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España compró el silencio de Letonia sobre Catalunya con un ejército en la frontera rusa

El envío de tropas a los países bálticos, que no fue aprobado por el Congreso en contra de lo que ordena la ley, se usó para que estos no se posicionaran a favor de la independencia catalana aunque esta recurriera a la 'vía báltica'.

Vista aérea de los más de 100 vehículos del contingente español 'Letonia I', preparado para embarcar en dirección a Riga. A la derecha, la columna de los tanques 'Leopardo' y de los blindados de combate 'Pizarro'. EMAD

La comisión mixta de Seguridad Nacional en la que se analiza la presunta injerencia de Rusia en el proceso soberanista catalán está dando para mucho. Además de para comprobar la falta de preparación de la mayoría de los diputados sobre la definición de conceptos como "desinformación" y "ciberguerra", la última sesión sirvió para que, por primera vez, quedara registrado en acta parlamentaria parte del precio que el Gobierno español ha pagado para que la comunidad internacional respondiera con silencio a la declaración de independencia de Catalunya.

Margallo: "Nuestra prioridad era mantener la unidad de España. Las cuestiones que preocupaban a los países bálticos se enfocaban en Rusia"

El responsable de revelar esta información, que hasta ahora los miembros del Ejecutivo se han esforzado en ocultar ante las preguntas de la prensa y de la oposición, fue el diputado del PP Manuel García Margallo, presidente de la citada comisión. El conservador, ministro de Exteriores de 2011 a 2016, explicitó que Mariano Rajoy compró la posición de Letonia a favor de la unidad de España con un contingente de combate de 313 militares y 80 vehículos para la frontera rusa, en una respuesta al diputado de En Comú Podem Felix Alonso Cantorné. El país báltico se había mostrado partidario de apoyar un referéndum de determinación en 2013 en Catalunya, posición que cambió con el despliegue español. 

"Es regla general de cualquier sociedad que antes de cualquier reunión un socio ponga encima de la mesa cuáles son sus intereses y sus prioridades. La prioridad del Gobierno español, al que yo representaba, era mantener la unidad de España y la vigencia de la Constitución. Las cuestiones que preocupaban a los países bálticos se enfocaban en Rusia", explicó Margallo.

"Nosotros, cumpliendo con nuestro deber de socios leales y fiables, hemos colaborado con esfuerzo militar", reveló el exministro, afirmando que "en justa contrapartida a esos esfuerzos" el Gobierno expresó que "la defensa de la Constitución era prioritaria". "No entenderíamos ni entenderemos que un Gobierno que sea socio nuestro haga un ataque frontal a la integridad territorial", comunicó Margallo a sus homólogos bálticos.

Un contingente de combate ocultado al Congreso

A diferencia de otros destacamentos que España ha enviado al exterior en misión de mantenimiento de la paz o para instruir militares extranjeros, el contingente que Mariano Rajoy ha desplegado en la frontera rusa destaca por su capacidad de combate. No es un destacamento simbólico: "Es la primera vez", explica Defensa, "que los carros de combate Leopardo 2E —el blindado más grande y potente de las Fuerzas Armadas, concebido para acciones de guerra— y los vehículos de combate de Infantería Pizarro intervienen en una misión en el exterior". Más allá de los 313 militares, el núcleo de la fuerza son los carros.

El Gobierno escondió al Congreso el envío de las tropas de guerra a Letonia, aprobándolo en Consejo de Ministros sin comunicar su destino

Han sido seis unidades de Leopardo y catorce de Pizarro las desplazadas a la frontera rusa, acompañadas de sus respectivos "carburantes especiales" adaptados al frío extremo. Completan el destacamento "doce transportes oruga acorazados (TOA), varios vehículos de combate de zapadores, una sección de armas de apoyo con morteros y misiles anticarro Spike y otra de drones".

Desplegadas a 200 kilómetros de Rusia, las tropas forman parte de un despliegue internacional voluntario de la OTAN "defensivo y disuasorio" contra un presunto asalto ruso a los países bálticos. Además de los cuatro estados que acogen las tropas (Polonia, Estonia, Letonia y Lituania) y EEUU, solo 12 países más se han unido a la misión de los 29 socios de la Alianza Atlántica. España tiene el segundo mayor contingente extranjero en suelo letón y Rajoy ya ha expresado su voluntad de convertirse en el primero. "A diferencia de otras misiones, las tropas españolas no harán patrullas, sino que se limitan a estar listas para intervenir", reconoce el departamento de María Dolores de Cospedal.

Mariano Rajoy, durante su visita a las tropas españolas desplegadas en Letonia, este mes de julio. EFE

Mariano Rajoy, durante su visita a las tropas españolas desplegadas en Letonia, este mes de julio. EFE

El Gobierno escondió al Congreso el envío de estas tropas de combate. A pesar de que la ley española establece que "al Congreso de los Diputados le corresponde autorizar, con carácter previo, la participación de las Fuerzas Armadas en misiones fuera del territorio nacional", el envío de militares españoles a Letonia no fue dirimido ni aprobado por el Congreso, evitando el debate público al respecto. El Gobierno lo hizo a puerta cerrada vía Consejo de Ministros, escondiendo en la publicación oficial el país de destino de las tropas y su capacidad de combate real.

Tres días antes Cospedal también evitó hacer mención alguna a los planes del Gobierno en la comisión de Defensa del Congreso, evidenciando el nulo interés de su Ejecutivo por cumplir la ley. Una Ley de Defensa Nacional que promulgó la Administración Zapatero en 2005 para impedir situaciones como las de la Guerra de Irak de 2003, en la que España participó sin la aprobación de las Cortes. Entonces, el PP anunció que redactaría una nueva ley cuando gobernara para permitir el envío de tropas sin autorización parlamentaria. No fue así.

"Debemos favores": los esfuerzos del Gobierno para impedir que se reconociera la independencia catalana

Mariano Rajoy y sus ministros han ocultado al Congreso y a los medios de comunicación el trabajo de la democracia española para impedir que la comunidad internacional reconociera la declaración de independencia catalana. No obstante, han querido dejar pistas para que los sectores más conservadores, que pidieron mano dura con Catalunya desde el primer momento, pudieran atar cabos.

"Los intereses nacionales están en todas partes", afirmó el presidente en Letonia cuando acudió a pasar revista a las tropas en agosto en un escueto discurso. Margallo, por su parte, ha sido aún más claro cuando ha sido cuestionado al respecto, y ya reveló "el esfuerzo que ha costado y los favores que debemos a una cantidad de gente por haber logrado que hagan las declaraciones que han hecho" en una entrevista en 13TV en marzo.

"He estado en los países bálticos cuatro veces. Y no es que tengamos especiales intereses económicos allí...", dejó caer Margallo

Entonces el ex ministro de Exteriores confesó los esfuerzos del Ejecutivo para que los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania) no se posicionaran a favor de una Catalunya independizada por la vía báltica. Estos estados legitimaron su independencia de la URSS basándola en un muy amplio consenso social, que el soberanismo intento emular replicando incluso el formato de sus más conocidas movilizaciones. Así ocurrió con la cadena humana de 2013, que copió la formada entre Estonia, Letonia, Lituania en 1989. "He estado en los países bálticos cuatro veces. Y no es que tengamos especiales intereses económicos allí...", dejaba caer el exministro Margallo.

Otro de los indicios sobre los "favores" que ha podido prometer el Ejecutivo para impedir el apoyo internacional al soberanismo llegó en septiembre. La misma mañana que Rajoy aterrizó en EEUU para entrevistarse con Donald Trump El País publicaba que España aportaría fondos por primera vez a la coalición contra el Daesh. El Gobierno filtraba a la cabecera de Prisa que la "primera aportación" sería de 15 millones de euros. Dos días después, en la comparecencia oficial del ambos presidentes, Trump se posicionaba a favor de la unidad de España mostrando ideas vagas de la situación: "No sabe quién es Rajoy, posiblemente ni le interesa", explicó a Público el director del departamento de traducción de la Texas A&M International University, analizando el lenguaje del mandatario estadounidense.

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