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EEUU y Palestina La ayuda de Estados Unidos a los refugiados palestinos está en peligro

Desde que el presidente Donald Trump anunció unilateralmente que Jerusalén es la capital de Israel el 6 de diciembre, la situación en los territorios palestinos se ha deteriorado rápidamente. Ahora la administración americana está estudiando cortar la ayuda a la agencia de la ONU que asiste a los refugiados palestinos.

Un niña palestina herida durante los bombardeos israelíes en Gaza.- REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

En Cisjordania y en la Franja de Gaza hay numerosas escuelas financiadas por la UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas para la ayuda a los refugiados palestinos. Esas escuelas, y otras similares que hay en Jordania, Siria y Líbano, donde también hay un número significativo de refugiados palestinos, están ahora en peligro.

Estados Unidos lleva desde diciembre amenazando con cortar radicalmente su ayuda a los palestinos, y a la UNRWA en particular. Es una amenaza que no se ha concretado debido en parte a ciertas reservas expresadas por responsables israelíes. Algunos de ellos consideran que si Estados Unidos corta su ayuda a la UNRWA, la comunidad internacional pedirá a Israel que asuma sus obligaciones como potencia ocupante.

La contribución de Estados Unidos a la UNRWA es de 300 millones de dólares anuales y equivale a un tercio del presupuesto total de la agencia. Si se corta esa ayuda, donde primero se notará es en las escuelas. En la nómina de la UNRWA hay 20.000 maestros y profesores, de los que 12.000 están empleados en la Franja de Gaza y Cisjordania, y el resto en la diáspora.

El dinero de la UNRWA no solo se destina a la educación. También va a parar a la sanidad, los alimentos y las infraestructuras, pero estas áreas se consideran vitales y por lo tanto los primeros recortes se aplicarán en la educación.
Cargos del ejército israelí han advertido que un corte de las ayudas contribuirá a crear inestabilidad en los territorios palestinos ocupados. Ha habido políticos israelíes que han dicho algo parecido, aunque han evitado cuidadosamente de mencionar a Donald Trump.

Estados Unidos contra la UNRWA

El viernes hubo una reunión en la Casa Blanca en la que participaron distintos asesores del presidente para analizar la situación y tomar decisiones. Sin embargo, al término del encuentro no hubo ninguna decisión y simplemente se acordó volver a reunirse más adelante.

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU fue la que con más fuerza presionó para que se adoptaran inmediatamente medidas contra la UNRWA

La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, fue la que con más fuerza presionó para que se adoptaran inmediatamente medidas contra la UNRWA. El celo de Haley con todo lo que tiene que ver con los palestinos es muy grande, de manera que el propio primer ministro Benjamín Netanyahu tuvo que llamarla por teléfono para contenerla.

Haley es uno de los funcionarios más radicales en todo lo tocante a este conflicto. Habitualmente coordina los pasos que tiene que dar con el embajador de Israel ante la ONU, y de su cosecha es la amenaza dirigida contra cada uno de los países que en diciembre votaron a favor de una resolución aprobada en la Asamblea General contraria a la declaración de Trump sobre Jerusalén como capital de Israel.

No está claro qué va a pasar con la ayuda de Estados Unidos a los palestinos. Si de Haley dependiera ya se habría cortado. En los territorios ocupados se ha observado durante los últimos días un rechazo de los productos estadounidenses por parte de la gente corriente. Donde se ve que un producto proviene de Estados Unidos, se rechaza.

La UNRWA también da empleo a personal médico. Hay unos 3.000 sanitarios empleados por esta agencia, de los que un millar trabajan en Gaza, 850 en Cisjordania, y el resto en la diáspora. Este personal atiende cada año nueve millones de visitas médicas en Palestina y en la diáspora. De esas visitas, cuatro millones se producen en la Franja y un millón en Cisjordania.

Soldados israelíes vigilan la entrada a la ciudad palestina de Yatta. REUTERS/Mussa Qawasma

Soldados israelíes vigilan la entrada a la ciudad palestina de Yatta. REUTERS/Mussa Qawasma

Además, está la ayuda que Estados Unidos envía a los palestinos a través de USAID, la agencia de cooperación de ese país. Son aproximadamente 300 millones de dólares que en gran parte se utilizan en infraestructuras.

Mención especial son los 30 millones de dólares que los americanos dedican cada año a la formación de las fuerzas de seguridad palestinas con el visto bueno de Israel. De hecho, en la formación de los policías palestinos no solo intervienen agentes de Estados Unidos, sino también del ejército israelí y del Shin Bet, los servicios secretos israelíes, de manera que esta ayuda será la última que se caiga si es que en algún momento se cae.

Netanyahu quiere que se corte la ayuda a la UNRWA argumentando que ese dinero se dedica a los biznietos de los refugiados, que no son refugiados, y “perpetúa” el problema de los refugiados palestinos. Sin embargo, el primer ministro israelí, a diferencia de Haley, no quiere que la ayuda se corte de un día para otro sino paulatinamente.

En medios militares israelíes se ha advertido que si se cortan las ayudas de una vez, o incluso poco a poco, se agravará la situación humanitaria de millones de personas, lo que probablemente se traducirá en una mayor violencia.
Por otra parte, los partidarios que hay en la administración Trump de que se corten las ayudas no solo deben lidiar con los israelíes que se oponen a esta medida, sino que también deben hacer frente a otros colegas que sostienen que no se conseguirá el objetivo deseado, es decir que el presidente Mahmud Abás vuelva a negociar con Israel.

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