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Economía mexicana La economía de México se estanca tras un año de López Obrador y su modelo postneoliberal 

El gobierno de México ha firmado un acuerdo con el sector privado por un valor de 40.900 millones de euros entre cuyos impulsores se encuentran Ana Botín y Carlos Slim.   

Ana Botín avala ampliamente la gestión de López Obrador, presidente de México. Gobierno de México.

La economía mexicana, en recesión hasta junio de este año y, desde entonces, con crecimiento 0, es hoy una oportunidad de oro para invertir. Al menos, así lo ven la octava mujer más poderosa del mundo, Ana Patricia Botín, y el quinto hombre más rico del planeta, el mexicano Carlos Slim, ambos según la revista Forbes.

Los dos empresarios lo expresaban públicamente esta semana, que comenzó con la noticia de que el PIB nacional se redujo un 0,1% por tres trimestres consecutivos, desde octubre de 2018, y que en el tercero de 2019, se estancó en comparación el trimestre anterior, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (Inegi). Todo ello, en vísperas de que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, celebre, este 1 de diciembre, el primer aniversario de la autoproclamada "Cuarta Transformación", su mandato de seis años.

Apoyo al presidente, a pesar de los datos

Las declaraciones de Botín y Slim fueron, de facto, un apoyo a la gestión económica del presidente de México durante su primer año en el Palacio Nacional, muy cuestionada, especialmente, a raíz de los últimos datos. “México, que tiene finanzas publicas sanas, una inflación muy moderada, presupuestos moderados, (y) la intención del Gobierno es de no subir la deuda publica; se vuelve muy atractivo”, explicaba Slim esta semana, al hilo de la presentación del Plan Nacional de Infraestructura.

Se trata de un acuerdo entre el Gobierno de México y el sector privado para invertir unos 40.900 millones de euros en 147 proyectos de obra pública durante 2020. Entre ellas se incluyen dos megaproyectos en el sur de país: el Tren Maya, de carácter turístico y que conectará a cinco estados, y el corredor interoceánico, que comunicará la costa atlántica con la pacífica.

El objetivo de estos dos proyectos es recortar la brecha que hay entre norte y sur del país, con crecimientos del PIB tan dispares como del 11,4% en estados fronterizos con Estados Unidos y del -10,5%, en algunos que colindan con Centroamérica, según datos del Inegi de 2017.

Slim, presidente del Grupo Carso, dijo que los grandes fondos de pensiones europeos y estadounidenses están ávidos por huir de las tasas de intereses nulas o negativas que ofrecen sus países y encontrar inversiones rentables a largo plazo. “En México pueden tener una tasa de interés de 7,5% en bonos del tesoro mexicano, con inflación menor al 3%”, añadía este ingeniero de formación.

Sus empresas van a invertir en un 20% del paquete de proyectos previstos para el año que entra, y el Banco Santander, pondrá otros 4.762 millones de euros, según confirmaba su presidenta. “Es el momento de invertir en México y de comprar México”, afirmaba Botín, en su visita al país esta semana, en la que se reunió con el presidente López Obrador.

Las causas del estancamiento

El Plan Nacional de Infraestructura espera ser la palanca del crecimiento que tanto anhela México, un país que arrastra una tasa de crecimiento promedio de 2,4% desde 1993 (considerado bajo para un país en vías de desarrollo) y que, desde octubre de 2018, es ya inexistente. “Desde antes de que empezara el sexenio, ya se veía una desaceleración en la parte industrial que se subestimó, y permite ver que un año de retrocesos resultó en recesión”, explica a Público el director del think tank Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, José Luís de la Cruz.

La baja inversión pública y privada tampoco ayudaron. La primera, porque el presidente López Obrador limitó abruptamente el gasto público, “austeridad republicana”, como el la llama. En la segunda, tuvo mucho que ver la incertidumbre que generó el nuevo gobierno, el primero que lidera un partido considerado por algunos de izquierdas y populista. Una de las primeras decisiones que tomó López Obrador, y que más abonaron en la desconfianza que despertaba su figura, fue la de cancelar la construcción de un nuevo aeropuerto en la capital del país.

A todo esto, se sumó el desplome de la producción de crudo y el endeudamiento de la petrolera estatal, Petróleos Mexicanos (Pemex), que llevó a que en junio de este año, la calificadora Fitch Ratings degradara la calificación de Pemex a bonos basura. 

Crecimiento vs desarrollo

La temida palabra recesión no pareció quitarle el sueño al presidente. “Vamos bien en la economía en general”, decía esta semana en una de sus conferencias mañaneras. “No hay el crecimiento que quisiéramos”, reconocía“ (pero) tenemos otros indicadores”.

AMLO, acrónimo por el que se conoce popularmente a López Obrador, se refería a una dicotomía que le sirve para explicar los principios de su modelo económico: prioriza el desarrollo al crecimiento, es decir, le importa más aumentar el bienestar que la actividad económica.

Los cimientos de este modelo postneoliberal, como el presidente lo llama, se encuentran en el libro del presidente mexicano que este domingo se pone a la venta en papel: Hacia una economía moral. En su primer año al poder, los programas sociales han sido una de las partes más visibles de esta estrategia. “En la mitad de los hogares del país llega un programa de bienestar”, dijo en un vídeo publicado en sus redes sociales esta semana. “Por el bien de todos, primero los pobres”, sentenciaba, repitiendo una de sus frases-eslogan más conocidas.

“Es un mensaje mas político que económico. El presidente sabe que la definición de desarrollo requiere de crecimiento”, afirma De la Cruz. La visión del economista contrasta con la de los empresarios. Para el, la desaceleración se va a mantener y, probablemente, México cierre el 2020 con datos similares a los actuales.

A principios de este año, el Bank of America redujo las perspectivas de crecimiento del PIB mexicano al 1%. Andres Manuel López Obrador lo retó: “Si ellos dicen 1%, yo digo más del 2. Vamos a ver quién tuvo razón”.  A 1 de diciembre, los datos del Inegi confirman que ganó el banco estadounidense. Pero, López Obrador tiene hoy a Ana Botín y a Carlos Slim apostando por México. 

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