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AKK La unión del partido y la ultraderecha: los grandes retos de la sucesora de Merkel

La Unión Demócrata Cristiana (CDU) apuesta el continuismo y el centrismo. Annegret Kramp-Karrenbauer, la delfín de la canciller, se convierte en la nueva líder del partido con el 51,75% de los votos . Friedrich Merz, candidato más cercano a los mercados financieros y que buscaba un giro a la derecha, ha recibido el apoyo del 48,25 de los delegados.

Annegret Kramp-Karrenbauer, que liderará la CDU alemana, mientras pronuncia su discurso durante el congreso federal del partido en Hamburgo en donde salió victoriosa | HAYOUNG JEON / EFE

Javier Pérez de la Cruz 

Merkel puede respirar tranquila. La canciller da un paso atrás, pero su proyecto político avanza firme. “Nuestra CDU es diferente a cómo era en el 2000. Y eso es algo bueno. La CDU de 2018 no tiene que mirar hacia el pasado, sino hacia el futuro”.

Ese futuro se llama Annegret Kramp-Karrenbauer, la favorita de Angela Merkel para sucederla al frente de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), quien ha ganado las elecciones para liderar el partido conservador más importante de Europa.

La decisión dista mucho de la tomada por otras formaciones de la misma familia política, como ha ocurrido en Austria con Sebastian Kurz, que gobierna coaligado con la extrema derecha, o en España con Pablo Casado.

AKK, como se la conoce en Alemania por lo complicado que resulta pronunciar su nombre, es ahora la persona mejor situada en todo el escenario político para convertirse en la próxima jefa del Gobierno germano.

Kramp-Karrenbauer ha obtenido el apoyo de 517 (51,75%) de los delegados concentrados en Hamburgo en este histórico congreso de la CDU. Su contrincante, Friedrich Merz, ha logrado el respaldo de 482 (48,25%). El millonario que se veía a si mismo clase media, el lobista profesional que quería cambiar BlackRock (la mayor gestora de activos del mundo) por la cancillería de Berlín, el hombre llamado por las viejas glorias democristianas a rescatar la esencia del consevadurismo alemán, se ha quedado a las puertas de la victoria.

Partido dividido

El resultado tan ajustado evidencia la realidad en la que está sumida el partido. Bajo una superficie de respeto mutuo por todas las partes, la CDU está profundamente dividida entre los partidarios de las políticas centristas de Merkel y los defensores de un giro a la derecha y a posturas más tradicionalistas para contrarrestar el auge de Alternativa para Alemania (AfD).

En este sentido es importante destacar los 157 votos que recibió Jens Spahn, el tercer candidato, en la primera vuelta de la votación, que sumados a los 392 que cosechó Merz en esa misma votación, suponen una mayoría absoluta.

Spahn, el tercer candidato que no pasó la primera vuelta, criticó duramente la política fronteriza de Merkel

Spahn, quien también es ministro de Sanidad, ha sido uno de los grandes críticos de Merkel por su política de apertura de fronteras del verano de 2015. Sin embargo, AKK atrajo a suficientes partidarios de Spahn en la votación decisiva, en la que ya solo concurrían los dos principales candidatos, como para alzarse con la victoria en la votación decisiva. El estilo de Merz, cargado de virilidad y tintes de vieja escuela, no atraía al voto más joven que es el que se había volcado con Spahn en la primera vuelta.

La victoria de AKK y de Merkel es también la derrota sin paliativos de dos grandes poderes fácticos alemanes que se habían volcado con Merz, como son el Bild, el diario sensacionalista más leído del país, y Wolfgang Schäuble, actual presidente del Bundestag, antiguo ministro de Finanzas y defensor a ultranza de la austeridad en toda la Unión Europea.

Al contrario de todo lo sucedido desde las elecciones federales de 2017, el resultado que emana de las rudimentarias cabinas de votación en las mesas de los delegados garantiza un mínimo de estabilidad para la canciller, quien temía una competencia interna que, incluso, le llegara a forzar elecciones anticipadas.

Pero ni a Merkel ni a AKK les espera un camino de rosas.

Además de mantener el partido unido, la nueva presidenta de la CDU tiene el gran reto de evitar que la ultraderecha continúe creciendo. Y en la AfD ya se están frotando las manos. Dada su reputación de sucesora de Merkel, para Kramp-Karrenbauer será poco menos que imposible ganarse el favor de todos aquellos que corean el “Merkel muss Weg” (Merkel tiene que irse), el cántico por excelencia de cualquier concentración de la AfD.

Primera despedida de Merkel

Angela Merkel ha dado un paso atrás. Pero todavía no se ha ido. La canciller seguirá liderando el Gobierno, en principio, hasta el 2021, cuando se termina la legislatura. Con una aliada en la presidencia de su partido y con su archienemigo Horst Seehofer, el ministro del Interior, debilitado tras haber anunciado que dejará la jefatura de los conservadores bávaros, Merkel tiene el camino despejado para manejar a su antojo los tiempos de su retirada definitiva del poder.

“Ha sido un placer. Ha sido un honor”

Ese primer adiós ya comenzó en Hamburgo: “Ha sido un placer. Ha sido un honor”.  Merkel cerró así los 31 minutos de su último discurso como presidenta del partido, y los delegados la despidieron con una sonora ovación de ocho minutos. Guste o no guste, Angela Merkel ha marcado el rumbo de la CDU de una forma determinante. Cogió a un partido deshecho por los escándalos de financiación irregular y por el éxito de la tercera vía socialdemócrata (SPD) de Gerhard Schröder y lo volvió a colocar en el poder. Desde que en 2005 se convirtiera en canciller, su imagen ha sido el rostro de Alemania en el mundo.

Como el presidente del Estado federado de Hesse, Volker Bouffier, aseguró durante el congreso, durante los 18 años de mandato de Merkel en la CDU ha habido tres papas diferentes en Roma y el SDP ha tenido nueve presidentes diferentes.

Aunque su legado continúe, Alemania nunca será la misma sin Angela Merkel.

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