Ramón Jáuregui eligió la celebración del 25º aniversario de aquella polémica convergencia de la izquierda vasca entre PSE y Euskadiko Ezkerra —que nunca fue tan fructífera electoralmente como se pensó— , celebrada en el teatro Arriaga de Bilbao, para anunciar su retirada de la política activa en la que llevaba más de 40 años, desde que en 1977 cogiera las riendas de la secretaría general de la UGT de Euskadi.

"Aprovechando que os tengo a todos quiero terminar diciendo que estos años os he representado en multitud de sitios porque me habéis dado ese inmenso honor. Os quiero decir que cuando ya termina mi actividad política no he encontrado mejor momento para despedirme que éste", dijo al final del acto.

Aunque Jáuregui, de 69 años, había comentado en su entorno más cercano que esta legislatura como eurodiputado sería su "último servicio" en política, otras fuentes apuntan que lo que verdaderamente ha desencadenado este anuncio es que Jáuregui se sentía ninguneado y ya sabía que no contaban con él para repetir en las listas.

Otras fuentes apuntan que el hecho de haberlo anunciado ahora —en el ecuador de la Escuela de Gobierno del PSOE que buscaba visualizar la unidad del partido entre generaciones— también ha estado motivado por el veto de Ferraz a la candidatura de Elena Valenciano para presidir el Grupo Socialista Europeo, algo a lo se opuso radicalmente y defendió que tenía que ser la ex vicesecretaria general del PSOE la aspirante a dicho puesto.

Jáuregui es una parte muy importante de la historia del PSOE desde que llegó la democracia, y ha ocupado importantes cargos de responsabilidad en momento muy difíciles. Además de liderar el sindicato ugetista en Euskadi en los primeros años de la transición, fue teniente de alcalde de alcalde del Ayuntamiento de San Sebastián en los primeros años de los ochenta, posteriormente diputado del parlamento vasco.

En 1986, se convirtió en vicelehendakari del Gobierno vasco presidido por José Antonio Ardanza. También lideró el PSE desde 1988 a 1997, fue diputado de 2000 a 2009 y, un año después, salió elegido eurodiputado. En 2010 es reclamado por Zapatero y le nombra ministro de la Presidencia, aunque vuelve a repetir como eurodiputado en las últimas elecciones al Parlamento europeo.

La marcha de Jáuregui casi viene a poner a fin a una generación de socialistas históricos que se han ido alejando del PSOE y que no cuentan para la dirección federal desde que Pedro Sánchez llegó a la secretaría general. Se podría citar los casos del propio Alfredo Pérez Rubalcaba, José María Maravall, Valeriano Gómez o de barones territoriales como José Bono o Juan Carlos Rodríguez Ibarra.

También el alejamiento entre Ferraz y los tótems del PSOE desde 1974. Ni hay sintonía con Felipe González, menos con Alfonso Guerra y, aunque Javier Solana accedió a participar en la Escuela de Gobierno, sus relaciones con Ferraz son casi inexistentes. El "nuevo PSOE" de Pedro Sánchez, no es partido para históricos.