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Irán Netanyahu y Trump dan otro paso para estrangular a Irán

El final de las exenciones a los países que importan petróleo iraní y los refuerzos militares de Estados Unidos en la zona, pueden llevar a Teherán a una situación extrema que sin duda repercutirá en la economía del país, pero que también pueden tener consecuencias imprevisibles en Oriente Próximo.

El presidente iraní, Hassan Rouhani, pronuncia un discurso durante la ceremonia del desfile del Día Nacional del Ejército en Teherán. | Reuters

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

Las sanciones de esta semana contra Irán significan que Estados Unidos ha dado un paso importante en la carrera contra el régimen islámico que ha sobrevivido toda suerte de contratiempos desde la revolución de 1979. No es solo un paso más; con ellas, Benjamín Netanyahu y Donald Trump descubren su intención de acabar con el régimen lo más pronto posible, es decir antes de las elecciones para la Casa Blanca de 2020.

Hay recordar que el pasado otoño el consejero para la Seguridad Nacional, John Bolton, ya pidió al Pentágono que desarrollara un plan operativo para una intervención militar en suelo iraní. Para enredar más las cosas, en marzo el Pentágono anunció el envío de sus aviones más modernos, los F-35, a una base en los Emiratos Árabes Unidos, que está a un paso de Irán y del estrecho de Hormuz.

Funcionarios iraníes han amenazado con cerrar el estrecho si Washington da un paso en falso

Algunos funcionarios iraníes han amenazado con cerrar el estrecho, por donde circula el 22 por ciento del petróleo mundial, si Washington da un paso en falso, si bien no parece muy probable que Teherán sea capaz de mantener cerrado Hormuz durante mucho tiempo habida cuenta de la descomunal diferencia que hay entre la capacidad militar de los dos países.

La posibilidad de que se declare una guerra a corto plazo es mayor que nunca. El tándem Netanyahu-Trump probablemente está considerando que quedan menos de dos años antes de las elecciones americanas. Cinco precandidatos demócratas y una aspirante republicana han anunciado en las últimas semanas que si llegan a la Casa Blanca restaurarán el acuerdo nuclear con Teherán que con tanto esfuerzo logró Barack Obama.

Es una posibilidad que Netanyahu rechaza frontalmente. El primer ministro israelí fue el primero en elogiar las nuevas sanciones contra Irán sin ocultar una enorme satisfacción, la misma satisfacción que horas después compartió Riad. El régimen saudí se ha convertido en una marioneta de Israel puesto que para los saudíes es imprescindible la ayuda de Netanyahu para lavar su imagen en Washington.

Antes de que comenzaran las sanciones, Irán exportaba 2,5 millones de barriles de petróleo al día, mientras que ahora solo exporta 1.1 millones de barriles. El secretario de Estado, Mike Pompeo, que anunció las últimas sanciones, dijo que quiere que las exportaciones iraníes caigan a “cero”. Pompeo, Bolton y el senador Ted Cruz, quien inició la medida, son tres furibundos políticos proisraelíes.

Aunque Teherán ha dicho que sobrevivirá al castigo, es evidente que no le resultará fácil. Se dispararán la inflación, que ya es muy alta, y el desempleo, que también es muy alto, y está claro que la vida cotidiana de la población será cada día más difícil, que es lo que persigue Netanyahu, y por ende Trump.

Lo ocurrido en los pasados dos años, y especialmente en los últimos doce meses, muestra con claridad que Netanyahu ha logrado imponer su criterio en todas las decisiones que Estados Unidos ha adoptado con respecto a Oriente Próximo. El primer ministro israelí, que ya no oculta a nadie que se comporta como un extremista, conduce con riendas cortas la carroza en la que viaja Trump en todo lo tocante a la región, y le dicta su política especialmente en relación a Irán.

Donald Trump y el premier israelí Benjamin Netanyahu, en Nueva York. | Reuters

Donald Trump y el premier israelí Benjamin Netanyahu, en Nueva York. | Reuters

Irán contribuyó decisivamente a derrotar y expulsar al Estado Islámico de Irak, y Hizbolá, aliado de Teherán, expulsó a Al Qaeda de Siria, incluido el Golán, a pesar de que Al Qaeda contaba con el apoyo militar y logístico de Israel. No solo Israel ayudaba a los yihadistas sino que la CIA también colaboraba con los aliados de los yihadistas.

Las provocaciones del eje Netanyahu-Trump son constantes y persiguen cerrar todos los caminos a la negociación. Los intentos de una aproximación, de una negociación, han sido desbaratados una y otra vez por el tándem que forman las administraciones de Israel y Estados Unidos. Este miércoles, los máximos líderes iraníes han reconocido la evidencia de que sus enemigos no quieren negociar.

Ahora habrá que esperar a ver cómo reaccionan los compradores de petróleo iraní, especialmente China. Estados Unidos le ha ofrecido petróleo alternativo, pero hay expertos que indican que los chinos probablemente no abandonarán a Teherán en esta coyuntura y están creando un sistema de pago alternativo al dólar.

Europa, que acaba de crear un sistema de pago alternativo al dólar, podría sumarse a Pequín, aunque todavía es prematuro avanzarlo. El sistema europeo apenas se ha establecido pero esta sería una buena ocasión para desmarcarse de la política desestabilizadora en Oriente Próximo que dicta el tándem Netanyahu-Trump.

Otro país que también puede pillarse los dedos es Turquía, que mantiene unas boyantes relaciones comerciales con Irán. En Ankara no quieren que esas relaciones se vayan a pique simplemente porque la Casa Blanca así lo decida. Y lo mismo puede decirse de otro vecino de Irán, Irak, dos países que mantienen unas relaciones que van más allá de lo estrictamente comercial. El primer ministro iraquí, Adel Abdul Mahdi, dijo el miércoles que no colaborará con el bloqueo de Estados Unidos.

El estrangulamiento de Teherán puede tener consecuencias terribles no solo para los iraníes corrientes, unos 80 millones de personas, sino también para el conjunto de la región.

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