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Referéndum 1-O Pleno esperpéntico para un día histórico

La interrupción de Marta Rovira a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, para solicitar la alteración del orden del día ha dado paso a una larga jornada llena de tropiezos, incertidumbres, esperas y tensiones.

El pleno del Parlament, vota hoy en medio de las protestas de algunos diputados, que se amplíe a la orden del día del pleno para incluir la ley del referéndum / EFE/Marta Pérez

elena parreño

Todo el mundo lo sabía, este miércoles se iba a aprobar la ley del Referéndum y empezaba una jornada histórica en el Parlament de Catalunya. Las risas en la sala de prensa lo han evidenciado en el primer minuto del pleno: Cuando Marta Rovira ha interrumpido a la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, para solicitar la alteración del orden del día ha llegado la sorpresa más previsible y una larga jornada llena de tropiezos, incertidumbres, esperas y tensiones. En los pasillos del Parlament, una legión de periodistas lo demostraba y la sala de prensa se ha quedado pequeña.

A la entrada del pleno, los responsables de comunicación del Parlament trataban de poner orden y desbloquear de periodistas las zonas de paso de los diputados hasta el pleno. "Volveremos a hablar, de forma más ordenada", ha dicho a primera hora de la mañana Jordi Cuixart, de Omnium Cultural, ante las preguntas de varios periodistas. Pero el orden ha sido imposible en toda la jornada.

La trascendencia del día se intuía a primera hora en los pasillos de la Cámara, lleno de corrillos, en la llegada temprana de muchos diputados y en la cola de periodistas para recoger la acreditación. Pero a medida que avanzaba la jornada, la trascendencia ha ido dando paso al esperpento, con hasta cuatro reuniones de la mesa del Parlament hasta la una del mediodía y sin apenas haber avanzado en nada.

A ratos, el papel de la presidenta de la sala se asemejaba al de una profesora de escuela 

"Es una jornada histórica y hay motivos para la celebración", decía Jordi Sánchez, presidente de Asamblea Nacional Catalana, antes de empezar el pleno. En los pasillos del Parlament, Joan Coscubiela, de Catalunya Sí Que Es Pot, ha protagonizado varios corrillos, antes del inicio del pleno y en el largo receso de casi tres horas de la mañana. "Nada de lo que quieren hacer se puede hacer, si se sienta este precedente, cualquier mayoría a partir de ahora podrá pisar los derechos de los diputados", repetía enfadado una y otra vez bajo la mirada de Lluís Rabell en los pasillos de la cámara. Argumentos que después repetía públicamente en la Cámara.

El pleno ha contado con momentos más propios de una serie de humor, como cuando el diputado Germà Gordó se ha quejado de no haber podido votar y se ha tenido que repetir la votación de la alteración del orden del día, que había costado unas cuatro horas realizar. "Tira, tira", decía el vicepresidente primero de la Cámara Lluís Guinó, cuando la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, intentaba someter a votación la alteración del orden del día.

A ratos, el papel de la presidenta se asemejaba al de una profesora de escuela intentando hacer callar a sus alumnos. Albano Dante Fachín, de Podem Catalunya, lo ha visto claro:  "Estamos dando un espectáculo lamentable". En la sala de prensa, solo faltaban las palomitas. "Deberíamos aclarar un poco dónde estamos", decía otra diputada. "Estamos en el Parlament", ha respondido Forcadell. Y solo eran las dos de la tarde.

División en la cámara, división en la calle

A las puertas del Parlament grupos pequeños de personas se han concentrado con sus proclamas. Unos aplaudían a los diputados al salir de la Cámara, otros gritaban "lo llaman referéndum y no lo es, lo tienen arreglado, votes lo que votes han ganado". División en la cámara, división en la calle, eso es coherente.

"Queremos dormir en casa", susurraban algunos periodistas al reprenderse el pleno por la tarde, y es que finalizado el término de enmiendas a las tres de la tarde ha empezado el pleno ordinario con temas que no tienen nada que ver con la ley del Referéndum. Por la tarde, las risas han ido dando paso al cansancio pero hoy se acepta, porque es un día histórico. Un día histórico que puede alargarse hasta lo incierto.

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