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Del 'bunga bunga' al caso Ruby: los mayores escándalos de Silvio Berlusconi

El ex primer ministro italiano fue imputado en casos de corrupción y prostitución de menores, aunque fabricó leyes a su medida y jugó con la prescripción de los delitos para librarse de la acción de la Justicia.

Silvio Berlusconi, fallecido a los 86 años, en una foto de archivo.
Silvio Berlusconi, fallecido a los 86 años, en una foto de archivo. Oliver Hoslet (EFE)

Silvio Berlusconi, fallecido este lunes a los 86 años, saltó a la arena política a comienzos de los noventa, cuando el terreno estaba abonado para que un influyente empresario, dueño de un imperio mediático y presidente del AC Milan se presentase como el salvador de una patria que acababa de asistir a la desaparición de la Democracia Cristiana y el Partido Socialista tras el proceso anticorrupción Manos Limpias.

En Italia campaba la desafección política y muchos ciudadanos respaldaron a Berlusconi, cuya baza electoral pasaba por la promesa de convertir al país en una empresa de éxito. En realidad, quería blindarse judicialmente, pues estaba siendo investigado por su presunta relación con la mafia, y salvar sus inversiones, ya que Fininvest corría el riesgo de no poder saldar sus deudas.

Dos meses antes de las elecciones de 1994, nace Forza Italia, integrada por empresarios y abogados a sueldo de Berlusconi. Su objetivo: diseñar leyes a su medida para blindarlo en los procesos judiciales, porque Il Cavaliere fue imputado en varios procesos por corrupción, evasión fiscal, prostitución de menores o abuso de poder. Por ello, siempre tachó a los jueces de comunistas.

Para salir indemne, aunque no siempre lo consiguió, creó leyes que abreviaron la prescripción de los delitos y alargaron los juicios. También usó a terceros como barrera de protección o recurrió a la inmunidad intrínseca del cargo, de ahí que tras ser primer ministro aspirase a convertirse en presidente de la República.

Mientras, organizó orgías y mercadeó con mujeres, hasta el punto de que su exmujer Verónica Lario lo dejó cuando supo que se veía con una adolescente que lo llamaba Papi. Su última pareja, Marta Fascina, tenía 53 años menos que Berlusconi, quien ha fallecido a causa de la leucemia que padecía. Este es el reguero de escándalos que ha dejado a su paso.

Del caso Mediaset a la condena en un geriátrico

En 2006 un juez decidió abrir juicio contra Berlusconi por el caso Mediaset, por delitos de fraude fiscal, falsedad en balance, apropiación indebida y blanqueo de dinero en relación con la adquisición en 1994 por parte de Mediaset de unos derechos cinematográficos y de televisión estadounidenses.

Condenado a cuatro años de cárcel, vio rebajada la pena a un año por la ley de indulto. En 2013, el Tribunal Supremo confirmó su primera y única condena definitiva, que cumplió con trabajos para la comunidad en un geriátrico. Además, fue expulsado del Senado y tuvo que renunciar al título que le valió su apodo, Cavaliere del Trabajo, concedido en 1977.

Del 'bunga bunga' al caso Ruby

Silvio Berlusconi organizaba orgías en sus mansiones. La villa de Arcore (Milán) fue el escenario del caso Ruby, protagonizado por el ex primer ministro italiano y por una joven menor de edad con la que mantuvo relaciones sexuales. Cuando fue detenida por hurto, presionó para que fuese liberada, pero la insistencia y la excusa (alegó que era la sobrina del presidente egipcio) hicieron saltar las alarmas.

Tras ser acusado por la Fiscalía de prostitución de menores y abuso de poder, en 2013 fue condenado a siete años de cárcel e inhabilitado para cargo público. Fue absuelto, ya que el Tribunal Supremo consideró que no tenía por qué saber su edad, aunque certificó que en sus mansiones se ejercía la prostitución.

Aquellas orgías, conocidas como bunga bunga, y el caso Ruby dieron lugar a otros procesos. La Justicia intentó probar que Berlusconi había sobornado a testigos a cambio de dinero para comprar su silencio (y prestar falso testimonio ante el tribunal), pero el ex primer ministro salió absuelto en 2023 de todos ellos.

Del caso Mills al caso Unipol

La ley Alfano y la ley del legítimo impedimento suponen una obstrucción a la acción de la Justicia, con el fin de garantizar su inmunidad o de impedir que declare ante un tribunal.

Cuando la condena era inevitable, Berlusconi se benefició de la prescripción de los delitos, como sucedió en el caso Mills, que investigó el supuesto pago de 580.000 dólares a su abogado a cambio de su testimonio favorable en dos juicios en los que resultaría absuelto. Cinco años después del comienzo del juicio, la Fiscalía declaró prescrito el caso.

En 2010, la Fiscalía pidió su enjuiciamiento por un presunto delito de fraude fiscal y apropiación indebida. En el caso Mediatrade, Berlusconi se vio obligado a comparecer, por primera vez en ocho años, ante un juez. Sin embargo, en 2011 se hizo público que no sería enjuiciado.

En 2012, una jueza lo envió a juicio por violación del secreto de sumario en el caso Unipol, que investigó la supuesta violación del secreto profesional en relación a la publicación de una escucha telefónica de procedencia ilícita en el diario Il Giornale, propiedad de su hermano Paolo. Condenado a un año de cárcel, el Supremo confirmó en 2015 la prescripción del caso.

El juicio de la historia

Aunque algunas causas se han quedado sin cerrar, Silvio Berlusconi se libró de la Justicia, pero no del dictamen de la historia, en cuyos capítulos finales figura un personaje grotesco que se vio desplazado de la primera línea política, pese a su intento de seguir protagonizando, acompañado de jóvenes que podrían ser sus nietas, la (mala) vida italiana.

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