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Rajoy ofrece un pacto al PSOE y a C's pero no descarta gobernar en minoría

El vencedor del 26-J se muestra “abierto a todas las fórmulas” para formar un Ejecutivo de manera “urgente” y apela a la sensatez de Sánchez, pues considera que el líder socialista cometería una "irresponsabilidad verdaderamente antológica" si no permite su investidura

Mariano Rajoy, durante la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP en la sede del partido. / REUTERS

MADRID.- Desde que llegó a la Moncloa, Mariano Rajoy nunca se ha despojado de su aura presidencial, ni siquiera tras el revés electoral del 20-D. La prensa aludía a su condición provisoria de presidente en funciones por aquello de cubrir el folio o despreciar al interino. Sin embargo, él planteó un Gobierno de concentración frente a Podemos y, cuando vio que no había interlocutor posible, se echó a un lado y dejó que Pedro Sánchez, Albert Rivera y Pablo Iglesias se quemasen durante las negociaciones. Luego, en campaña, podía bajar por unos instantes al barro para poner pingando el frutero: la inutilidad de las naranjas, el desastre de las berenjenas, la ruina de las fresas… Pero sin llegar a enlodarse los zapatos, pues una vez pasado el chaparrón volvía a modular su discurso para dirigirse a los simpatizantes en un tono institucional. Hoy, Rajoy ha pasado de defender su presidencia a reivindicar su reinado: “No vamos a abdicar de la responsabilidad de gobernar”, advirtió nada más salir de la reunión del Comité Ejecutivo Nacional del PP. La magnitud que puede encerrar la elección de un verbo.

El líder conservador, triunfante tras sacarle más de cincuenta escaños de ventaja al PSOE y conjurar el espíritu del cambio, dejó claro una vez reunido con su cúpula que no renunciará a formar Gobierno y apeló a la sensatez de los socialistas para facilitar su investidura, aunque no descartó aliarse con Ciudadanos, PNV y Coalición Canaria, si bien le faltaría un diputado para alcanzar la mayoría absoluta. “Estoy abierto a todas las fórmulas”, adelantó Rajoy, quien esperó a que sus rivales compareciesen antes de hacerlo él, al igual que en la noche electoral. Rivera evitó hablar de vetos, pero anunció su negativa a investirlo presidente, pues teme que a los fantasmas de Bárcenas y Barberá les dé por salir del armario. También lo ha repudiado Sánchez, cuyo objetivo de aspirar al cargo se antoja difícil después de dejarse por el camino cinco escaños y ver cómo sus hipotéticos aliados de Unidos Podemos flaqueaban en el intento de izar hasta lo más alto la bandera de la nueva izquierda.

Rajoy considera que el PP "tiene la obligación" de constituir un Gobierno y quiere hacerlo ya. “Es urgente, porque llevamos en funciones seis meses y un año sin aprobar un solo proyecto de ley en las Cortes”, recordó el líder popular, quien se ha marcado un plazo: finales de julio o principios de agosto. Convencido de la legitimidad que le han otorgado las urnas, cree que en esta ocasión su formación debe encabezar la búsqueda de una mayoría en el Congreso que le permita seguir en la Moncloa. Cuando vuelva de la cumbre de la Unión Europea convocada tras el brexit, que comienza mañana en Bruselas, comenzará la ronda de contactos, que iniciará con el secretario general socialista.

“Los ciudadanos nos vuelven a decir dialoguen, hablen y pacten”, afirmó Rajoy, quien ha tendido la mano "a los partidos moderados para hacer juntos lo que nos están pidiendo los españoles". Todo sea por garantizar la “estabilidad” que el país “necesita”, añadió el presidente en funciones mientras abría de par en par una puerta que siempre permaneció entornada. Él confía en que el PSOE apoye o, al menos, se abstenga en el Congreso, aunque previamente Sánchez había defendido ante la Comisión Ejecutiva Federal de su partido que no puede facilitar un Gobierno del PP. El líder conservador, sin embargo, sacó pecho y se mostró dispuesto, en el peor de los casos, a gobernar en minoría. “Yo no voy a renunciar a gobernar. Me gustaría hacerlo con un apoyo suficiente y con unos objetivos marcados. Pero si no es posible, gobernaremos con los apoyos que nos han dado los españoles y con algunos pactos puntuales”.

Rajoy es consciente de que sus rivales quedarían en ridículo si forzasen unas terceras elecciones, máxime cuando él se mostró dispuesto a encabezar una gran coalición tras el 20-D y ahora vuelve a tender puentes con sus adversarios políticos. “Sería verdaderamente inaudito que no se pudiera formar Gobierno”, un extremo que el presidente en funciones calificó de “grotesco”. España, advirtió, “necesita ya un Ejecutivo con sólido apoyo parlamentario”, por lo que Sánchez cometería una "irresponsabilidad verdaderamente antológica" si no permite su investidura. No contempla otra opción: “Sería el primer dirigente en la historia al que, ganando unas elecciones, los que no la han ganado le dicen que se vaya. A ver si somos serios y entre todos nos comportamos democráticamente”.

Pese a que la abstención subió un 3,36% respecto a las elecciones de diciembre, lo que supone que 1.155.316 votantes no acudieron en esta ocasión a la cita con el metacrilato, el PP mejoró su porcentaje un 4,32% después de obtener 669.220 papeletas más. El líder del partido no sólo echó mano de esas cifras sino que se envalentonó al recordar que la diferencia con el PSOE ha aumentado en diecinueve escaños, de 33 a 52. Es la hora, pues, de Rajoy, cuyas prioridades son seguir transitando la senda de la recuperación económica y la creación de empleo; afianzar la sostenibilidad del estado de bienestar y revisar el modelo de financiación autonómica; mantener las políticas sociales y atender a los más vulnerables; y defender la unidad nacional, porque “ya hemos visto lo que ha ocurrido en el Reino Unido”.

Rajoy agradeció a militantes y cuadros su “pundonor excepcional”, que ha conducido a la segunda victoria en las urnas de los populares en seis meses. “No ha sido una campaña demasiado arisca”, dijo el mandamás del PP mientras le echaba un vistazo al pasado más reciente con el rabillo del ojo derecho. Luego lo reorientó, apuntó a las cámaras y emplazó a los españoles a mirar hacia el futuro, “que es mi forma de ver las cosas”. El presidente se siente seguro con los deberes hechos bajo el brazo, lo que mereció el aplauso de los dirigentes y barones conservadores que se sentaron hoy a la mesa en Génova, incluido Juanma Moreno, cuya federación celebró el sorpasso al PSOE en Andalucía. “Se me acaban las palabras para referirme a mi partido”, afirmó su robustecido líder, aunque siguió rebuscando en el diccionario hasta encontrar un adjetivo apto para calificar el comportamiento de los suyos: “Irreprochable”.

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