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Neonazis Alemania Amenazas de muerte de neonazis en Alemania destapan la posible infiltración de la extrema derecha en la Policía

Diversas mujeres de la esfera pública y política alemana reciben amenazas de muertes firmadas como ''NSU 2.0''. Desde la policía del estado federado de Hesse se consultaron datos personales de algunas de las mujeres antes de que llegaran las amenazas.

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Agentes de Policía en Alemania. EFE/Archivo

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Internacional

No es un fenómeno nuevo. Las autoridades lo denunciaron y anunciaron investigaciones. Pero continúa sucediendo. Y además salpica a la policía. Amenazas anónimas de muerte recibidas por carta con una firma: NSU 2.0, en relación al grupo terrorista neonazi que asesinó a diez personas entre los años 2000 y 2007.

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La primera llegó en agosto de 2018. Seda Basay-Yildiz, abogada de una de las víctimas de la NSU, recibió una carta en la que se incluían datos personales, que no eran de dominio público, y en la que se le deseaba la muerte. Desde entonces, lejos de desaparecer, las misivas amenazantes han aumentado. Durante las últimos días, las han recibido diversos periodistas como la presentadora de la televisión pública ZDF Maybrit Illner o el reportero turcoalemán Deniz Yücel. Antes las amenazas se habían dirigido a la cómica berlinesa Idil Baydar, las diputadas regionales de Die Linke (La Izquierda) en Berlín, Anne Helm, y en Hesse, Janine Wissler, y las parlamentarias federales por el mismo partido Martina Renner y Helin Evrim Sommer.

Según anunció la Fiscalía de Fráncfort el pasado jueves, las amenazas se comenzaron a enviar "a un círculo más amplio de destinatarios".

Contactado por este periódico, el equipo de prensa de Sommer, aseguró que la diputada no quería hacer declaraciones por el momento y remitió al comunicado realizado por los jefes del grupo parlamentario de Die Linke, en el que piden una condena enérgica por parte de toda la sociedad.

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No obstante, los asesores de Sommer sí aseguraron que la Oficina Federal de Investigación Criminal (BKA) ya se había hecho cargo del asunto y que estaba en comunicación con la parlamentaria sobre los pasos a seguir.

El escándalo salpica a la policía

Aparte de por el peligro que suponen, especialmente teniendo en cuenta que hace solo un año el político conservador Walter Lübcke fue asesinado, presuntamente, por un terrorista de extrema derecha, esta serie de amenazas de muerte causa alarma en Alemania porque también salpica al cuerpo policial.

El pasado martes, el jefe de la policía del estado federado de Hesse, Udo Münch, dimitió tras conocerse que desde un ordenador de una oficina policial de la localidad de Wiesbaden alguien había consultado de manera ilegal datos privados sobre algunas de las mujeres que han recibido amenazas. Inmediatamente, este hecho disparó las sospechas sobre la existencia de redes neonazis o de extrema derecha infiltradas en las fuerzas de seguridad.

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''Conocemos una serie de escándalos que no pueden describirse como casos individuales debido a su gran número'', explica Felix Müller, de la berlinesa Mobile Beratung gegen Rechtsextremismus, una organización que ofrece apoyo y ayuda a las personas que han sufrido episodios de racismo o antisemitismo o ataques de la extrema derecha. ''Los casos van desde la participación de agentes de policía en la red de extrema derecha ''Nordkreuz'', que se preparaba para un ‘Día X’ planeando asesinar a opositores políticos, hasta incidentes en los que se documentan revistas o símbolos de extrema derecha en, por ejemplo, vehículos oficiales de la policía''.

Tanto organizaciones civiles como formaciones políticas piden que se aclaren los hechos. Y no solo la izquierdista Die Linke. En declaraciones para los periódicos del grupo mediático Funke, la colíder de los socialdemócratas alemanes (SPD), Saskia Esken, aseguró que las amenazas ''no son casos aislados''. ''Esto debe ser una señal de alarma para los políticos, para que por fin se actúe de manera consecuente''. También desde Los Verdes se ha pedido que se investiguen ''las aspiraciones anticonstitucionales en las fuerzas de seguridad''. E incluso el ministro del Interior, el conservador Horst Seehofer, anunció que los hechos deben ''aclararse por completo''.

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En 2018, se investigó a una funcionaria policial de Fráncfort desde cuyo ordenador se consultaron los datos de la abogada Seda Basay-Yildiz poco antes de que recibiera la primera amenaza firmada como "NSU 2.0". Varios agentes, además, fueron suspendidos. Pero dos años después, el fenómeno vuelve a repetirse.

Antes de aceptar la dimisión del jefe policial, el consejero de Interior de Hesse, Peter Beuth, ya había nombrado un investigador especial para aclarar el caso. Aunque por el momento no hay detenidos y no ha trascendido que haya sospechosos. Ni por el envío de las nuevas amenazas, ni por el hecho de que se hayan vuelto a consultar datos privados en los ordenadores de la policía.

Neonazis en el Ejército

''Que incidentes de este tipo se repitan dos años más tarde de forma casi idéntica es un grave problema. Además, supone una clara amenaza para todos aquellos que figuran en las llamadas 'listas negras' de la extrema derecha'', sostiene Felix Müller. Y añade: ''Además también hay que tener en consideración la existencia de redes de extrema derecha en fuerzas policiales de otros estados, no solo las de Hesse''.

La violencia de la extrema derecha aumentó un 10% en 2019 en comparación con el año anterior, según el informe presentado hace unos días por la Oficina de Protección de la Constitución. En total hubo 22.342 delitos, entre los que se incluyen el asesinato de Walter Lübcke, el atentado racista en Hanau y el ataque antisemita contra una sinagoga en Halle.

El escándalo de las amenazas de muerte y su presunta relación con la policía de Hesse se produce poco después de que la ministra del Interior y todavía jefa de los conservadores alemanes (CDU), Annegret Kramp-Karrenbauer, anunciara una reforma estructural del Mando de Fuerzas Especiales (KSK), la unidad de élite del Ejército alemán, por la elevada presencia de neonazis. A mediados de mayo se descubrieron municiones y explosivos en la propiedad de uno de sus soldados. Además, Kramp-Karrenbauer aseguró que cerca de 48.000 cartuchos de municiones y 62 kilogramos de explosivos habían desaparecido por completo de esa unidad.

Las organizaciones civiles de Alemania presionan para que se investigue y se publique hasta qué punto hay infiltradas redes de extrema derecha en todos los cuerpos de seguridad. Temen que, de no ser así, se produzcan nuevos atentados. ''Una cosa está clara: las amenazas de muerte que hemos conocido ahora, el asesinato de Walter Lübcke y los atentados de Halle y Hanau no salieron de la nada, sino todo lo contrario: los llevan a cabo autores que se sienten legitimados por un clima político''.

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