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La cita diaria de Manu Pineda con la muerte en Gaza

EUGENIO GARCíA GASCÓN

Manu Pineda concede a la muerte una cita diaria. Es uno de los activistas que viajan en las ambulancias que recogen a los heridos en las zonas más calientes, las que más sufren constantemente los bombardeos de Israel. Manu y sus compañeros arriesgan su vida sin ni siquiera estar dispuestos a revelar cuándo se subirán en la siguiente ambulancia, ni a qué zona específica irán. Lo consideran una información estratégica que no debe caer en manos del ejército israelí para que su misión tenga más poder de disuasión.

Manu vive en un céntrico apartamento den la ciudad de Gaza que en gran parte se financia con las aportaciones que realizan los voluntarios occidentales que se alojan aquí durante días o meses y que emplean su tiempo en actividades solidarias con los palestinos. Para muchos de ellos Palestina constituye un elemento central dentro de su visión revolucionaria o dentro de su aspiración a la justicia universal.

Desde hace diez días a Manu se le asigna un turno en las ambulancias. Los turnos se los reparte con otros voluntarios de Venezuela, Suecia, Estados Unidos, Australia, Francia y el Reino Unido. 'Ayer mismo los drones dispararon tres cohetes alrededor de mi coche cuando me dirigía a comenzar mi turno. Fueron tres avisos del ejército. Es la vez que más directamente me han avisado', dice este malagueño de adopción de 48 años.

Manu se interesó por el problema palestino desde su juventud pero no fue hasta 2011, cuando la flotilla de la libertad trató sin éxito de romper el bloqueo de Gaza, cuando comenzó a viajar a la zona. 'La primera vez llegué a través de Egipto, contacté con víctimas de la operación Plomo Fundido, con campesinos y con pescadores', recuerda.

Veterano militante del PCE, Manu estuvo implicado en el movimiento sindicalista andaluz durante muchos años. 'Creamos un tejido con numerosas actividades, con manifestaciones y con charlas en la que nuestra principal referencia era Cuba, y tratábamos de dar algo de nosotros a la sociedad. Fue en este contexto cuando empezamos a conocer la realidad palestina, especialmente a raíz de la primera intifada que comenzó en 1987'.

'He leído bastante a los clásicos del marxismo, a Marx, Engels y Lenin. En lo referente a la cuestión palestina, he leído entre otros al israelí Ilan Pappe, al palestino Salah Jamal, que tiene un libro breve que es una buena fotografía temporal y básica del tema, y a Teresa Aranguren, a quien encuentro bastante pedagógica'.

'El foco de mis actividades no se centra en una crítica a Israel sino en una crítica a los gobiernos occidentales que apoyan las políticas de Israel. De ahí que sea importante no recibir ayudas institucionales, pues este tipo de ayudas te coartan la libertad de expresión y no te permiten hablar con claridad', explica Man

'Mis actividades las financio con la ayuda de mi familia, aunque se trata de una ayuda insuficiente'

'Mis actividades las financio con la ayuda de mi familia, aunque se trata de una ayuda insuficiente. Recaudamos algo más con conciertos, pero estamos obligados a llevar una vida austera. Comemos básicamente hummus y falafel, dos platos bastante asequibles. Consideramos que esto es preferible a recibir subvenciones institucionales que acaban por condicionar tu trabajo. De esta manera no dependemos de nadie, lo que es una ventaja'.

'Algunas veces se producen malentendidos. El embajador de Palestina en Madrid me tenía en muy mal concepto hasta hace poco porque decía que yo estaba apoyando a Hamás. Pero puedo contar la siguiente anécdota: hace un tiempo me reuní con Mahmud al Zahhar (uno de los principales líderes de Hamás en Gaza), y él me empezó a hablar del islam y de su expansión por todo el mundo. Entonces yo lo paré y le dije que era comunista y ateo y que no me interesaba hablar de religión sino de política. Y él lo entendió y lo aceptó con naturalidad'.

'Aparte de esta anécdota, nunca he tenido problemas con Hamás. Ellos saben que soy ateo y comunista, y que no soy un buen ejemplo para la sociedad. Sí que he notado que Hamás tiende a ejercer sobre los activistas extranjeros un exceso de protección, supongo que porque ha habido algún incidente aislado que ha provocado este comportamiento, como el asesinato del italiano Vittorio Arrigoni en 2011. No quieren que nos ocurra nada y algunas veces se exceden en la protección que nos dan', dice este soldador y electricista de profesión.

'La unidad palestina es un paso importante en la dirección correcta, aunque observo que la sociedad de Gaza está muy dividida. Israel ha querido acabar con Hamás pero no lo ha conseguido, se ha equivocado, y con esta guerra ha logrado justamente lo contrario a lo que buscaba: unir más a los palestinos. Sin embargo, soy un pesimista irreductible y creo que la unidad no se va a consolidar'.

'Creo que Netanyahu no quería esta guerra porque desplazaría el foco de atención hacia él y hacia Gaza, pero la resistencia ha conseguido crear una situación que es positiva para la causa palestina. No obstante, no querría dar lecciones a la resistencia palestina sino ayudar en la medida de nuestras posibilidades'.

Manu tenía previsto volver a España el 15 de junio, pero dos días antes fueron capturados tres jóvenes colonos judíos cerca de Hebrón. Se temió lo peor y decidió cancelar el viaje. 'Necesito unas vacaciones, ir a la playa con mis hijos, pero no saldré de Gaza hasta que termine todo esto'. De momento, Manu seguirá viajando un día sí y otro también dentro de las ambulancias que corren un gran riesgo acercándose a las zonas en conflicto.

'Admiro a los paramédicos palestinos que viajan en las ambulancias cada día y ponen sus vidas en peligro continuamente. Desde hace tres meses que no cobran su salario, mientras que otros funcionarios de la ANP que llevan tres años sin hacer nada lo siguen cobrando puntualmente', dice Manu.

 

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