Desde que el Ejercito diera el golpe de Estado militar el 1 de febrero en Birmania, alrededor de 240.000 personas han tenido que ser desplazadas de sus hogares, según informa una oficina de Naciones Unidas.

En el mes de septiembre la situación se ha complicado mucho, debido a que en las regiones de Sagaing y Magway, en el oeste del país, han mantenido diferentes enfrentamientos armados el Ejército y la milicia civil del bando prodemocracia, que ha derivado en unos 75.000 personas desplazadas, según apunta en un informe la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH).

"Las restricciones de acceso (en las zonas de conflicto) continúan siendo un reto para el reparto de ayuda a los más necesitados", apunta el organismo internacional de la ONU al señalar la dificultad de "determinar el completo impacto humanitario" al carecer de los permisos para visitar la región.

Los militares han continuando bombardeando todos aquellos lugares donde hay opositores, lo que provocó la muerte de varios civiles y la destrucción de casas y propiedades, además de causar la huida de miles de personas.

Los militares han incumplido lo que dijo el 24 de abril el líder de la junta militar, Min Aung Hlaing, quien se comprometió a frenar la violencia contra los civiles durante una reunión junto a los líderes políticos de los países que conforman la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN)

El rechazo popular al golpe de los militares también se ha puesto de manifiesto con protestas a lo largo del país y un movimiento de desobediencia civil que ha conseguido parar a parte de la Administración y del sector privado. Además, varios grupos armados rebeldes vinculados a las diferentes minorías étnicas que componen el país han aumentado su presión contra el Tatmadaw -como se conoce a las Fuerzas Armadas birmanas. 

Desde el 15 de febrero al 15 de mayo se habían registrado alrededor de 800 muertos y 73 niños fallecidos. En septiembre la cifra de fallecidos es de al menos 1.147 personas, a raíz de la brutal represión ejercida por policías y soldados desde el golpe, que han disparado a matar contra manifestantes pacíficos, según datos de la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos, que también cifra en más de 7.000 los opositores detenidos