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Erdogan y Turquía Las elecciones locales turcas no cuestionan el mandato de Erdogan

Los candidatos del presidente turco en las recientes elecciones municipales de Turquía han sufrido reveses significativos en algunos lugares, especialmente en las grandes ciudades. Sin embargo, los resultados constatan que Erdogan sigue contando con el apoyo de más de la mitad de los turcos.

Ekrem Imamoglu candidato opositor a la ciudad de Estambul. REUTERS/Umit Bektas

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Los resultados de las elecciones locales del domingo en Turquía no cuestionan el mandato de Recep Tayyip Erdogan. A pesar de que la oposición las ha visto como un aviso serio al presidente, Erdogan las considera una victoria dado que la coalición gubernamental obtuvo el 51,7% de los votos, lo que trasladado a unas elecciones generales daría al Partido Justicia y Desarrollo (AKP) la mayoría en el parlamento.

El innegable resultado adverso obtenido en algunas circunscripciones, especialmente en las grandes urbes, es hasta cierto punto natural si se tiene en cuenta el cansancio que puede causar que en los pasados 17 años se hayan celebrado 15 elecciones, todas resueltas con la victoria de Erdogan. Indudablemente, ha habido votantes que se han hecho eco de esa fatiga, pero las próximas elecciones no tendrán lugar hasta dentro de cuatro años y medio.

Durante este prolongando periodo Erdogan tendrá tiempo suficiente para emprender las reformas que necesita el país, al menos es lo que anunció la misma noche del domingo, y podrá hacerlo con mayor tranquilidad, sin la premura de las urnas. El presidente dijo que ha captado el mensaje de los votantes y que emprenderá inmediatamente reformas estructurales y, principalmente, económicas. Aunque la corrupción se ha convertido en un grave problema, los votantes le han dado una segunda oportunidad.

La victoria de la coalición del AKP en número de votos indica que en términos nacionales el revés no es ni mucho menos catastrófico para Erdogan

La economía entró en recesión en marzo y la población está sufriendo las consecuencias. El precio de los alimentos se ha incrementado un 20% en el último año. Nadie duda de que Turquía necesita una fuerte sacudida en ese campo y el primero que lo sabe es Erdogan, de manera que tendrá que aplicar una política económica que permita recuperar el crecimiento que durante los últimos años ha sido considerable.

El hecho de que algunos medios de la oposición en Turquía hayan interpretado las elecciones locales en términos nacionales y no locales, y que se haya hecho lo mismo en Occidente, obedece en gran parte a que la campaña se desarrolló en claves nacionales y no locales, si bien la victoria de la coalición del AKP en número de votos indica que en términos nacionales el revés no es ni mucho menos catastrófico para Erdogan.

Alta participación

Otro dato que no ha escapado al escrutinio de los analistas es que la participación fue del 84%, un dato que muestra que la democracia es robusta a pesar de los cambios constitucionales introducidos por Erdogan en los últimos años. Este el mejor síntoma de que Turquía ha consolidado una democracia sujeta a la voluntad de los votantes. Los resultados oficiales se conocerán el 13 de abril.

Los resultados que más han llamado la atención son los de las grandes ciudades, como Estambul y Ankara. De hecho, la coalición del AKP con los ultranacionalistas ha perdido en la mitad de las veinte ciudades más grandes del país. En Ankara, por ejemplo, el AKP perdió la alcaldía por primera vez en 25 años a manos de la oposición.

El caso de Estambul, donde fue necesario recontar una gran cantidad de votos por denuncias de fraude, los resultados transmitidos inicialmente daban la victoria al socialdemócrata Ekrem Imamoglu, el candidato de la oposición, por un ajustado margen. Sin embargo, se han de tener en cuenta algunas consideraciones decisivas.

La formación de Imamoglu, el Partido Republicano del Pueblo (CHP), renunció a presentar en Estambul una lista de candidatos de izquierda, y lo hizo deliberadamente. En su lugar, confeccionó listas más propias de expertos de mercado dirigidas específicamente a cada barrio, de manera que muchos de sus candidatos eran de centro o directamente de la derecha, y en esas zonas las elecciones no estuvieron marcadas por una significativa carga ideológica.
Eso mismo ocurrió en otras ciudades, como es el caso de Ankara, donde presentó candidatos vinculados anteriormente al AKP de Erdogan o a los socios ultranacionalistas aliados de Erdogan. Además, tanto en Estambul como en otros lugares específicos, el partido socialdemócrata CHP hizo guiños constantes y transmitió mensajes religiosos a la población religiosa que habitualmente vota a Erdogan.

En cuanto a Ekrem Imamoglu, el candidato del CPH a la alcaldía de Estambul, algunos analistas, especialmente extranjeros, han querido verlo como el futuro rival de Erdogan en las todavía lejanas elecciones presidenciales. No obstante, esta visión es quizá muy arriesgada dada la inexperiencia de Imamoglu.

Imamoglu, de 49 años, catorce menos que Erdogan, nació en una población del norte de Turquía y emigró a Estambul para estudiar administración de empresas. Se afilió al CPH y en los últimos años ha llevado una vida muy activa políticamente, aunque a nivel local, con los vecinos del barrio que ha representado. Esta misma actitud que le ha conducido a los notables resultados del domingo, es la que va a seguir llevando a partir de ahora.

Pero además de su inexperiencia en la política a nivel nacional, Imamoglu ha cultivado una imagen conservadora, aunque quizás esta imagen le sea necesaria más adelante para enfrentarse a Erdogan en sus propios términos. No hay que olvidar que Erdogan fue alcalde de Estambul entre 1994 y 1998 y que el cargo le sirvió de trampolín para lanzarse a la política nacional. Que Imamoglu pueda hacer lo mismo es una cuestión que no se va a resolver inmediatamente. Al contrario, todavía tendrá que pasar mucho tiempo para ver si es posible.

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