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Italia Roma, una capital atenta por el coronavirus

En la capital de Italia hay una gran atención acerca del coronavirus, pero la vida transcurre con normalidad. Los medios de comuncación del país remarcan que los fallecidos hasta ahora han muerto 'con' coronavirus y no 'por' coronavirus. Las autoridades italianas aconsejan mascarillas "sólo en el caso de estar enfermo". Así pues, la gran mayoría, en Roma, prefiere no llevar ningún tipo de mascarilla, pero hay quien opta igualmente por una mayor protección.

Turistas pasean junto al coliseo en Roma portando mascarillas. / Reuters
Turistas pasean junto al coliseo en Roma portando mascarillas. / Reuters

"Hay que ver la que se está liando", me comenta sin venir a cuento un taxista, con el vehículo en marcha. "¿Se refiere a lo del coronavirus, verdad?", le pregunto. Y empezamos a mantener una conversación. Mientras nos desplazamos por el centro de la capital italiana, Paolo, el conductor del taxi no lleva ninguna mascarilla. Sólo algunos, por no decir casi nadie, la lleva puesta andando, conduciendo o trabajando por la Ciudad Eterna. Mientras periódicos como el conocido La Repubblica, hace un par de días, titulaba "Media Italia en cuarentena" en primera página con apenas 200 contagiados en aquel momento; en Roma la vida transcurre con normalidad.

El hombre está muy indignado con la situación y suelta una enorme cantidad de teorías acerca de cómo, según él, empezó el foco de infección por coronavirus en el Norte de Italia. "¿Sin embargo Usted no lleva ninguna mascarilla puesta, no?", le pregunto. "Lo cierto es que no creo que sea necesario llevar mascarilla, aunque haya mucha gente que lo haga", se sincera. Cuando se presenta el primer semáforo en rojo, se agacha a abrir la guantera del coche y saca varias unidades precintadas y mira hacia atrás: "Pero he comprado alguna que otra ¿sabe? Por si las moscas", detalla.

"Sé perfectamente que es una exageración y no hará falta, pero me he hecho con unas cuantas mascarillas para no quedarme sin ellas", explica. Y es que una de las anécdotas más contadas en los últimos días es que "en ninguna parte de Italia se encuentran mascarillas", como han informado numerosos medios tanto italianos como internacionales. Hay que tener presente que dicho producto es la quintaesencia visual de una alerta sanitaria, de este modo hacer referencia constante a ello ha favorecido que muchos italianos y extranjeros corrieran a comprarse más de una.

"Mi mujer y yo sabemos que no es necesario, de hecho a nuestros hijos la decimos que no las usen", aclara. "El problema es que no ha sido fácil comprarlas. Y eso que valen más de 25 euros cada una", explica mientras me enseña una, de las que tienen un sistema de filtros a la altura de la boca para retener eventuales partículas: "Las normales previenen, pero no tanto como éstasde la misma manera. Yo he conseguido hacerme con todas éstas", debían ser como unas 4 o 5, "porque mi mujer es enfermera y conoce a unos farmacéuticos amigos que las tenían disponibles en la tienda y que todavía no las habían vendido. No nos han hecho ningún favor, porque las hemos comprado regularmente y con su precio oficial. La cuestión es que muchos han hecho lo mismo y por eso hoy, en Roma, es más difícil encontrarlas".

Turistas con máscaras protectoras descansan junto a la fuente de Barcaccia en Roma, Italia. REUTERS / Remo Casilli
Turistas con máscaras protectoras descansan junto a la fuente de Barcaccia en Roma, Italia. REUTERS / Remo Casilli

Esa es, exactamente, la cuestión: "Hoy, en Roma, es más difícil encontrarlas". No es imposible. Todo ello, no obstante determinados medios de comunicación internacionales, favorecidos por sus periodistas, apelaran a la total escasez de mascarillas mucho antes de que se conociera el foco de contagio por coronavirus que ahora mismo mantiene a una comarca de 10 pueblos en cuarentena en Lombardía. "Ya no hay mascarillas en ninguna parte de Roma" o "imposible encontrar mascarillas en ninguna parte de Italia" se ha ido leyendo de forma prematura tanto en determinados medios de comunicación, como en las redes sociales. "Agotadas las mascarillas en la estación de Termini", se ha leído a menudo, la semana pasada, en las cuentas de la red social Twitter de diferentes periodistas italiano y corresponsales extranjeros. Ante una crisis por coronavirus como la actual ¿acaso no es razonable que en una estación equivalente a Atocha en Italia, no hubiera mascarillas? Es más: ¿Cuántas mascarillas puede tener habitualmente, sin alertas, una farmacia cualquiera?

Dicho de otro modo: antes de que hubiera una verdadera alerta como la actual, cuando entonces la preocupación podría ser comprensible –sobre todo en la denominada zona roja, con más de 200 contagios, y en el resto de Lombardía, por prevención–; muchos periodistas en Italia han querido llamar la atención, antes de lo previsto, acerca de la ausencia de mascarillas "en todo el país". Tras todo lo ocurrido, ahora sí es razonable pensar que hoy hay menos unidades en el país con forma de bota.

Ni en los autobuses, ni en la calle, ni frente a los monumentos, ni en los trenes y ni en los aviones: casi nadie lleva mascarillas en Roma. Esto no quita que haya muchas personas que, por prevención, las hayan comprado y, ocasionalmente, decidan ponérselas. Transitando a pie por la Ciudad Eterna, se puede apreciar que muchos de aquellos que optan por proteger su rostro con una mascarillas son precisamente asiáticos. Algo que, habitualmente, no sólo en las últimas semanas, hacen habitualmente. Y es que al parecer, según lo relatado en los medios de comunicación italianos, los ciudadanos procedentes de Asia tienen la costumbre de usar mascarillas para evitar el contagio de los demás, y no tanto para evitar enfermedades. En las recomendaciones publicadas en los últimos días por las autoridades italianas, se habla de "usar mascarillas sólo si se sospecha de estar enfermo". Así pues, aunque las mascarillas se empleen, con cierto sentido común, para evitar un eventual contagio; se usan, sobre todo, para proteger a los demás.

"La verdad es que el otro día se subió un asiático al taxi y empezó a estornudar repetidamente. No tenía ni udea de si era chino o no, pero aunque sea por un segundo, me puse en lo peor", admite Paolo. Pero por otro lado, aclara: "No podemos vivir en el miedo, ahora nos ha tocado esto y listo, habrá que aguantarlo. Me niego a estar preocupado todo el día, porque entonces uno no vive. Tiene lógica que en la zona roja estén más preocupados, pero todo se andará", augura el taxista. "A las malas, oye, me compro un montón de botellas de agua y listo".

Una de las grandes imágenes que han llamado la atención estos días se refiere a cómo los habitantes de la zona roja han hecho grandes colas en los supermercados dejando las estanterías prácticamente vacías. Aunque dicha fotografía es muy potente, esto tiene sentido sobre todo si se habla del territorio acordonado, no de otras zonas fuera de peligro. Esto ha llegado al extremo de que hay personas que han llenado el carro de la compra con más de 50 litros de agua. Cierto es que en Italia hay una costumbre muy popularizada de comprar agua embotellada, sobre todo para aquellos que la compran con gas; pero el agua corriente, del grifo, no tiene nada quer ver con el contagio por coronavirus. Un ejemplo más, así pues, de la exageración de muchos a la hora de pensar, seriamente, en los riesgos de una posible epidemia.

En un clima en el que los medios de comunicación italianos e internacionales empiezan a informar y contextualizar cada vez con más detalle acerca de los riesgos del Covid-19; se hace hincapié en las cifras, pero remarcando que los fallecidos hasta ahora han muerto con coronavirus y no por coronavirus. Un detalle que podría parecer banal, pero entra dentro de las correctas informaciones destinadas a tranquilizar a los ciudadanos; tanto en Roma, como en el resto de ciudades de Italia. El clima mediático ayudará a una correcta convivencia con el fenómeno. Sólo esto evitará que Paolo, ante la duda, prefiera llevar mascarilla en su taxi.

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