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Irán divide a Europa y EEUU

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido que la cancelación del acuerdo nuclear entre las potencias mundiales e Irán puede conducir a una guerra. Es una advertencia seria que puede materializarse si los europeos no adoptan medidas para salvar un acuerdo que tardó años en negociarse y que hace tres años satisfizo a todos los firmantes.

El líder supremo de la República Islámica de Irán, el ayatolá Seyyed Alí Jamenei. / REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Si Europa no adopta medidas concretas y urgentes, la posibilidad de un conflicto armado en Oriente Próximo crecerá después del 12 de mayo, la fecha tope que se ha dado el presidente Donald Trump para renegociar el acuerdo nuclear con Irán que firmó Barack Obama en 2015 y que ha sido satisfactorio desde el punto de vista europeo.

El acuerdo fue negociado durante más de una década y al final lo firmaron las potencias mundiales y europeas, seis países en total, presentándolo como un logro significativo que garantizaba que Irán no desarrollaría un programa nuclear bélico. El objetivo se ha cumplido durante los pasados tres años, según la Agencia Internacional para la Energía Atómica, pero eso no ha sido suficiente para Israel ni para la nueva administración de Washington.

El pasado lunes, Benjamín Netanyahu, protagonizó un show en Tel Aviv revelando supuestos “secretos” y “mentiras” de Irán, un espectáculo en inglés dirigido principalmente a Estados Unidos que encontró una buena acogida. Trump dijo que las palabras de Netanyahu confirmaban en un 100% su propia posición con respecto a Teherán.

Posteriormente, Netanyahu concedió entrevistas a televisiones de Estados Unidos en las que decía que “confía” en Trump y sabe que el presidente americano “hará lo mejor”, unas palabras escogidas con cuidado y lo suficiente ambiguas y claras al mismo tiempo.

Netanyahu no oculta que está pidiendo a Trump que cancele el acuerdo nuclear. Ya hizo lo que estuvo en sus manos durante la negociación de Obama y ahora insiste en la misma línea, tratando de arrastrar a Trump primero a la suspensión del acuerdo, y después a la imposición de nuevas sanciones económicas y políticas contra Teherán, sin descartar el gran sueño israelí y saudí de que el ejército americano declare la guerra a Irán.

Tzahi Hanegbi, uno de los ministros israelíes más próximos a Netanyahu, y a quien este utiliza a menudo como portavoz, no ha podido ser más claro: “Lo que dijo el primer ministro (Netanyahu el lunes) sirvió para proveer a Trump con munición para hacer frente a la ingenuidad europea con respecto a Irán”.

Ni Irán ni los palestinos pueden confiar en Europa. Esto es algo que se ha visto en innumerables ocasiones en las que esas partes esperaban algo de los europeos, es decir que se desmarcaran de las políticas de Israel y Estados Unidos en Oriente Próximo. Sin embargo, los europeos se limitan a hacer declaraciones completamente huecas, como también ha ocurrido en esta ocasión.

Dos ejemplos. El ministerio de Exteriores francés defendió el acuerdo mediante un comunicado en el que aseguraba que la misma importancia del acuerdo “la resaltan los documentos aportados por Israel”, en referencia al show del lunes. Por su parte, el ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, dijo que los “documentos aportados por Israel” resaltan la importancia del acuerdo con Teherán.

Sin embargo, son palabras que carecen de significado real. Los europeos han demostrado con consistencia y durante muchos años que son incapaces de desarrollar una política propia en Oriente Próximo, y ahora es demasiado tarde para hacer frente al eje Israel-Arabia Saudí-Estados Unidos.

Eso significa que los intereses europeos simplemente no cuentan, carecen de valor y no se defienden en la región. La representante de la política exterior de la UE, Federica Mogherini, tuvo que recordar que el acuerdo de 2015 “no se basa en las buenas intenciones o en la confianza, sino en compromisos concretos y en una estricta verificación de los hechos”. Fue una respuesta a Netanyahu, pero solo una respuesta verbal que no va de la mano de una política específica que defienda los intereses de la UE.

Expertos occidentales, y también israelíes, han recalcado durante esta semana que Netanyahu no ha probado las acusaciones de que Irán está violando el acuerdo nuclear. Sin embargo, el mensaje del primer ministro israelí es claro: “Es necesario un nuevo acuerdo”, es decir un acuerdo que sea inaceptable para Irán y que conduzca a continuación a nuevas sanciones contra la república islámica.

Netanyahu quiere acabar con la confianza que hizo posible el acuerdo en 2015. Justamente, lo más difícil para la administración Obama fue acabar con la desconfianza entre Irán y Occidente, o mejor dicho reducirla hasta hacer posible ese acuerdo de mínimos que hasta ahora ha servido para limitar el programa nuclear iraní.

Naturalmente, entre las muchas ventajas que este asunto tiene para Israel figura en un lugar destacado apartar la atención de la comunidad internacional de la causa palestina, y también de estrechar los lazos de Israel con Arabia Saudí, un eje que traerá más de un quebradero de cabeza a la Unión Europea.

El secretario general de la ONU, António Guterres, ha hablado esta semana del “peligro” de una guerra, un peligro que es genuino si se cancela el acuerdo. En Teherán han advertido que si Estados Unidos se retira, los iraníes también lo harán. “No aceptaremos renegociar el acuerdo ni cambiar un solo artículo”, ha dicho un consejero del guía Ali Jamenei.

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