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Revista Luzes Senegal: desmontando el mito de El Dorado

El Dorado es la idea más o menos consciente de que el mundo occidental es superior al resto. Intelectuales, artistas y movimientos luchan para resituar el papel de África y poner en valor la lengua, cultura e historia propias.

Niños en Senegal
Infantes en una barca en Senegal. (Foto: Ro Gam)

LUZES-PÚBLICO | Laura Feal

Las migraciones africanas hacia Europa están motivadas, en su mayor parte, por causas económicas, políticas o medioambientales, pero también por un imaginario de la supremacía europea que ha sido configurado en el Sur del Sáhara a partir de los medios de comunicación, la cooperación y la escuela, de marcado corte eurocéntrico. Intelectuales, artistas y movimientos de base siguen presentando iniciativas que contribuyen a resituar el papel de África y de las personas africanas en la Historia Universal y desmontar ese mito de El Dorado del imaginario colectivo. Lo más urgente, la educación.

Los antepasados de los senegaleses ya no son los gallos. Pero lo fueron durante mucho tiempo. Casi cinco generaciones tras la independencia del país (1960) se educaron con unos libros de texto que parecían salidos de una mala historia de banda diseñada de Asterix y Obelix. En ellos, no solo la lengua, las imágenes y los contenidos estaban desvinculados de la realidad africana, sino que detrás había un olor a supremacía occidental que es lo que verdaderamente deja huella, lo verdaderamente peligroso. Lo que llamamos El Dorado es la idea más o menos consciente de que el mundo occidental es superior al resto. Esto está ligado a una filosofía de desarrollo lineal, de manera que África y otros lugares del llamado Sur, estarían en estadios previos al desarrollo europeo (y por tanto capitalista) y modelos de organización política, cultural, económica y socialmente diferentes no solo serían inválidos sino incluso invisibilizados, fomentando la idea de la simplicidad de estas otras comunidades y negando su historia previa al encuentro con los occidentales.

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Esto lo explican en sus obras Ken Bugul (El Baobab enloquecido), Mamadou Dia (3052 Persiguiendo un sueño), o la elocuente Fatou Diome en sus extraordinarias intervenciones televisivas. "El choque de mi vida fue la escuela francesa", afirma siempre a la primera. Escritores e intelectuales que emigraron a Europa por distintas causas (estudios, mejora de la situación económica o reagrupación familiar) pero que coinciden en señalar la necesidad vivida de "conocer con sus propios ojos" la realidad que hay detrás de tantos libros, manuales escolares, filmes, canciones e imágenes que vehiculan ese mito europeo. "La urgencia es la revisión de los manuales escolares", sentencia Sébastien Lefèvre, hispanista francés de la Universidad Gaston Berger (UGB) de Saint Louis, la segunda ciudad de Senegal, y organizador de un coloquio internacional en mayo de 2018 sobre este tema.

"Los esquemas mentales de mis estudiantes aquí son los mismos que he encontrado en París, con un alumnado mayoritariamente blanco, occidental" —cuenta tras ocho meses de cátedra en Senegal—. "Estáis enfermos de colonialismo, les digo, brusco, para provocar el desbloqueo de la mente". Ya lo había dicho en 1984 Cheikh Anta Diop, "El colonizado, o el excolonizado incluso, se asemeja al esclavo del siglo XIX, que una vez liberado, va hasta el umbral de la puerta y vuelve a casa porque no sabe a dónde ir". El estudio de esta importante figura, padre de la dignidad africana que consiguió demostrar científicamente que la civilización egipcia fue negroafricana, es una de las grandes ausencias en el currículo senegalés aún a día de hoy. Ya que, aunque el programa escolar haya sido objeto de reformas, continúa sin romper los lazos con la antigua metrópoli en cuanto a la conformación de un esquema mental basado en la experiencia africana.

"¿Qué puede acontecer en la mente de un niño que aprende cosas en la escuela pero que no se aprende a sí mismo, ni sobre su propia historia?", se interrogaron Lefèvre y casi cuarenta personas venidas de diferentes países africanos y latinoamericanos, como Brasil, Colombia o México, donde hay una fuerte presencia de afrodescendientes. Los contextos de las personas de ascendencia africana de los tres continentes (América, Europa y África), ligados en el marco de la trata, de la esclavitud y de la colonización, tienen por tanto fuertes lazos en la actualidad, muchas veces deliberadamente ignorados. "Los libros escolares africanos deberían integrar la afrodiáspora e inversamente, los americanos y caribeños no tendría sentido sin incluir una parte de la historia del viejo continente", explica Lefèvre, miembro del Grupo de Estudio y de Investigación Africano e Hispanoafricano (GERAHA) de la UGB. "Uno de los errores de Senegal es mirar demasiado hacia Europa y no hacia América Latina, donde llevan dos siglos trabajando la cuestión de la identidad, tras la colonización española y portuguesa", opina el profesor.

El congreso, de vocación muy práctica, concluyó con la creación de diferentes grupos de trabajo con un calendario concreto para la elaboración de una base de datos de referentes africanos y afro y herramientas alternativas para trabajar en las aulas, más directas y rápidas que la revisión de los libros de texto. "A pesar de que estos pueden ser pasos válidos, detrás tiene que haber un proyecto político: definir cuál es la educación que se quiere y qué herramientas se emplearán para conseguirla: algo que Senegal aun no ha hecho", concluye.

En este sentido, Adiara Sy, directora del liceo Ameth Fall, uno de los más prestigiosos de Saint Louis, que cuenta con más de 1.300 estudiantes, también se pronuncia: "Perdemos la oportunidad al inicio de la independencia. El tipo de ciudadano que construyó la escuela fue hecho sobre lo que dejó la colonización, y no se repensó. Ahora sabemos el camino que habría que seguir mas es muy difícil volver atrás. El sistema educativo debe construirse sobre tradiciones y valores que vehiculen lo que queremos ser. Pero no es el caso: vamos a golpe de financieros. Nunca decimos que no".

Primero fueron Mamadou y Bineta, dos simpáticos personajes que, aunque más próximos al alumnado en nombre y color de piel, continuaban transmitiendo conocimientos concebidos desde el Hexágono y sin una evidente relación con la sociedad en la que los ya reales Mamadou y Bineta o los Aicha y Moussa se desarrollaban como ciudadanos. ¿De verdad es preciso conocer palabras como "aspiradora" o "paraguas" o estudiar la Revolución Francesa sin atender a necesidades más útiles como su propia independencia, los tipos de serpientes o los sistemas de regadío en medios áridos? Ya nos advertía Chimamanda Adichie Ngozi de los peligros de narrar una sola historia en su viral conferencia Ted Talk.

Profesora en Senegal
Profesora dando clase en una escuela en Senegal. (Foto: Ro Gam).

"Aun habiendo vivido tiempos de inadaptación, desde hace una década estamos haciendo esfuerzos para adaptar los manuales escolares a nuestra realidad —explica el Inspector Departamental del Ministerio de Educación de Saint Louis, M. Dia—. Los libros de texto de primera y segunda etapa revisados ya están disponibles en las escuelas".

Para esto, escritores, inspectores, investigadoras y maestros, se reunieron con el fin de redactar los contenidos que después serían validados por un comité científico. Cada circunscripción elige una lista de materiales para sus escuelas en función de diferentes criterios (imágenes adaptadas, contenido coherente, etc.) que estas eligen para que les sean distribuidos gratuitamente. En este punto se presentan dos grandes problemáticas. La cuestión de la formación del profesorado para la enseñanza de los nuevos contenidos (e incluso la voluntad de cambiar de material) y la dependencia externa para el acceso de las escuelas a estos manuales, la mayor parte de ellos editados por casas de edición extranjeras.

"Los manuales cuestan mucho dinero por lo que el Estado está en la búsqueda de socios para acompañar el proceso. La Banca Mundial, la cooperación canadiense, USAID, incluso la JICA japonesa están detrás de este apoyo, mas siempre hay una intención implícita: hay un poco del país que lo financia transmitido en esos manuales", opina Sy. La editorial francesa Hachette International tiene actualmente el 85 % del mercado de la edición escolar en la África francófona. En estos nuevos manuales hay una evidente voluntad de cambio de contenido, pero no del todo en el fondo: imágenes de fiestas de aniversario, algo lejos del imaginario senegalés que no tiene por costumbre celebrar esta fecha, o el ejercicio de completar un árbol genealógico compuesta tan sólo por padres y abuelos en una sociedad caracterizada por la familia extensa, son ejemplos del poco trabajo de cambio de paradigma que hay detrás de algunos libros de texto validados.

Tal y como apuntaba también Lefèvre, quizás lo más rápido para transmitir una visión alternativa es trabajar con herramientas ideadas ad hoc. «Ya que en el programa escolar senegalés aun no está incluida la enseñanza de Cheikh Anta Diop (tal y como se ve, inevitable figura del pensamiento descolonial), entre 2008 y 2013 las Inspecciones Académicas de Saint Louis y Thiès decidimos crear un concurso sobre su obra y figura, en la que el alumnado participara a través de juegos de pregunta-respuesta, disertaciones, etc., para motivar su aprendizaje», cuenta Sy. "Es importantísimo tener conciencia histórica de uno mismo: saber quién somos y de donde venimos para saber que la evolución depende de nosotros mismos a partir de lo que tenemos: nuestros referentes, nuestros valores y nuestras lenguas". Esto merece un tema aparte.

Descolonizar la mente: la enseñanza en lenguas nacionales

Entre las principales cuestiones relativas al cambio en el modelo educativo está, sin duda, la de la introducción de las lenguas maternas. En general, y debido en parte a la creación de los Estados-Nación basados en las fronteras de la colonización, los países africanos se caracterizan por una multiplicidad étnica y lingüística muy antigua. En Senegal hay reconocidas por decreto 18 lenguas "nacionales", esfuerzo político criticado por no describir a fondo las funciones de estas ni su relación con la única lengua oficial, el francés. Una de estas lenguas nacionales, el wolof, se ha convertido gradualmente en la lengua vehicular de preferencia, hablada en todo el país como primera o segunda lengua y asociada, en la representación simbólica de muchos nacionales y extranjeros, a la lengua de Senegal. Su impregnación llega al punto de que, aunque la lengua de la administración y de la escuela sea el francés, en los espacios informales se habla extendidamente el wolof.

"Si le preguntas a un niño de una aldea de Louga de qué color es el mar en francés, piensa, duda y quizás conteste adecuadamente. Si le preguntas en su lengua materna, no tardará ni dos segundos en responder", suelen decir los defensores de la introducción de las lenguas nacionales en la enseñanza primaria. Y es que, ¿cómo pretender que las niñas y niños adquieran las herramientas de base en una lengua que no es la suya propia? Todos los psicopedagogos concuerdan en la importancia del rol de la lengua materna en el desarrollo de la persona y la personalidad del niño. "La introducción de lenguas nacionales es una cuestión que siempre está presente en el Ministerio de Educación —explica el inspector departamental— porque supone una ruptura tremendamente importante. La lengua es un elemento que desarrolla la personalidad y también la diferencia: somos africanos y tenemos nuestras lenguas y nuestra manera de ver el mundo. Aprender la lengua de otro es aprender su modo de vida, su modo de ver y de pensar. No es solo un código, hay un arsenal de cultura implícito y esto tiene un impacto. No nos engañemos: somos senegaleses, pero pensamos a la francesa. Hay una alienación de alguna manera», sentencia.

El cambio no es sencillo, es preciso que haya voluntad política. "Ya hubo varios intentos: en los 80 hubo sistemas bilingües piloto, pero los padres retiraron a los niños porque tenían miedo de que después no encontrasen salidas laborales", explica. El tema de la comprensión y asimilación del contenido es crucial: "Aquí se enseña en francés como si fuera la lengua materna, y pedagógicamente deberían aprender francés como lengua extranjera, que metodológicamente es diferente", comenta Lefèvre. En Ndiebene, una aldea al norte de Senegal, Ousmane Mbaye, director de la escuela primaria, nos presenta el proyecto ARED. "Es un experimento que trabaja sobre el bilingüismo, wolof o pular, al mismo tempo que el francés. La lengua nacional sirve de trampolín para introducir los conocimientos de base y para ir pasando progresivamente al francés. En la evaluación se vio que el alumnado tiene muy buen resultado".

Niña Senegal
Una niña en una escuela de Senegal. (Foto: Ro Gam).

Los detractores del uso de las lenguas nacionales argumentan que estas no son aptas para transmitir conceptos científicos y técnicos. En respuesta, Cheikh Anta Diop (¡de nuevo!) publica en 1975 un artículo titulado Cómo arraigar la ciencia en África: ejemplos wolof, dando una verdadera lección ideológica y práctica sobre activismo lingüístico. Mas si hablamos de activismo sobre lenguas nativas, es ineludible citar a Ngūgī wa Thiong’o. "No hay lenguas más lenguas que otras —decía en Barcelona— las lenguas no pueden relacionarse de manera jerárquica así como la dignidad del pueblo que representan. Al fin y al cabo, se trata del derecho a nombrar el mundo". El keniata, nominado en varias ocasiones al Nobel de Literatura afirma en su conocida compilación de ensayos de 19811985 Descolonizar la mente que «la lengua fue el vehículo más importante mediante el cual el poder colonial fascinó y atrapó el alma». Wa Thiong’o hace un trabajo literario valiosísimo en su lengua gikuyu, al igual que Boubacar Boris Diop en wolof o el colectivo Jalada Afrique en la promoción de otras lenguas africanas.

Iniciativas para el cambio

Tubab. Yo quería ser blanco. Bajo este título Mamadou Dia, activista senegalés en el campo de los derechos humanos y escritor en lengua castellana, recorrió más de quince ciudades europeas en la primavera de 2018, analizando, a través de su experiencia vital, las causas más profundas que motivan a un joven africano a arriesgar su vida en un cayuco y llegar a Europa "persiguiendo un sueño", como reza el título de su primer libro. "Sentí la necesidad de compartir mi proceso mediante el cual, tras desmitificar Europa me enteré de lo poco que conocía de mí mismo. Comencé a estudiar y deconstruir muchas de las ideas recibidas que no me había cuestionado", comenta Mamadou Dia. Este trabajo de sensibilización y autoconocimiento que lo liga a las teorías descoloniales, también lo realiza en Senegal, a través de la asociación que creó en su pueblo natal y que se llama Hahatay son risas de Gandiol.

"Intentamos acercar la realidad del horizonte europeo y desmitificarlo e intentar potenciar las políticas locales y la movilización ciudadana para que nuestros hermanos vean que ellos mismos pueden provocar cambios", explica. Además de talleres sobre migraciones internacionales, encuentros entre jóvenes de diferentes culturas o actividades comunitarias, Dia y su equipo construyeron una escuela con material reciclado y un centro cultural con materia prima local pero técnicas modernas. "Para mí es fundamental no quedarnos solo en las palabras sino pasar al acto creando físicamente alternativas para que nuestra sociedad avance", concluye. La finalidad es crear una juventud más consciente de quién es y de cómo quiere relacionarse con el mundo. En este sentido el arte siempre fue por delante, y en particular en Senegal donde el artivismo es algo muy arraigado culturalmente. Los raperos de Keur Gui crearon en el 2012 el movimiento Y’en a Marre que echó del poder a Abdoulaye Wade y que promueve desde entonces la creación de "un nuevo tipo de senegalés" (NTS) e infinitas iniciativas trabajan a través de diferentes disciplinas para cambiar las mentalidades y restituir la dignidad de las personas africanas en el marco de la Historia Universal.

"Bañ ku ñu xañ, li ñu moom nañu sañ. Kañ sunuy ñañ ñi leeral ba mu ne nàññ", nos dice el cantante Alibeta en uno de sus temas más conocidos. "Rechaza que alguien nos quite lo que es nuestro, atrevámonos a elogiar nuestros referentes, a los que nos han iluminado claramente el camino". No podría haber mejor conclusión para este reportaje.

Este artículo se publicó originalmente en gallego en la revista Luzes. Ahora Público lo reproduce como parte de un acuerdo de colaboración con la revista. Aquí puedes encontrar más artículos de Luzes en Público

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