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El Reino 'Des-Unido' de Boris Johnson

La amenaza cada vez más real de un brexit si acuerdo el 31 de Octubre ha reactivado las voces a favor de la independencia de Escocia e Irlanda del Norte, los dos países dentro de Reino Unido donde se impuso el ‘no’ a abandonar la UE.

El primer ministro británico, Boris Johnson, en una visita a una ganja de Shervington. (REUTERS/Adrian Dennis)

El auditorio aplaude puesto en pie, él se levanta, sube al escenario, se coloca detrás del atril y en su primer discurso como recién elegido líder del Partido Conservador, Boris Johnson se compromete a cumplir con sus dos principales promesas durante la campaña: el brexit y volver a unir al país –dividido, precisamente, como consecuencia del referéndum del brexit de 2016–. Dos cuestiones tan delicadas como incompatibles.

Ahí están las pruebas: su firme amenaza de que Reino Unido abandonará la Unión Europea el próximo 31 de Octubre ha vuelto a hacer sonar las alarmas en dos de los cuatro países que conforman Reino Unido: en Escocia recobran fuerza las voces que reclaman un segundo referéndum de independencia y una nueva consulta en Irlanda del Norte en caso de un brexit duro.

Sólo lleva dos semanas como Primer Ministro y Boris Johnson ya ha puesto en jaque la permanencia de la unión.

La siempre reclamada independencia de Escocia

Basta con echar un vistazo a la historia para comprobar que Escocia siempre ha sido –y sigue siendo– el país con mayor sentimiento independentista de Reino Unido; aunque –ojo– europeísta en la misma medida. Hasta el punto de que cuando en 2014 se celebró el referéndum sobre su independencia, los escoceses votaron por mayoría (55,3%) a favor de dejar las cosas como estaban en gran medida porque seguir dentro de Reino Unido significaba seguir formando parte también de la Unión Europea.

Otra prueba más llegó dos años más tarde y en otro referéndum, el del brexit: Escocia fue el país que con mayor fuerza rechazó la salida de la UE (62% de los votos a favor de permanecer).

La paradoja de que a partir del 31 de Octubre pueda quedar atrapada dentro de un Reino Unido fuera de la Unión Europea ha hecho crecer el numero de partidarios de la independencia e incluso ha reactivado la maquinaria a favor de un nuevo referéndum.

El gobierno escocés ya ha aprobado y publicado el proyecto de ley para poder celebrarlo en 2021 si el brexit se lleva a cabo. Porque, como ha asegurado su ministra principal, Nicola Sturgeon, del independentista Partido Nacional Escocés: “detrás de todos los faroles y las bravuconadas, [el de Boris Johnson] es un gobierno peligroso para Escocia y para todo el Reino Unido”. También ha desvelado que durante la reunión bilateral que mantuvieron hace sólo unos días y en la que se dice que tuvieron una discusión muy “enérgica” sobre la independencia, llegó a proponerle un debate en televisión sobre el asunto. Sturgeon dice que no obtuvo respuesta.

Por supuesto, es a ella y a los suyos a quienes Johnson acusa de la división dentro del país: "Creo que hay una campaña para destruir la Unión y está representada por el Partido Nacionalista Escocés”, ha asegurado.

¿El regreso de un sola Irlanda?

Que Irlanda del Norte es el territorio más expuesto a las consecuencias de un brexit sin acuerdo es tan obvio como que el asunto que mantiene bloqueado el acuerdo entre Reino Unido y los líderes de la UE es la manera de evitar el regreso a una frontera dura con la República de Irlanda, como la que hubo durante el conflicto armado y a la que se puso fin con los Acuerdos de Viernes Santo de 1998.

Con menos de un siglo de historia –se constituyó en 1921– hoy son muchos quienes creen que Irlanda del Norte podría no llegar nunca a cumplir los cien años. Porque la situación allí desde la celebración del referéndum del brexit en 2016 no es muy distinta a la de Escocia. De hecho, con los mismos abucheos que en Edimburgo han recibido a Johnson estos días en Belfast.

Aquel 23 de junio de hace 3 años los norirlandeses votaron por mayoría (56%) a favor de permanecer en la UE y apenas hubo que esperar unas horas para que, tras saberse que el apoyo al brexit se había impuesto a nivel nacional, desde el propio gobierno su viceprimer ministro, Martin McGuinness, reclamara la celebración de un referéndum en el que se preguntara a sus ciudadanos sobre la permanencia en un Reino Unido fuera de la UE o la adhesión a la República de Irlanda.

La llegada de Boris Johnson, sus amenazas del brexit –sí o sí– el próximo 31 de Octubre y las probabilidades en aumento de que éste se produzca de forma abrupta, vuelta poner sobre la mesa el asunto. En palabras de su vecino, el primer ministro de Irlanda, Leo Varadkar, el debate será inevitable “si Gran Bretaña saca a Irlanda del Norte de la Unión Europea en contra de los deseos de la mayoría de los norirlandeses”.

Desde el Sinn Feinn también se lo han dicho. Su líder Mary Lou McDonald le dejó claro a Johnson que un brexit sin acuerdo no puede ser compatible con el actual status quo porque representa un cambio dramático de las circunstancias en esta isla y sería impensable que a la gente no se le diera la oportunidad de decidir sobre nuestro futuro juntos”.

Hay que tener en cuenta que más allá de la división general de Reino Unido, la población de Irlanda del Norte está a su vez profundamente dividida entre quienes se sienten británicos (46,7%) y quienes se consideran irlandeses (58,6%). Un estudio refleja ahora que “el brexit ha hecho que aquellos que tienen una identidad irlandesa más fuerte sean más propensos a estar a favor de una Irlanda unida”.

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