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Dispersión de presos de ETA Bilbao celebra este sábado la tradicional manifestación a favor de los presos de ETA: "Una cosa es la cárcel; otra vivir como ratas"

La plataforma ciudadana Sare convoca una movilización para pedir el cese de la dispersión y el respeto a los derechos de los reclusos.

La red ciudadana Sare celebra su habitual gran manifestación anual contra la "vulneración de derechos" y la dispersión de los presos de ETA. En la imagen, la del año pasado. EFE | JAVIER ZORRILLA

El final está más cerca que nunca. En cuestión de meses, ETA será definitivamente parte de la historia. A falta de conocer la fórmula elegida para desaparecer, todos los indicios apuntan a que no será más allá del verano cuando se escribirá su última noticia. Sin embargo, ese nuevo y reclamado escenario no tiene garantizado un efecto rebote en las cárceles: el Gobierno del PP se mantiene firme en su política contra los presos de ETA, lo que se traduce en el mantenimiento de la dispersión y en la negación sistemática de cualquier beneficio penitenciario.

"El Gobierno del PP ha radicalizado aún más su política penitenciaria, y a día de hoy mantiene actitud incluso más inflexible que cuando ETA estaba en activo. Sinceramente, es un posicionamiento muy difícil de entender", reflexiona el exconsejero de Justicia del Gobierno Vasco y actual portavoz de la plataforma ciudadana Sare (Red), Joseba Azkarraga. Este veterano abogado alavés volverá a situarse este sábado detrás de una pancarta, y lo hará para pedir que Madrid también se adecúe a este nuevo tiempo, en el que "ETA ya no supone ningún tipo de peligro para nadie".

A partir de las 17.00 horas de este sábado, el centro de Bilbao volverá a acoger la tradicional manifestación por los derechos de los presos. Ha pasado exactamente un año de la anterior, pero las cosas no han cambiado mucho: a día de hoy, más del 90% de los 300 reclusos de ese colectivo está alejado a cientos de kilómetros de Euskadi. En ese contexto, los presos han iniciado una inédita apuesta individual por las vías legales para tratar de acceder a beneficios penitenciarios, pero nada indica que vayan a obtenerlos.

En una reunión mantenida a finales de la semana pasada en la cárcel de Albolote (Granada), uno de los portavoces del denominado Colectivo de Presos Políticos Vascos (EPPK, por sus siglas en euskera), Jon Olarra Guridi, informó al representante del Foro Social —un colectivo que realiza el papel de mediador— Agus Hernán que a día de hoy "el 96% de las personas presas están en situación de primer grado". "La mayoría están ya solicitando su paso a segundo grado. Aunque todas las solicitudes no han sido aún tratadas en las Juntas de Tratamiento de cada cárcel —sus reuniones son cada 3 ó 6 meses—, sí han constatado que la mayoría de las demandas son rechazadas", relató el Foro en un documento.

El ex preso de ETA Fernando Etxegarai, quien llegó a estar 21 años en prisión debido a la aplicación de la ya derogada Doctrina Parot, sabe muy bien lo que significa estar clasificado en primer grado. "Es el de mayor dureza. Si un preso normal está ocho o diez horas al día en el patio o haciendo actividades, quien está en primer grado apenas sale tres o cuatro horas diarias. El resto del día está en su celda y habla con muy pocas personas. Es una vida monástica, sin posibilidad de acceder a nada", relató a Público. "Una cosa es la cárcel, y otra es tener que vivir como una rata, veinte horas en la celda y las restantes cuatro en un patio pequeño", subraya Etxegarai.

Distancias infinitas

Etxegarai es uno de los exreclusos que prestó su testimonio para la elaboración del libro Recoja sus cosas del periodista Ander Zurimendi. Este mismo sábado por la mañana, coincidiendo con las horas previas a la manifestación, el autor tiene previsto realizar una especie de "recorrido guiado" por distintos rincones de Bilbao que aparecen en su obra, centrada en "las vivencias de cinco expresos de ETA al salir de la cárcel después de la derogación de la Doctrina Parot, así como los años pasados entre rejas".

"Una de las personas que aparece en el libro me contó que cuando hizo el viaje de vuelta a Bilbao, al salir de la cárcel, se dio cuenta de que ese mismo recorrido lo habían hecho sus familiares cada sábado para ir a visitarle. Me dijo que hasta entonces sabía que la distancia era importante y que su familia hacía un gran esfuerzo para ir a visitarle, pero cuando hizo ese viaje cobró aún más conciencia de esa lejanía", relató Zurimendi.

A día de hoy, la dispersión es una de las medidas de excepción que se aplica únicamente contra los presos condenados por integración o relación con ETA. La mayor parte del arco político de la Comunidad Autónoma Vasca y de la Comunidad Foral Navarra —incluyendo sus respectivos parlamentos— ha reclamado su final, algo que también han apoyado la totalidad de los sindicatos vascos y un amplio número de organizaciones sociales. Sin embargo, nada de esto ha logrado hacer mover al Gobierno de Rajoy de su inmovilismo. Hoy en Bilbao volverán a pedirle que haga algo.

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