, Israel, los conservadores iraníes y el partido republicano de Estados Unidos.

El diario conservador iraní Vatan-e-Emrooz ha criticado con acritud a los líderes de ese país por clausurar el único reactor de agua pesada que funcionaba en la central de Arak, que esta misma semana ha sido rellenado con cemento, una medida que los conservadores ven como una concesión excesiva que limitará la capacidad disuasoria de Irán.

El levantamiento de las sanciones restaura la capacidad de Teherán de disponer de su dinero, congelado en instituciones occidentales por orden de las Naciones Unidas, la capacidad de realizar todo tipo de negocios con Occidente y la posibilidad de exportar petróleo libremente.

Según algunos expertos, esto permitirá que Irán pueda mover unos 100.000 millones de dólares y aliviará sustancialmente las estrecheces a que fueron condenados los iraníes

Según algunos expertos, esto permitirá que Irán pueda mover unos 100.000 millones de dólares y aliviará sustancialmente las estrecheces a que fueron condenados los iraníes de a pie, que son quienes más han sufrido las consecuencias de las sanciones.

Se estima que en las próximas semanas Irán pondrá en circulación medio millón de barriles diarios y que en el plazo de un año esa cantidad se duplicará. Esto significa que el petróleo total a disposición de los mercados, que ahora excede a la demanda en un millón y medio de barriles diarios, experimentará un crecimiento muy considerable que seguramente hará caer todavía más su precio, que estos días ha sucumbido por debajo de los 30 dólares por barril, algo que no se veía desde 2004.

El levantamiento de las sanciones permitirá la celebración de un sinfín de multimillonarios festines, especialmente de las grandes empresas internacionales, que hasta ahora tenían prohibido realizar negocios con Irán. Desde hace ya varios meses los países y las compañías occidentales han enviado a Teherán a sus diplomáticos y ejecutivos para allanar el camino de los negocios. Sin ir más lejos, estos días están en la capital iraní ejecutivos de Total y Shell, dos gigantescas compañías petroleras, y Teherán ha confirmado el sábado la adquisición de 114 aviones Airbus.

En discusión está la formación de innumerables empresas mixtas, algunas de las cuales planean establecer plantas de producción en ese país, un mercado muy apetitoso que ronda los 80 millones de clientes y que con la venta de petróleo contará con un enorme capital disponible para importar todo tipo de productos.

Israel ha expresado su temor a que tanto el chií Hizbolá de Líbano, como el suní Hamás de los territorios ocupados palestinos, vean crecer sus arsenales

Un argumento que han utilizado los países de la región que se oponían al levantamiento de las sanciones es que a partir de ahora Teherán podrá destinar una considerable cantidad de dinero a los grupos chiíes de Oriente Próximo que rivalizan política y militarmente con los grupos suníes.

Israel ha expresado su temor a que tanto el chií Hizbolá de Líbano, como el suní Hamás de los territorios ocupados palestinos, vean crecer sus arsenales debido a la rivalidad existente entre Israel e Irán. De hecho, en la cuenta de los israelíes hay que contabilizar en gran parte las sanciones impuestas a Irán por Occidente en la última década.

Arabia Saudí ha sido, junto con el Estado judío, el país que más duramente se ha opuesto a la normalización de relaciones con Irán. Los saudíes están metidos en todos los conflictos regionales del lado de sus aliados suníes y la política de Riad es cada día más agresiva desde el punto de vista militar, habiéndose creado una situación en que los saudíes discuten la naturaleza de su alianza con Estados Unidos, al menos hasta cierto punto.

En cada uno de los conflictos que sacuden a la región los saudíes han reclamado el apoyo de Estados Unidos, aunque no siempre lo han conseguido, o por lo menos no siempre lo han conseguido lo suficiente para satisfacer sus demandas. Estas circunstancias, según algunos analistas, sazonada con el espíritu aventurero de Riad, pueden tener consecuencias negativas, o incluso desastrosas, para la casa Saud a medio plazo.

El levantamiento de las sanciones se produce la misma semana que Irán ha liberado a una decena de marines que entraron en sus aguas jurisdiccionales en un incidente que los medios de comunicación israelíes ha calificado de "humillante" para Estados Unidos y para el presidente Obama en particular. Además, ayer Irán y Estados Unidos anunciaron un canje de prisioneros.

Tanto saudíes como israelíes han acusado personalmente a Obama de la normalización de relaciones con Teherán y no ocultan su deseo de que la Casa Blanca cambie de rumbo en un futuro próximo, especialmente tras las elecciones de noviembre y en particular si gana algún candidato del partido republicano.​

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