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Rubalcaba apuntala el ‘no es no’ de Susana Díaz a Podemos

El exsecretario general del PSOE, nexo de unión entre la sevillana y Patxi López, hace un llamamiento a la unidad, apela a las raíces del partido y desacredita el plan de Pedro Sánchez de entenderse con la formación morada: “Están obsesionados con destruirnos”.

El ex secretario general del PSOE, Alfredo Pérez rubalcaba, en un acto de los socialistas andaluces en Alcalá de los Azules (Cádiz).- DANI CELA

DANIEL CELA

SEVILLA.— “Nunca pude imaginar que la historia del PSOE iba a provocar tantísimo interés mediático”. Alfredo Pérez Rubalcaba se personó este viernes en Alcalá de los Azules (Cádiz), cuna del socialismo andaluz, hacia donde también ha virado la potente federación de Susana Díaz en busca de la redefinición del PSOE. Ante un aforo lleno de casi un millar de militantes y una expectación mediática inusitada, el exsecretario general del partido evitó cualquier mención explícita a las primarias, ni un guiño a la presidenta andaluza, más allá de lo evidente: reunirse con ella en un lugar tan emblemático para el partido (la agrupación más veterana de España, 130 años de vida) horas antes de la esperada visita de Pedro Sánchez a Sevilla. Quien quiera entender que entienda.

Rubalcaba estuvo acompañado por Juan Cornejo, número dos de Susana Díaz, miembro insigne del llamado clan de Alcalá de los Gazules, ese nutrido grupo de políticos que ha decidido la historia del PSOE andaluz y del Gobierno regional los últimos 30 años. La presencia de Cornejo invita a pensar en la proximidad implícita entre la sevillana y el cántabro (aunque el secretario de Organización se escurriría alegando que está allí como gaditano y exalcalde del municipio vecino de Medina Sidonia). Lo mismo ocurre con la ausencia este sábado de toda la plana mayor de la ejecutiva del PSOE de Sevilla al acto de Sánchez en Dos Hermanas. Ninguno de sus miembros acudirá, lo cual refleja la distancia que hay entre el madrileño y el poder orgánico hispalense. “Yo no voy donde no me invitan”, dice su secretaria provincial, Verónica Pérez.

“Siempre hemos sido de izquierdas y siempre nos hemos distinguido de los radicales”, advirtió Rubalcaba

En Alcalá de los Gazules, Rubalcaba hizo un elogio de los orígenes del PSOE, para culminar apelando a la unidad del partido que parece se desgaja a medida que se aproxima el momento congresual. “Siempre hemos sido de izquierdas y siempre nos hemos distinguido de los radicales”, advirtió. La conferencia del exmandatario socialista apenas se posó en el presente, excepto cuando criticó el órdago secesionista catalán y la falta de diálogo del Gobierno de Rajoy en el problema territorial. “Yo no quiero que haya derecho de autodeterminación. Una vez que le das a una comunidad este derecho, lo puede utilizar cuantas veces crea necesario hasta que salga el resultado que quieres. Por eso fragiliza a los países y por eso no lo apoyamos. Cuando creamos la Constitución, renunciamos al derecho de autodeterminación de los pueblos. Es incompatible defender una cosa y la otra”, dijo.

Alguien desde el público le preguntó si el PSOE debe pactar con Podemos, y Rubalcaba respondió que ya lo hace, en comunidades y en el Ayuntamiento de Cádiz. “Lo que no entiendo es por qué no apoyaron ellos a Pedro”, avisó. El exsecretario general deslizó críticas a la formación morada. “Hay un interés político para que la Transición se vea mal para que se vea mal la labor del PSOE. Quieren desvalorizarlo, igual que lo que hicimos después del 82. Debajo de esa crítica mentirosa se esconde una estrategia de desprestigiar a aquellos que hicimos la Transición y la Constitución. Ellos tienen una obsesión enfermiza con el PSOE. Quieren desvalorizarnos frente a la historia y no podemos consentirlo”, aseguró.

Rubalcaba, como Susana Díaz, ni ve ni quiere que el futuro del PSOE vaya de la mano de Podemos. Esta estrategia o planteamiento político marca, de facto, una línea divisoria entre él y el exlíder Pedro Sánchez, que tras su dimisión abogó abiertamente por llegar a un entendimiento con la formación de Pablo Iglesias. La andaluza, en cambio, ha pronunciado cientos de veces en sede parlamentaria las mismas ideas que Rubalcaba expuso este viernes en Cádiz: “No se puede pactar con quien está obsesionado por destruirte”.

Manual de crisis

La crítica directa a Podemos (sin mencionarlo) y el llamamiento desacomplejado a mirar y defender las raíces del PSOE no son banales, y menos en este momento precongresual. “No olvidemos nuestros principios, nuestras raíces. Son las que nos han traído aquí”, advirtió Rubalcaba. Cada vez que el partido ha atravesado una crisis interna, fruto de unos pésimos resultados electorales, ha tratado de salir a flote anunciando la refundación del PSOE. Es casi una receta de manual. Y casi siempre que los socialistas hablan de refundarse, lo que plantean en realidad es un regreso a los valores de izquierda, como si la crisis de legitimidad y la consecuente pérdida de votos fuera el resultado directo de haberse alejado de esos mismos principios.

“Yo no quiero que haya derecho de autodeterminación (...) Cuando creamos la Constitución, renunciamos al derecho de autodeterminación de los pueblos

Este relato —la épica de dónde viene y qué ha hecho el PSOE— siempre ha funcionado en el pasado. Así ganó Zapatero el congreso federal del que salió elegido secretario general, y así ganó el propio Rubalcaba. Es el mismo relato que ahora abandera Susana Díaz —recuperar las esencias del PSOE—, para lo cual, además, ha viajado al pueblo gaditano donde empezó el socialismo andaluz, columna vertebral del partido. El problema, ahora, es que mientras el PSOE se ausentaba de su espacio natural en la izquierda, otro partido (Podemos) le ha robado la silla. Y esto nunca había ocurrido antes. En el pasado, el PSOE afrontaba esas crisis de legitimidad que le expulsaban del poder con la tranquilidad de que, tras un tiempo de contrición y análisis, podía volver a ocupar su espacio natural, más fortalecido, más de izquierdas.

En efecto, el PSOE vuelve a atravesar una de esas crisis de credibilidad, una de las más graves que se recuerdan, precedida de dos derrotas electorales en seis meses, y del estigma de haber facilitado la investidura a Mariano Rajoy. Susana Díaz, virtual aspirante a la secretaría general del partido, se propone resucitar aquel relato político que tan bien le sirvió a Zapatero y a Rubalcaba: apelar a la historia del PSOE. Pero dos contrapoderes le discuten ese relato: uno desde fuera (Podemos) y otro desde dentro (Pedro Sánchez), y ambos le disputan a la andaluza la hegemonía de la izquierda. Díaz se enfrenta a una fractura interna sin precedentes en el partido, porque nunca antes una parte del PSOE cuestionó el izquierdismo o el socialismo de otra parte.

“Hay un interés político para que la Transición se vea mal para que se vea mal la labor del PSOE. Debajo de esa crítica mentirosa se esconde una estrategia de desprestigiar a aquellos que hicimos la Transición y la Constitución"

Esa, según los oficialistas, es la peligrosa baza que juega Pedro Sánchez, el secretario general que fue elegido por la militancia y derrocado por los barones. Su relato político, con el que prevé concurrir a las primarias, es el mismo que el de Susana Díaz, solo que para éste, la sevillana está invalidada para recuperar los valores de izquierda del PSOE, porque fue ella quien los traicionó. Esta tesis quiebra el principio de unidad que, hasta ahora, se presuponía en todos los congresos.

Había enfrentamiento, claro, había incluso juego sucio, pero nunca antes se cuestionó el carné de socialista de una parte del partido. En esta ocasión, además, muchos de los de abajo cuestionan el izquierdismo de los de arriba —las bases contra el aparato—. Contra esta idea se han conjurado la mayoría de los barones territoriales, aparentemente próximos a la candidatura de Díaz, y el propio Rubalcaba, que parece haber aparcado su amistad con Patxi López y su enemistad con la andaluza en aras de la unidad del PSOE.

Los dos hombres de confianza de Rubalcaba —el leonés Óscar López y el vasco Rodolfo Ares— pilotan ahora la vespertina campaña de Patxi López, mientras él viaja hasta Alcalá de los Gazules en Cádiz, cuna del socialismo andaluz, y se deja ver próximo a Susana Díaz. Rubalcaba, como nexo de unión entre el PSOE del norte y el PSOE del sur, una reedición del eje Bilbao-Sevilla que hace ahora 42 años dio origen al partido tal y como hoy lo conocemos. Así se construye un relato. Y todo esto a unas horas del aterrizaje de Pedro Sánchez en Sevilla, fuero de Susana Díaz, capital del PSOE. Pero, ¿de qué PSOE?

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