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Calma tensa en Bruselas tras el adelanto electoral en España: los escenarios que se abren para su presidencia de la UE

El nuevo contexto impulsa las posibilidades de Pedro Sánchez para liderar la OTAN en caso de derrota electoral en julio.

30/05/2023 - El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa, a 30 de mayo de 2023, en Madrid.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez en el Palacio de la Moncloa, a 30 de mayo de 2023, en Madrid. Eduardo Parra / Europa Press

El anuncio de las elecciones de España el próximo 23 de julio ha sido recibido con sorpresa en Bruselas. El país asume el 1 de julio la Presidencia del Consejo de la UE por quinta vez en su historia. Un ejercicio para el que lleva trabajando desde hace mucho tiempo, un cargo simbólico pero envuelto de mucha trascendencia para la 'Marca España' y, especialmente, una presidencia que llega en un momento clave para la UE porque será la última completa antes del fin de la actual legislatura.

Por todo ello, en la capital comunitaria reina una tensa calma. A su vez, el giro de calendario electoral propulsa las posibilidades de Pedro Sánchez para hacerse con los mandos de la OTAN.

La presidencia del Consejo de la UE, que los Estados miembros se turnan cada seis meses, es un ejercicio de fontanería cuyo valor añadido real es un trabajo técnico poco visible. Su gran fortaleza radica en tejer consensos, marcar agenda, ser el árbitro en el edificio del Justus Lipsius, cerrar conclusiones y acuerdos.

El calendario, de momento, no se ve afectado por el adelanto de las urnas. Pero sí podrían hacerlo los dosieres y las legislaciones en marcha. En Bruselas, no adelantan acontecimientos y de momento se agarran a las garantías esbozadas por Pedro Sánchez de que el país no descuidará su responsabilidad y su deber durante las seis meses con las riendas de la UE.

Pero, a pesar de ello, las implicaciones y las repercusiones de esta coincidencia serán imposibles de evitar. Todo el mes de julio está cargado de adrenalina electoral. El discurso de Sánchez en el Pleno de Estrasburgo el día 13 o la cumbre UE-CELAC del 17 y 18 quedarán empañados por esta cita con las urnas.

La imagen de España puede quedar enturbiada, especialmente teniendo en cuenta que la derecha y la oposición española ha sido una de las más desleales de la UE llevando a Bruselas toda polémica de ámbito nacional: desde los fondos europeos hasta la reforma del solo sí es sí. Y las instituciones europeas no han sido impermeables a todo ello. Así, existe un riesgo de que las citas claves a nivel europeo queden contaminadas por la campaña electoral española.

Pero la gran preocupación en las instituciones es que este cambio de los acontecimientos pause, obstaculice o paralice la batería de medidas legislativas pendientes. España estará distraída en julio; la UE paralizada en agosto. La última presidencia completa antes de que concluya la vigente legislatura es una de las más importantes. Y es la de la última oportunidad para muchos paquetes legislativos que continúan abiertos.

No hay que irse lejos para ver cómo un cambio de sillas ha afectado a todo ello. Suecia cambió de Gobierno poco antes de asumir su Presidencia. Y el estornudo en Estocolmo ha tenido su resfriado en Bruselas. Por ejemplo, la extrema derecha de Demócratas Suecos, que sostiene al Ejecutivo, ha doblegado a los de Ulf Kristersson para evitar avanzar en el pacto de asilo y migración europeo.

Escenario 1: victoria de Pedro Sánchez

La lectura positiva que hacen en Bruselas ante este nuevo episodio que se abre en España es que la celebración de elecciones al inicio de la Presidencia de la UE puede ser mejor que a finales, como estaba inicialmente previsto. La distracción sería solo de un mes. Fuentes comunitarias reconocen que el fin de la Presidencia gala y sus elecciones nacionales dificultó la comunicación y tramitación de algunos temas con el Ejecutivo comunitario.

Sin embargo, el 'modo campaña' habría estado activado los seis meses si se hubiese mantenido el calendario previo. Polonia y Francia celebraron comicios durante el ejercicio de presidencia y no se produjo ningún cambio de Gobierno.

Si el 23 de julio, Pedro Sánchez consuma una victoria tan clara y contundente como para formar Ejecutivo todo seguiría su curso sin grandes sobresaltos. Además, el actual presidente del Gobierno tendría en sus manos la baza de proponer a un candidato de su cuerda para un alto cargo europeo, como ocurrió con Josep Borrell, actual Alto Representante de Asuntos Exteriores de la UE. La actual legislatura comunitaria concluye con las elecciones europeas de junio. Poco después, los 27 jefes de Estado y de Gobierno se conjuran para designar a los nuevos mandos europeos: presidente de la Comisión Europea, del Consejo, del Parlamento, del Banco Central Europeo y Alto Representante.

Escenario 2: gobierno en funciones

En 2011, Bélgica asumió la presidencia del Consejo de la UE sin Gobierno y en medio de una gran crisis política. De hecho, el país del surrealismo sumó 541 días sin Ejecutivo sellando un nuevo récord global. Será este el Estado miembro que recoja el testigo de España el próximo 1 de enero. La celebración de unas elecciones nacionales en plena Presidencia rotatoria no es un acontecimiento sin precedentes, pero para nada es lo más normal. La Presidencia belga también coincidirá con sus legislativas y con las europeas.

De regreso a España, sin un escrutinio muy determinante, un escenario que toma fuerza es el de que la Presidencia española se desarrolle con un Gobierno en funciones. Con un resultado inconcluyente que podría dar lugar a la celebración de nuevos comicios. Una coyuntura que no ayudaría para la imagen y la confianza exterior del país. Porque si algo invocan en Bruselas es el mantra de la estabilidad y la predictibilidad. En la capital comunitaria no gustan las sorpresas.

Escenario 3: cambio de gobierno

Una victoria clara de Alberto Núñez-Feijóo supondría un cambio de liderazgo en mitad de presidencia. Para buscar precedentes en la UE debemos remontarnos a Chequia en 2006 y a Italia en 1996. Aquí, todo cambia y nada cambia. Por ejemplo, hay cuestiones de Estado pactadas con Bruselas que no entienden de color político. Como es el Plan de Recuperación, al que el PP ha criticado en alguna ocasión, pero que no se puede modificar. Sin embargo, hay cabos sueltos como las provincias designadas para la celebración de Consejos de la UE que podrían sufrir modificaciones.

En los pasillos de Bruselas recuerdan que las presidencias no responden a cuestiones políticas, sino de Estado. Pero es muy ingenuo pensar que un cambio de Ejecutivo de ese calado no tendría un impacto importante en el tono, la agenda, el enfoque o los debates europeos. Además, sería el PP quien designaría al comisario español para los próximos cinco años. Y el escenario base es que también acarrearía cambios políticos importantes como el nombramiento de otro embajador español de la UE.

¿Sánchez, secretario general?

El presidente del Gobierno siempre ha exportado su perfil internacional como uno de sus puentes fuertes. Ha visitado la Casa Blanca, ha sido aplaudido en Bruselas por su impulso en las medidas energéticas y en no pocas ocasiones ha dado la sensación de que Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, tenía más afinidad con él que con el propio Feijóo.

En caso de una derrota nacional, hay una opción que va cogiendo fuerza. La de Sánchez como próximo secretario general de la OTAN. El actual, Jens Stoltenberg, concluye su mandato en octubre. El nombre de Sánchez ya había sonado para el cargo. Tiene la simpatía de Washington, ha sabido mover sus cartas en la esfera internacional y sobre todo cuenta con los dos requisitos más cotizados por la Alianza Atlántica en estos momentos: haber sido jefe de Gobierno y del sur.

Además, el contexto actual acerca esta posibilidad. ¿Por qué? Los aliados esperaban contar con un candidato claro en la próxima cumbre de Vilna, que se celebrará 11 y 12 de julio. Pero el proceso va mucho más tardío del esperado y todo hace entrever que Stoltenberg prolongará unos meses su mandato. En paralelo, el hecho de que las elecciones españolas se hayan anticipado –de diciembre a julio- impulsa la posibilidad de esta salida internacional para Sánchez en caso de una derrota nacional. Por lo pronto, fuentes aliadas insisten en que "hoy por hoy su nombre sigue sin estar" en la terna, pero reconocen que muchos países lo ven "con buenos ojos".

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