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¿Es artificial la buena imagen de las Fuerzas Armadas?

- El CIS las sitúa como una de las instituciones más valoradas por los ciudadanos, pero éstos prefieren evitar el contacto con militares

- Numerosos países europeos recurren al Ejército para apoyar a las fuerzas de seguridad en su propio territorio, pero las reminiscencias de la dictadura desaconsejan este tipo de misiones en España

Militares españoles vigilan una estación de tren tras los atentados del 11M, en una imagen de archivo.

MADRID.- La presión migratoria desatada en la crisis de refugiados ha forzado a los países del centro y Este de la Unión Europea a ordenar a sus ejércitos desplegarse en apoyo de sus fuerzas policiales y fronterizas. Unidos los estados que han sacado a las Fuerzas Armadas a la calle ante la amenaza del terrorismo yihadista, el Viejo Continente está entrando en una era de contacto entre militares y civiles desconocido desde la Segunda Guerra Mundial. 

Viktor Orbán, presidente húngaro, provocó algunas de las imágenes más estremecedoras al ordenar a los soldados que impidieran por la fuerza la entrada de refugiados en su país. Alemania, Austria, Grecia, Bulgaria, Croacia o Macedonia también han recurrido a sus Fuerzas Armadas para que, en mayor o menor intensidad, colaboren en la gestión de la avalancha de refugiados. Francia, lejos de las vías de entrada de los solicitantes de asilo en Europa, desplegó a 10.000 militares en las calles tras los atentados contra la sede del semanario satírico Charlie Hebdó

¿Sería posible una decisión así en España? El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) refleja, año tras año, la buena opinión que los ciudadanos tienen del Ejército. En el estudio de mayo, solo la Guardia Civil (6,02 puntos) seguida de la Policía Nacional (5,95 puntos) superaron a las Fuerzas Armadas (5,51 puntos) entre las instituciones del Estado mejor valoradas. Pese a estos resultados, el contacto entre militares y civiles no es bien visto por una parte de la sociedad española y existe la voluntad política de evitarlo.

"Hay connotaciones que vienen del pasado. En la mayoría de países europeos sus militares defendieron a los ciudadanos. Por desgracia, en España no siempre ha sido así", dice un representante de soldados

"Hay connotaciones que vienen del pasado. En la mayoría de países europeos, sus militares siempre estuvieron defendiendo a los ciudadanos. Por desgracia en España no siempre ha sido así", expone Jorge Bravo, brigada del Ejército de Tierra y presidente de la Asociación Unificada de Militares Españoles (AUME). El militar rechaza además la posibilidad de incrementar las labores policiales del cuerpo, como ha pasado en otros países: "No es nuestra misión".

Si los soldados prefieren evitar el trato con civiles y centrarse en las labores propias de las Fuerzas Armadas, los ciudadanos tampoco aceptan con facilidad el rol policial de los uniformados. "Tras los atentados de las torres gemelas y el 11M el Ejército realizó algunas funciones policiales, como patrullas de las vías de tren", explica Bravo, que manifiesta que este cometido "dejaba a la gente bastante perpleja y en alguna ocasión, cuando patrullas militares solicitaron la documentación a civiles, éstos contestaron que quiénes eran ellos para hacer eso", negándose a hacerlo.

Hechos como el descrito por el militar se suman a las protestas que se suceden cuando el Ejército realiza maniobras en determinadas zonas de España, como el País Vasco o Catalunya. Las amenazas de altos mandos de ampararse en el artículo 8 de la Constitución —que cualifica al Ejército para defender "la integridad de España"— para frenar un posible proceso secesionista por la fuerza, posibilidad que dejó abierta incluso el propio ministro de Defensa, Pedro Morenés, al condicionar la no-intervención de las Fuerzas Armadas tras el 27S a que "todo el mundo cumpla con su deber", han alimentado la aversión de buena parte de la sociedad española para con los militares.  

Militares franceses reciben instrucciones de la Policía en una calle de París, tras los atentados yihadistas contra el semanario 'Charlie Hebdó'. AP

Militares franceses reciben instrucciones de la Policía en una calle de París, tras los atentados yihadistas contra el semanario 'Charlie Hebdó'. AP

Un Ejército escondido políticamente

Esta situación, que señala que los ciudadanos valoran positivamente a las Fuerzas Armadas siempre que se mantengan lejos de ellos, cuenta con su reflejo político. Vicente Ferrer, portavoz del PP en la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados, confirma a este medio que en España "existe la tradición política de no utilizar a las Fuerzas Armadas sino como último recurso, ante una situación extrema".

"No hay una ley que prohíba utilizar al Ejército, pero hay una voluntad política de no hacerlo. No gustaría nada, es algo que la gente vería muy mal. Seguro", afirma López Garrido, portavoz de Defensa del PSOE

"Está claro que su pasado tiene mucho que ver, pero yo no hablaría solo de la dictadura, sino del intervencionismo militar que se ha dado en este país desde el siglo XIX. Creo que eso sigue implantado de alguna manera en la sociedad e influye también en el ánimo de las autoridades políticas", resume el conservador. "No es que haya una ley que lo prohíba, pero existe una voluntad política de evitar la intervención de las Fuerzas Armadas —coincide Diego López Garrido, portavoz del PSOE en la citada comisión—. No gustaría nada, es algo que la gente vería muy mal. Seguro. Además, no tendría ningún sentido, las Fuerzas de Seguridad, que podrían afrontar perfectamente cualquier tipo de problema de esa naturaleza", manifiesta, señalando a la Guardia Civil. 

Irene Lozano y Joan Tardá, homólogos de Ferrer y López Garrido en UPyD y el Grupo Mixto, respectivamente, también apuntan a la Guardia Civil como única encargada de gestionar situaciones como la que se vive en el Este de Europa, pero añaden a su vez otros factores que han permitido al Estado no recurrir a los militares en las crisis migratorias: los Gobiernos de PP y PSOE han llegado a acuerdos con los países desde los que llegan los refugiados para que sean ellos los que hagan "el trabajo sucio". "Si la Policía marroquí manda antidisturbios para que impida la llegada de refugiados a España como ha hecho esta semana, no tiene que dar explicaciones en el Parlamento como lo tendría que dar la Guardia Civil si fuera ella quien lo hiciera", denuncia Lozano.

¿Hacia una mayor presencia militar?

La utilización de soldados en misiones de apoyo a las fuerzas de seguridad, especialmente en la protección de fronteras, representa una novedad en la Unión Europea. No obstante, la crisis de los refugiados ha acentuado una necesidad de colaboración que un buen número de países llevan tiempo desarrollando, tal y como explica el profesor de Seguridad Europea en el Instituto General Gutiérrez Mellado de la UNED e investigador del Real Instituto Elcano, Félix Arteaga. 

"Debemos abrir un debate profundo sobre sobre el papel de nuestras Fuerzas Armadas en el ámbito del estado español", pide Álvaro Sanz, portavoz de Izquierda Plural en materia de Defensa

"Hay espacios de seguridad donde a veces las policías no tienen medios, como por ejemplo lucha contra droga o inmigración. Las Fuerzas Armadas tienen barcos, tienen helicópteros, aviones...", expone el experto en Seguridad y Defensa. Sin embargo, en las fronteras surge un problema: "Los militares no tienen autoridad. No tienen el Estatuto jurídico para detener, investigar, no son agentes judiciales, con lo cual siempre tienen que estar al mando de alguien sí que tenga esa autoridad", explica Arteaga. Por ello, la función ideal de los militares en este tipo de misiones es el de apoyo logístico, técnico o de transporte a las fuerzas de seguridad convencionales. 

"Debemos abrir un debate profundo sobre sobre el papel de nuestras Fuerzas Armadas en el ámbito del estado español", pide en este caso Álvaro Sanz, portavoz de Izquierda Plural en materia de Defensa. "Consideramos que hay que reorientar los esfuerzos a cuestiones mucho más necesarias que apoyar a la OTAN en las mayores maniobras militares desde la Guerra Fría, o generar más tensión con Rusia en la frontera con Ucrania. Convertir las Fuerzas Armadas en un cuerpo con una misión más social", puntualiza. Menos tanques y más hombres entrenados en cuestiones humanitarias, una forma de que el Ejército y los ciudadanos olviden el pasado intervencionista que todavía los separa. 

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