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Primer aniversario del asesinato del periodista La Justicia no persigue a los asesinos de Khashoggi un año después

Transcurrido un año de la muerte del periodista Jamal Khashoggi en el Consulado de Arabia Saudí en Estambul, las investigaciones que se han llevado a cabo en la ONU, Estados Unidos y en su país de origen parecen paralizadas. La reputación del príncipe heredero Mohammad bin Salman ha resultado muy dañada en Occidente, pero hasta ahora ningún responsable ha pagado por el asesinato.

Un manifestante ilumina con una vela una imagen del periodista Jamal Khashoggi, asesinado en el consulado de Arabia Saudí en Estambul.- Osman Orsal/REUTERS

EUGENIO GARCÍA GASCÓN

El 2 de octubre se cumple el primer aniversario del asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, ocurrido poco después de entrar en la representación consular de su país en Estambul para arreglar documentos personales con la intención de casarse con una ciudadana turca. El incidente tuvo desde el principio una gran cobertura mediática pero no ha tenido consecuencias para quienes perpetraron el crimen.

La cadena estadounidense Public Broadcasting Service (PBS) adelantó esta semana una entrevista con el príncipe Mohammad bin Salman en la que el heredero del trono saudí admitió que estuvo al corriente del asesinato. Es la primera vez que MBS admite públicamente haber estado al tanto del asesinato, una acusación que en el pasado han mantenido distintos elementos de la ONU y Estados Unidos, incluida la CIA.

La prometida de Khashoggi, Hatice Cengiz, ha lamentado que las autoridades de Estados Unidos, país en el que residía habitualmente el periodista, que colaboraba como columnista con The Washington Post, no hayan adoptado medidas para llevar la investigación hasta el final y sacar las conclusiones pertinentes, a pesar de que los servicios de inteligencia norteamericanos han revelado que detrás del mismo se halla el príncipe saudí.

La relatora de la ONU Agnes Callamard, que investigó el incidente, ha pedido “paciencia y resiliencia” a la prometida de Khashoggi y a todos los que desean que se haga justicia, instándoles a que no cejen en su empeño. La relatora ha atribuido vagamente la ausencia de decisiones de la administración de Donald Trump al clima geopolítico que impera a escala internacional.

“La verdadera justicia requiere tiempo. Sé que es difícil, pero es la realidad del mundo en que vivimos”, explicó Callamard, para continuar denunciando el juicio aparente que ha tenido lugar en Riad contra once sospechosos y pedir que se aísle a Riad en plano internacional, mudando a otro lugar la cumbre del G20 que debe celebrarse allí en noviembre de 2020. Callamard ha vuelto a hacer un llamamiento a la CIA para que desclasifique la investigación y ha pedido al FBI que abra una investigación penal, algo que parece muy improbable que ocurra mientras Trump esté en la Casa Blanca.

En la entrevista con PBS, MBS se refiere al asesinato de Khashoggi en los siguientes términos: “Asumo toda la responsabilidad porque ocurrió bajo mi mirada”, pero a continuación añade que él no ordenó personalmente el asesinato y que no hubiera podido controlar “a los 20 millones de habitantes ni a los tres millones de funcionarios del gobierno” que hay en Arabia Saudí.

Khashoggi fue asesinado en el interior del Consulado tras una agitada discusión de 15 minutos con una quincena de agentes de los servicios de inteligencia de su país que llegaron a Estambul para persuadirlo de que viajara a Arabia Saudí. Las cámaras de seguridad situadas fuera del Consulado grabaron su entrada pero no su salida. Según distintas informaciones publicadas inicialmente en Turquía y que recogen la última conversación entre el periodista y los agentes saudíes, cuando el periodista rechazó la invitación fue muerto en el interior del Consulado y descuartizado, sin que hasta hoy se hayan encontrado los restos del cadáver.

La imagen pública de Bin Salman se resiente

Las informaciones que han trascendido han representado un duro golpe para el príncipe, que controlaba personalmente las actividades de los servicios de inteligencia. En el incidente aparecen implicados varios miembros de los servicios de inteligencia que despachaban habitualmente con MBS y a los que incluso se considera que eran amigos suyos. Once saudíes están siendo juzgados entre bambalinas en Riad, pero entre ellos no hay ningún responsable y los procedimientos se mantienen en secreto.

En junio, la relatora Callamard difundió un informe en el que calificó de “ejecución deliberada y premeditada” la muerte del periodista de 59 años, y pidió a la ONU que abriera una investigación contra el príncipe y contra otros funcionarios aparentemente implicados en el asesinato. Por su parte, la CIA determinó que MBS ordenó personalmente la muerte del periodista.

También fue un duro golpe para el príncipe el hecho de que su imagen y la de Arabia Saudí se deterioraran en gran manera, a pesar de que MBS justamente había tratado de mejorarlas en lo tocante a los derechos humanos. El hecho de que el número de ejecuciones de condenados a muerte por actuar contra el estado se haya mantenido muy alto, también ha perjudicado a la reputación de MBS.
El príncipe ha salido en contadas ocasiones de su país y no ha visitado Estados Unidos ni Europa desde el asesinato. Cualquier viaje a Europa o a Estados Unidos probablemente dañaría aún más su imagen puesto que suscitaría sonadas protestas entre la opinión pública.

Mientras en un primer momento los funcionarios de Riad indicaron que Khashoggi salió vivo del Consulado y desconocían su paradero, más adelante reconocieron que había sido asesinado en el interior de la representación diplomática, aunque descartaron cualquier implicación de MBS. Según esta última versión, el asesinato lo cometieron elementos de los servicios de inteligencia que obraron por su cuenta y no siguieron órdenes de sus superiores.

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