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Presupuestos de Euskadi Urkullu no descarta un nuevo pacto con el PP para aprobar los Presupuestos vascos de 2018

El Gobierno vasco inicia este martes una ronda de contactos con la oposición para tratar de obtener apoyos para las cuentas del próximo año. La negativa del PNV a negociar en Madrid con Rajoy podría complicar un nuevo acuerdo con los conservadores en Vitoria.

El lendakari, Íñigo Urkullu (d), durante la reunión con el presidente de los populares en Euskadi, Alfonso Alonso (i). EFE/Archivo

Pedro Azpiazu es un hombre curtido en mil batallas. Este veterano dirigente del PNV toreó en plazas complicadas, sobre todo cuando le tocó moverse por el Congreso. Allí tuvo que lidiar con los ministros de Rajoy, principalmente con aquellos que negocian Presupuestos. No en vano, Cristóbal Montoro sabe muy bien quién es este economista nacido hace 60 años en Bilbao. Hoy está en Vitoria, donde ocupa el cargo de Consejero de Hacienda del Gobierno Vasco. Allí tiene entre manos un nuevo reto: encontrar un parlamentario, tan solamente uno, que acompañe al ejecutivo del PNV-PSE a la hora de votar los Presupuestos de Euskadi para 2018. Suena sencillo, pero no lo será.

Este martes, Azpiazu emprende una ronda de contactos directa y personalizada con cada uno de los tres grupos políticos que conforman la oposición. A las 16.00 se verá con el PP. Una hora y media más tarde recibirá a Elkarrekin Podemos. El miércoles habrá una pausa, mientras que el jueves le tocará sentarse con EH Bildu. El consejero no hará declaraciones en ningún caso. Tampoco se ofrecerán imágenes de las reuniones. Una vez finalizada cada una de las reuniones, quedará en manos de los partidos decidir si hablarán o no sobre el resultado de sus encuentros. Por parte del Gobierno vasco solo habrá silencio y discreción. Mucha discreción.

“No sabemos cuántas rondas más habrá”, señalaron a este periódico fuentes de la Consejería de Hacienda. Por ahora, en el calendario del Ejecutivo autonómico aparecen dos fechas señaladas en rojo: el 11 de diciembre, lunes, habrá un pleno del Parlamento vasco en el que se abordarán las enmiendas a la totalidad. Luego, el viernes 22 de diciembre, será el “súper-pleno”, en el que sus señorías deberán decidir si sacan adelante las cuentas diseñadas por el gabinete de Urkullu para 2018 o si, por el contrario, habrá que prorrogar las correspondientes al año en curso.

Las perspectivas del Gobierno vasco no son del todo alentadoras. De momento, tanto EH Bildu como Elkarrekin Podemos y PP han mostrado distancia –algunos más que otros- del proyecto presupuestario. Desde la coalición abertzale sostienen que la iniciativa del gobierno del PNV contiene “parches” y carece de “una apuesta estratégica para afrontar los grandes retos”, mientras que Elkarrekin Podemos considera que solamente incluyen “cambios cosméticos”.

Por su parte, el PP vasco también los ha considerado “continuistas”, aunque ha introducido un matiz: si hubiese una reforma fiscal distinta a la pactada recientemente por PNV y PSE, otro gallo cantaría. En otras palabras, los conservadores quieren una rebaja en el Impuesto de Sociedades, tal como reclama la patronal vasca. En una entrevista publicada el domingo por el diario El Correo (propiedad del Grupo Vocento), el presidente de los populares en Euskadi, Alfonso Alonso, dijo que será “muy difícil” llegar a un acuerdo si el Gobierno vasco no atiende sus reivindicaciones en materia fiscal.

Madrid no está tan lejos

Sin embargo, hay otro factor encima de la mesa de Urkullu. A la hora de entablar cualquier negociación, el PP vasco tendrá muy presente que el PNV será clave para aprobar las otras cuentas de 2018 que también están pendientes de ser (o no) votadas: los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Entonces cobra especial valor la hemeroteca: si en 2017 hubo Presupuestos en España, fue gracias a los cinco votos del PNV. Eso ocurrió en mayo pasado. Un mes antes, la cosa había sido justamente al revés en el Parlamento de Vitoria, donde la abstención del PP vasco permitió que Urkullu sacara adelante su proyecto.

De aquel romance de primavera queda muy poco. La culpa del divorcio ha sido Catalunya. O mejor dicho, la manera elegida por Rajoy para hacer frente a la crisis en ese territorio. La aplicación del artículo 155 y la destitución del Govern catalán fue la gota que derramó el vaso. Ante esa grave e inédita situación, el PNV optó por congelar cualquier tipo de negociación en torno a los PGE, lo que obligó a Montoro a prorrogar las cuentas de 2017. No obstante, el ministro aún cree que será posible aprobar el nuevo proyecto a principios de 2018. O lo que es lo mismo, unas semanas después de que el Parlamento vasco celebre el “súper-pleno” en el que deberá tramitarse la iniciativa presupuestaria de Urkullu y Azpiazu.

La opción del PP es la “más fácil y barata” para conseguir la aprobación de los Presupuestos vascos de 2018

Conscientes del escaso margen de acuerdo con EH Bildu y Elkarrekin Podemos, en el Gobierno vasco saben que el apoyo (o la abstención) podría estar en manos del PP. El portavoz parlamentario del PNV, Joseba Egibar, lo dijo de manera clara y rotunda hace ya algunos días: en una entrevista ofrecida a Euskadi Irratia, afirmó que la opción del PP es la “más fácil y barata” para conseguir la aprobación de los Presupuestos vascos de 2018. “El PP aquí quiere notoriedad y Alfonso Alonso en eso es un artista y está como un ratoncito encima del queso”, remarcó.

Sus palabras causaron molestia en las filas conservadoras, aunque no lo suficiente como para hacer que los populares se nieguen a negociar. Más allá del precio o de la dificultad, los parlamentarios del PP vasco están dispuestos a alcanzar acuerdos con el PNV. Sin embargo, habrá que leer la letra pequeña: si los nacionalistas consiguen el apoyo de los populares, en Madrid esperarán que haya un mínimo descongelamiento de las relaciones con los diputados peneuvistas y que se vuelva a hablar sobre los PGE.

En cualquier caso, las fuentes de la Consejería de Hacienda consultadas por este periódico aseguraron que de momento sólo existen “especulaciones” sobre qué podría hacer cada partido en el Parlamento Vasco, por lo que rechazaron analizar posibles escenarios. Ahora es el turno de las reuniones.

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