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Atentados en Catalunya Las capitales europeas se resisten a los bolardos y las barreras pese a los atentados

Los expertos apuntan que la mayoría de las ciudades no pueden permitirse grandes inversiones para reorganizar el tráfico en espacios públicos

Varios ciudadanos pasean el pasado diciembre junto a las barreras de hormigón colocadas cerca de la Puerta de Brandenburg, en Berlín. REUTERS/Fabrizio Bensch

Reuters

Europa ha sufrido alrededor de una decena de atentados donde se han utilizado coches o camiones para embestir a peatones, tal como ocurrió la semana pasada en Las Ramblas de Barcelona, pero las ciudades no se han apresurado a cambiar su diseño para reducir los riesgos.

Las preocupaciones sobre los costes, el temor a que las remodelaciones del paisaje urbano queden obsoletas dadas las cambiantes amenazas de seguridad y la reticencia a perturbar la vida cotidiana son algunas de las razones citadas por los expertos de seguridad, ejecutivos y responsables municipales.

"No queremos ser Hebron", dijo Els Ampe, teniente de alcalde de Bruselas, refiriéndose en la ciudad de Cisjordania donde los habitantes palestinos e israelíes están a menudo separados por barreras de cemento y acero.

Vista de las Las Ramblas de  Barcelona, a comienzos de agosto, antes del atentado yihadista. REUTERS/Albert Gea

Vista de las Las Ramblas de Barcelona, a comienzos de agosto, antes del atentado yihadista. REUTERS/Albert Gea

Bruselas tiene 45 hectáreas de zonas peatonales, incluyendo muchas calles estrechas y sinuosas, dijo Ampe, e instalar barreras contra los vehículos en muchas de estas calles restringiría el acceso de las vecinos que allí viven y trabajan. "No puedes bloquear cada calle. Tienes que vivir y las tiendas tienen que recibir entregas. Tenemos un compromiso entre la seguridad y el seguir viviendo en la ciudad", añadió la teniente de alcalde.

"No queremos ser Hebron. No puedes bloquear cada calle", dicen los responsables de Bruselas

No hay disponibles datos a nivel europeo sobre la inversión de las ciudades en medidas de seguridad física en sus calles, pero dos empresas especialistas en vender equipos de seguridad dijeron que el esperado fuerte crecimiento en su mercado aún no se había producido.

Un ciclista y varios peatones pasan junto a las barreras instaladas en el Puente de Westminster, en Londres. REUTERS/Hannah McKay

Un ciclista y varios peatones pasan junto a las barreras instaladas en el Puente de Westminster, en Londres. REUTERS/Hannah McKay

La danesa Damasec y la británica Avon Barrier Corporation fabrican bancos reforzados, jardineras y otros muebles urbanos, además de bolardos y barreras tradicionales. Ambas empresas dijeron que sus ventas habían aumentado, pero no tanto como se esperaba. "Están aumentando, pero están aumentando lentamente", dijo el director ejecutivo de Damasec, Henrik Faerch.

Las empresas especialistas en vender equipos de seguridad han aumentado sus ventas, pero no tanto como se esperaba

El director general de Avon Barrier, Paul Jeffrey, dijo que las ventas se mantenían sólidas en Reino Unido pero que Europa era un "pequeño enigma". "No parece que esté pasando demasiado", dijo Jeffrey.

Barcelona dijo que garantizar la seguridad total era poco práctico después de que algunos residentes dijesen que las autoridades deberían haber hecho más por prevenir el acceso de vehículos a Las Ramblas, una larga y amplia zona peatonal con vías para vehículos a cada lado donde 13 personas murieron atropelladas en el atentado del jueves. "No podemos llenar a Barcelona de bolardos", dijo la semana pasada en la radio Joaquim Forn, consejero de Interior en la comunidad autónoma de Cataluña.

Sin embargo, algunas de las ciudades afectadas han invertido mucho dinero en seguridad.

Bolardos de hormigón en el Paseo de los Ingleses de la localida francesa de Niza, instaladas tras el atropello múltiple con un camión en julio de 2016. REUTERS/Eric Gaillard

Bolardos de hormigón en el Paseo de los Ingleses de la localida francesa de Niza, instaladas tras el atropello múltiple con un camión en julio de 2016. REUTERS/Eric Gaillard

Niza ha instalado nuevas barreras, cambiado la estructura del tráfico y tomado otras medidas desde que el año pasado un hombre embistió un camión contra una multitud que celebraba el Día Nacional de Francia en el paseo marítimo, matando a 86 personas. La riqueza de la ciudad sureña de Francia es un factor importante.

"Niza ha hecho una inversión masiva. La mayoría de las ciudades no pueden permitirse invertir tan ampliamente en reorganizar el tráfico en espacios públicos, así que lo están llevando a cabo dentro de sus posibilidades", dijo Elizabeth Johnston, directora ejecutiva del Forum Europeo para la Seguridad Urbana, una red para las autoridades locales y regionales.

Vehículos de la Policicía Local de Bilbao bloquean varias calles peatonales durantes las fiestas de la Semana Grande de la capital vizcaína. REUTERS/Vincent West

Vehículos de la Policicía Local de Bilbao bloquean varias calles peatonales durantes las fiestas de la Semana Grande de la capital vizcaína. REUTERS/Vincent West

La mera escala del desafío de hacer que la ciudad sea segura era desalentadora financieramente para los municipios, dijo Johnston.

"No es tan solo una avenida o la esquina de una calle. Todo el mundo es consciente de que si endureces la seguridad de un lugar, el ataque puede ocurrir en otro lugar. El problema de presupuesto es gigante. Estos son gastos que no están planeados", añadió Johnston.

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