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​​La izquierda rompe con el alcalde socialista de Sevilla y lo deja a merced del PP

Participa (marca afín a Podemos) e IU rompen el pacto que convirtió al socialista Juan Espadas en regidor, poniendo en riesgo el Gobierno de la capital andaluza y a su principal valedora: Susana Díaz

La presidenta de la Junta Susana Díaz y Juan Espadas, en un acto en Madrid. EFE

daniel cela

El alcalde de Sevilla, el socialista Juan Espadas, ha perdido a sus aliados de izquierdas en el Ayuntamiento, los grupos de Participa Sevilla (marca afín a Podemos) e IU, que facilitaron su investidura hace justo dos años. Ahora el regidor socialista afronta los próximos dos años de legislatura tremendamente debilitado, con un Gobierno en minoría con el que le será difícil sacar adelante los presupuestos municipales, y bajo la amenaza constante de una moción de censura.

La fragilidad de Espadas tras el portazo de los que hasta ahora eran sus socios de izquierdas inquieta a la dirección del PSOE regional de Susana Díaz, que teme perder el principal Ayuntamiento andaluz que gobiernan. Hasta hace una semana el nombre de Espadas sonaba en las quinielas como sucesor de Díaz en la presidencia de la Junta, en caso de que la sevillana hubiera ganado las primarias del PSOE y precipitado su relevo al frente del Gobierno andaluz.

El regidor hispalense es un hombre de su máxima confianza, siempre leal con la presidenta, y con un perfil político suave que le habría garantizado una sucesión sin sobresaltos (como la que enfrentó a Manuel Chaves con José Antonio Griñán). Ahora, sin embargo, Díaz y Espadas se enfrentan a lo que resta de mandato en una situación de debilidad interna de cara a las municipales y autonómicas de 2019.

Hace justo dos años, el PSOE arrebató al PP el Ayuntamiento de Sevilla, el mayor bastión de la derecha en Andalucía, que venía de gobernar el alcalde Juan Ignacio Zoido -hoy ministro de Interior- con una mayoría histórica en la ciudad (20 concejales). Los populares ganaron por un puñado de votos las elecciones municipales de 2015, obtuvieron 12 concejales (uno más que el PSOE) y con los tres escaños de Ciudadanos se quedaron a uno de la mayoría absoluta. El socialista Juan Espadas fue investido alcalde gracias a un pacto con otras dos formaciones de izquierda: IU (dos concejales) y Participa Sevilla, marca ligada a Podemos que logró tres escaños.

El socialista Juan Espadas tras recibir el bastón de mando tras ser proclamado alcalde de Sevilla. (EFE)

El socialista Juan Espadas tras recibir el bastón de mando tras ser proclamado alcalde de Sevilla. (EFE)

Ese acuerdo que sostiene a un Ejecutivo en minoría del PSOE se ha tambaleado peligrosamente en el ecuador de la legislatura, porque los socios de investidura de Espadas le han retirado su apoyo, dan por finiquitado su acuerdo y amenazan con dejar caer al Gobierno municipal. Participa Sevilla ha barajado incluso una moción de censura contra Espadas, que daría la Alcaldía al PP. Así lo han verbalizado en una reunión urgente de su ejecutiva hace unos días.

Participa Sevilla ha barajado incluso una moción de censura contra Espadas, que daría la Alcaldía al PP

IU también convocó a los suyos poco después y “no descarta ningún escenario”, pero de momento han retado a Espadas a someterse en el pleno a una cuestión de confianza, que podría obligarle a cesar automáticamente en el cargo si la mayoría vota en su contra. Esta fórmula no es tan sencilla. Según el artículo 197 de la LOREG, la cuestión de confianza es una potestad exclusiva del alcalde vinculada siempre a cuatro puntos: los presupuestos anuales, el reglamento orgánico, las ordenanzas fiscales y los instrumentos de planeamiento general. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, presentó una cuestión de confianza para poder aprobar sus presupuestos, una vez que el pleno se los había tumbado. Pero en Sevilla, el Gobierno municipal acaba de aprobar sus cuentas y existen ordenanzas en vigor, por lo que el Ayuntamiento entiende que no existe marco legal para una cuestión de confianza en este momento.

Inquietud en San Vicente

Con todo, los socialistas sevillanos están inquietos y la inquietud ha llegado a San Vicente, sede del PSOE andaluz, desde donde la presidenta Susana Díaz contempla la posibilidad de que su Alcaldía más valiosa caiga en manos del PP gracias a la “ayuda” de dos partidos de izquierda. Para impulsar una moción de censura en un Ayuntamiento, no basta con abstenerse, como en el Congreso o en el Parlamento: los concejales de Participa e IU tendrían que firmar dicho documento, con una candidatura alternativa para sustituir a Espadas, que presumiblemente sería un regidor del PP. Desde la dirección del PSOE-A han hablado con sus socios de Ciudadanos en la Junta para estar seguros de que su grupo municipal, con tres concejales, no pactará con los populares una moción de censura contra Espadas, que saldría adelante si sólo un concejal de Participa o de IU se les sumase.

La dirección regional de IU, que pilota Antonio Maíllo, ha advertido a sus concejales en el Consistorio hispalense que “bajo ningún concepto” valoren la opción de apoyar a un candidato del PP para sustituir a Espadas. Podemos, por su parte, no está unida orgánicamente a Participa, aunque les apoyaron en la campaña de las municipales. La formación de Teresa Rodríguez ha ordenado desvincularse de todas las siglas que propicien, faciliten o no impidan que el PP acceda al poder.

A partir de ahora cualquier proyecto  que impulse el Gobierno local encontrará serias resistencias por parte de todos los grupos de la oposición

Es difícil imaginar una moción de censura porque, al contrario que en el Congreso o en el Parlamento andaluz, en un Ayuntamiento los grupos de la oposición no tienen opción de abstenerse. Están obligados a posicionarse a favor de un candidato alternativo, que podría ser del PP. Lo que no es difícil de imaginar es una situación de bloqueo institucional, porque a partir de ahora cualquier proyecto o medida que impulse el Gobierno local encontrará serias resistencias por parte de todos los grupos de la oposición.

Las difíciles relaciones entre Juan Espadas y sus exsocios de Participa Sevilla e IU ya quedaron patentes en el reciente debate de Presupuestos municipales de 2017. El alcalde tuvo que contar con los votos de los tres concejales de Ciudadanos y la abstención de Participa, pero se produjo un empate a 14 puesto que PP e IU votaron en contra. Espadas deshizo el empate usando el voto de calidad del regidor, una herramienta desesperada que nunca antes se había usado en esta corporación municipal. La negociación de las cuentas de 2018 se antojan aún más complejas.

La gota que colmó el vaso

¿Cómo se ha llegado hasta aquí? En Participa y en IU reina el descontento y el malestar con la gestión de Juan Espadas, a quien acusan de haber dado continuidad a las políticas de derechas de Zoido. Pero el detonante casi no tiene nada que ver con la política del Gobierno municipal. En el último mes ha habido dos encierros en el Ayuntamiento de colectivos que reclamaban al alcalde mejoras laborales, uno eran los profesores sin plaza de los conservatorios de música y otros antiguos empleados de Lipasam, empresa municipal de limpieza.

Las protestas y reivindicaciones de estas personas han sido secundadas y respaldadas por Participa y por IU, hasta el punto de que miembros de Participa ayudaron a los manifestantes a colar sus sacos de dormir y otros utensilios por una ventana lateral del Ayuntamiento. El estallido de la crisis lo provocó el intento por parte de los manifestantes de encerrarse en la casa consistorial, una situación que evitaron los agentes de la Policía Local haciendo uso de la fuerza. Hubo un forcejeo entre los policías y los manifestantes, con los concejales y el personal de su equipo de por medio, que se saldó con varios heridos leves, un parte de lesiones de la Policía y denuncias cruzadas: los agentes denunciaron a algunos de los manifestantes y viceversa.

Tras el segundo desalojo, hace unos días, la portavoz de Participa, Susana Serrano, compareció ante los medios con un collarín en el cuello. Hubo una concentración a las puertas del Consistorio secundada por diputados autonómicos de Podemos y de IU, incluido el propio Maíllo.

Participa Sevilla e IU exigen la dimisión del delegado de seguridad Juan Carlos Cabrera, a quien acusan de haber dado la orden de expulsarles del Ayuntamiento. Desde el Consistorio explican que no podían dejar que aquellas personas durmiesen dentro en señal de protesta, porque al día siguiente habría una cola en la puerta queriendo hacer lo mismo. Además, habría sido necesario un dispositivo policial específico para vigilar a los manifestantes dentro del Ayuntamiento toda la noche, para evitar que subieran a los despacho y para evitar destrozos en el mismo edificio, que está catalogado como Bien de Interés Cultural (BIC).

El Gobierno de Espadas ha tratado de frenar el cabreo de sus socios remitiéndoles un documento con un balance del grado de cumplimiento de los acuerdos alcanzados en el inicio de la legislatura, en torno al 50%, dicen. Pero la ruptura por la izquierda es total. Ahora la incertidumbre está en ver qué hará el PP municipal, que sólo necesita convencer a un concejal de otro grupo para presentar una moción de censura contra Espadas. De momento han optado por la prudencia y dejarán que el alcalde socialista se desgaste. La segunda lectura de esto tiene alcance regional: Susana Díaz es la gran valedora del regidor de Sevilla y no se puede permitir que pierda la Alcaldía de la capital andaluza, porque se entendería como una derrota personal de la presidenta, que aspira a la reelección en las elecciones autonómicas de 2019.

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