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La defensa de Corbyn al pueblo palestino enfurece al Gobierno israelí

A diario se están lanzando cuchillos afilados contra el líder laborista Jeremy Corbyn, cuchillos que quienes los arrojan dicen que van dirigidos contra el antisemitismo, pero en realidad se dirigen contra las críticas de Corbyn a las políticas israelíes de la ocupación. En el debate cada vez más enconado está en juego la libertad de expresión y la libertad para condenar la injusticia. La batalla que se libra en el Reino Unido repercutirá en todo el continente.

El líder del Partido Laborista Jeremy Corbyn durante una manifestación en Londres. / REUTERS - SIMON DAWSON

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

La campaña orquestada por Israel y sus afines en el Reino Unido tiene el claro objetivo de desacreditar las críticas contra la brutal ocupación que padecen los palestinos, erosionando el liderazgo de Jeremy Corbyn y las políticas progresistas que conduce en distintos frentes, muy especialmente en todo lo tocante con Oriente Próximo.

El Reino Unido se ha convertido en el laboratorio central de Europa en el que se desarrolla la acción coordinada del estado judío y de sus afines para frenar a la izquierda. Benjamín Netanyahu apoya sin tapujos a los partidos europeos de la derecha y de la extrema derecha, incluidos algunos vinculados con el nazismo, y no oculta su animadversión hacia la izquierda en general, más sensible al sufrimiento de millones de palestinos.

La pasada primavera se desveló un caso de interferencias en la alta clase política del Reino Unido por parte de un funcionario de la embajada israelí en Londres. Sin embargo, el escándalo se resolvió rápidamente con el traslado del funcionario a su país de origen y una nota verbal de la propia embajada israelí desautorizando unas acciones que la embajada no podía ignorar.

La acción coordinada de Israel y sus afines contra el partido laborista se produce a diario con el diáfano objetivo de desprestigiar a Corbyn, y una gran parte de las críticas se originan en el seno del mismo Partido Laborista, especialmente en el sector de los hombres leales a Tony Blair, que mantiene estrechas relaciones con Israel. Las críticas tratan de desacreditar a Corbyn por todos los medios posibles con el fin de reemplazarlo por otro político que se pliegue a sus intereses.

En los últimos días, dos aliados de Blair han enseñado los dientes a Corbyn acusándole de fomentar el antisemitismo dentro del partido, un reproche que se ha convertido en el centro de las críticas al líder laborista y que se manifiesta en un goteo constante y diario de responsables laboristas afines a Israel, judíos y no judíos.

El martes, Alastair Campbell, que durante muchos años ha sido alter ego de Tony Blair, se despachó a gusto con un artículo en el que clavaba afilados cuchillos en la carne del actual líder laborista en The Guardian. Decía que ya no quiere ser miembro de un partido en el que a causa de su antisemitismo “la gente decente piensa que (los afiliados) son extremistas”.

Dos aliados de Blair han enseñado los dientes a Corbyn acusándole de fomentar el antisemitismo dentro del partido

Otro blairita, Lord Peter Mandelson, dijo el mismo día que se sentía “sucio” por permanecer en un partido que no quiere hacer frente al antisemitismo en sus filas. Además, lamentaba que hay laboristas con el “virus” del antisemitismo, cuyos nombres no reveló, a los que se les permite hacer carrera en el seno del laborismo. “A lo largo de mi vida nunca conocí el antisemitismo, o el racismo antijudío, como yo prefiero llamarlo, en el partido laborista, pero cuando Corbyn se convirtió en su líder hubo un influjo de millares de personas que entraron en el partido, y desde entonces el antisemitismo se ha extendido como un virus en las bases del partido, y ya se ha mostrado el uso que hace de los medios sociales”, dijo Mandelson pidiendo la dimisión de Corbyn.

Los defensores de Corbyn denuncian que Israel y sus afines se han embarcado en una “caza de brujas”, y que da la casualidad que ninguno de ellos tiene nada que decir de la crueldad de la ocupación israelí. La verdadera cuestión es, para los aliados de Corbyn, si Israel está por encima de la ley y si en el siglo veintiuno se pueden tolerar los abusos diarios que el estado judío comete contra millones de palestinos.

Lo que está en juego no es solo la libertad de expresión en su sentido más básico, sino también si lo poco que queda de izquierda en Europa será capaz de sobrevivir a esas embestidas sistemáticas. El Reino Unido se ha tornado en un concurrido laboratorio donde probablemente se va a dirimir esta cuestión y el resultado sin duda tendrá repercusiones en el resto del continente.

Pero al día siguiente, es decir el miércoles, el profesor judío Geoffrey Alderman, conocido por sus posiciones sionistas, salió en defensa de Corbyn. Condenó la controvertida definición de antisemitismo de 2016 de la International Holocaust Remembrance Alliance (IHRA), que es la definición que ha adoptado el partido laborista, y que ya adoptó el Gobierno británico en enero de 2017, de la que Alderman dijo que “no es apropiada para su objetivo”.

El número de críticos de la definición propuesta por la IHRA no para de crecer. La definición viene seguida por once ejemplos de antisemitismo que también han sido criticados desde numerosos frentes. Y ahora Alderman vuelve a cuestionar los ejemplos.

“Un ejemplo afecta a la condena de antisemita por ‘realizar comparaciones de la política israelí contemporánea con la de los nazis’. Pero el preámbulo que introduce los once ejemplos explica que las manifestaciones de antisemitismo ‘podrían incluir atacar al estado de Israel concebido como una colectividad judía. Sin embargo, las críticas a Israel similares a las que lanzan contra cualquier otro país no pueden considerarse antisemitas’”, dice Alderman.

Y continúa: “Hay regímenes políticos en el mundo a los que se les ha criticado porque se ha dicho que persiguen políticas reminiscentes de los nazis. Es decir, ¿cómo puede ser antisemita realizar comparaciones entre la política israelí ‘contemporánea’ y la de los nazis?”, se pregunta Alderman, cuando es lícito hacer esta comparación con otros países. De hecho, no es insólito que ilustres personalidades israelíes hayan hecho esa misma comparación.

Otro ejemplo que Alderman cuestiona es el de que no se puede acusar a los judíos de “ser más leales a Israel, o a las supuestas prioridades de los judíos a nivel mundial, que a los intereses de sus propias naciones”. Alderman dice que él conoce a muchos judíos británicos que, “bajo ciertas circunstancias, actuarían (y en realidad han actuado) dando preferencia a los intereses de Israel sobre los intereses del Reino Unido. ¿Cómo es posible que se califique de antisemita señalar eso?”

En el debate sobre el antisemitismo en el Reino Unido, centrado en Israel, se está hilando muy fino y no cabe duda de que lo que se decida en el futuro próximo tendrá una gran incidencia en el resto de Europa, especialmente en relación con la izquierda. La figura alrededor de la cual gira esta lucha es el líder laborista Jeremy Corbyn, quien de momento está soportando los ataques cada vez más feroces de Israel y sus afines.

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