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Hacienda hace caja con la sequía: la quema de carbón, gas y fuel por las eléctricas dispara sus ingresos

La recaudación de los impuestos que gravan el consumo de combustibles fósiles aumenta 500 millones de euros, principalmente por el consumo del sector energético, mientras cae el consumo de gasolina y gasóleo por empresas y familias

Compañías como Endesa e Iberdrola están adelantando el cierre de sus centrales de carbón ante sus elevados costes contaminantes y las elevadas inversiones que requieren para cumplir los estándares europeos.

La sequía está teniendo un perverso efecto secundario: la recaudación por impuestos han aumentado, de manera simultánea a la emisión de gases de efecto invernadero, como consecuencia de la quema mayores volúmenes de carbón, gas y fuel en el sistema eléctrico para suplir el desplome de producción de las renovables.

Esos datos apuntan algunas pistas sobre los motivos del actual Gobierno para poner trabas al desarrollo de las energías renovables y de su autoconsumo y ralentizar la descarbonificación del sistema productivo español: reducir la quema de carbón, petróleo y sus derivados reduciría los ingresos del Estado, con independencia de que se trate de combustibles nocivos para el medio ambiente y de que la combinación de la actual estructura del sistema energético con el sistema de precios resulte gravosa para el ciudadano.

Los ingresos de la Agencia Tributaria por el impuesto de Hidrocarburos aumentaron en 418 millones de euros el año pasado mientras los del tributo que grava la quema de carbón se elevaron en 83, según señala el reciente Informe de Recaudación de diciembre, que ofrece los datos provisionales del cierre del año.

Concretamente, la recaudación por el Impuesto del Carbón pasó de 229,1 a 312,05 millones mientras la parte estatal del de Hidrocarburos se disparaba de 3.787 a 4.204,9. Casi 45 por encima y diez por debajo, respectivamente, de lo previsto por Hacienda en los Presupuestos Generales del Estado.

Menos gasolina y gasóleo, más gas para quemar

El tributo sobre los derivados del petróleo tiene una parte cedida a las comunidades autónomas, con margen para gravar la gasolina y el gasóleo, que el año pasado se redujo en 90 millones de euros al caer de 6.639,6 a 6.549,2, lo que dejó el avance final en 328 (410,4 con el carbón). Los 126,9 millones que obtienen las corporaciones locales por esta vía, 2,3 menos que el año anterior, suponen apenas una centésima parte del volumen total.

La quema de carbón en centrales térmicas también está gravada por impuestos autonómicos en algunas comunidades, caso de Aragón, la legalidad de cuyo tributo fue avalada hace unos meses por el Tribunal Supremo.

“La mayor tasa de crecimiento se registró en los ingresos por el Impuesto sobre el Carbón como consecuencia del mal año hidrográfico (sic) y la utilización del carbón como sustituto en la generación de electricidad”, señala el informe, que destaca cómo la “tendencia ligeramente desacelerada a lo largo de todo el año” en la venta de gasolina y gasóleo de automoción, que es la que habitualmente marca la evolución del Impuesto de Hidrocarburos, “se vio compensada por el aumento de los consumos del gas natural utilizado en la generación de energía eléctrica”, algo que “está también detrás del considerable incremento en el Impuesto sobre el Carbón”, que alcanzó el 36,2%.

Es decir, que el consumo de combustible por el sector del transporte, la industria y/o las familias se reduce pese a la recuperación de las variables macroeconómicas, mientras la quema de minerales y derivados del petróleo aumenta en el sector eléctrico y el efecto disuasorio de los tributos que gravan su consumo queda, cuando menos, en entredicho.

El impuesto de la luz crece más que el consumo

Mientras tanto, la recaudación del impuesto que grava el consumo de electricidad tuvo “un crecimiento moderado en línea con los consumos”, al pasar de 1.290,2 a 1.305,9. Ese 1,2% es similar al 1,3% que, según Red Eléctrica Española, creció la demanda de energía eléctrica.

Sin embargo, esos datos tienen truco y enmascaran una subida mayor, ya que parte de los ingresos reales no se computaron el año pasado como consecuencia de “algunos cambios en el período de liquidación del impuesto por parte de algunas empresas” a partir de mayo, que desplazaron su contabilización hasta 2018.

Esa circunstancia hace prever que la recaudación final de Hacienda por este tributo crezca finalmente muy por encima de lo que lo hizo el consumo.

“Los ingresos crecieron de forma moderada” y “lo mismo sucedió con los consumos físicos”, señala el informe de la Agencia Tributaria, que atribuye a “las subidas de precio” los aumentos de la recaudación “en los meses centrales del año” (un 9% en marzo, un 5,8% en abril) y que llama la atención sobre “las fuertes oscilaciones de los precios en el mercado de la producción de electricidad”.

Más de 40 millones de toneladas de CO2 por quemar carbón

El sistema eléctrico español cubrió el año pasado una demanda de 268.505 gigavatios, casi la mitad de la cual fue generada en centrales que queman residuos (3.467, 1,3%), carbón (45.955, 17,1%), fuel y gas (7.028, 2,6%), varios de los anteriores combustibles en ciclo combinado (38.901, 14,5%) o alguno en cogeneración (28.090, 10,4%).

Ese balance, que tuvo como causa principal el pinchazo de la generación de energías de fuentes renovables como la hidráulica, que se quedó en 20.213 gigawatios tras caer más de un 48% por la sequía, y la eólica, que aportó 46.942 tras descender un 1,6% por el anticiclón, pero también la nuclear, que se redujo un 2,3% (54.825), disparó la emisión de gases de efecto invernadero por encima de los 65 millones de toneladas equivalentes de CO2.

Más de 40 de esos 65 millones de toneladas de gases de efecto invernadero fueron arrojadas por las centrales de carbón, cuyos elevados efectos contaminantes han llevado a compañías como Iberdrola y Endesa a adelantar el cierre de las plantas que queman ese mineral, en línea con las directrices comunitarias y ante las elevadas inversiones que requieren para adecuarlas a la normativa. Mientras tanto, las de cogeneración lanzaban 10, las de ciclo combinado doce y las de residuos el resto.

Más petróleo que nunca 

Otros datos apuntan a que la descarbonificación del sistema productivo español y la reducción de su dependencia del petróleo, que resulta clave en la balanza comercial, va para largo.

Según los datos de Cores, la Corporación de Reservas Estratégicas de Productos Petrolíferos (Cores), en el consumo de derivados del petróleo ascendió el año pasado en España a 58.308 toneladas, más de la mitad de ellas (30.811) de gasóleos y con apenas un 5% de biocarburantes, mientras que la demanda de gas natural se elevó hasta el equivalente a 351.585 gigawatios, con una proporción de casi cuatro a uno entre el consumo industrial y doméstico y el del sector eléctrico.

Por otro lado, según la misma fuente, España batió el año pasado su propia marca de importación de petróleo crudo, con 65.843 millones de toneladas que suponen un incremento del 2,6% con respecto al ejercicio anterior y otro de casi dos puntos con respecto al anterior récord, establecido en 2015 con 64.600 toneladas.

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