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Casado arrasa con el 'marianismo'

Los 450 votos que saca a Soraya Sáenz de Santamaría suponen una enmienda al proyecto de Mariano Rajoy, que el nuevo presidente de los conservadores ya criticó en campaña. Casado afirma que el PP "ha vuelto", que contará con Rajoy, pero también con José María Aznar, y promete "enarbolar los principios" conservadores "de siempre".

Esperanza Aguirre, Pablo Casado y José María Aznar, en el Congreso de las Nuevas Generaciones del PP, celebrado en la localidad madrileña de Las Rozas en 2008. EFE

Hoy se abre una nueva era en el PP. La incontestable victoria de Pablo Casado es el triunfo del Partido Popular que reivindicó José María Aznar y apoya Esperanza Aguirre, y la derrota de Soraya Sáenz de Santamaría certifica el fin del marianismo.

Los 451 y 438 votos que el nuevo presidente del PP ha sacado a la exvicepresidenta del Gobierno en las dos votaciones de hoy significan una clara enmienda al legado de Mariano Rajoy, aunque el XIX Congreso del PP se haya vendido como un homenaje al ya expresidente del partido.

Casado se cuidó mucho de cuestionar directamente a Rajoy en campaña, pero sus dardos contra Santamaría por su "fracaso" en Catalunya recogían el sentir de una parte de su formación. Ella era la vicepresidenta, pero Rajoy estaba a los mandos, y hoy este sentir ha aupado a Casado a la cúpula del PP.

Casado criticó a Santamaría por su "fracaso" en Catalunya. Ella era la vicepresidenta, pero Rajoy estaba a los mandos, y hoy este sentir ha aupado al nuevo líder del PP

Las críticas del nuevo presidente conservador sobre la inacción del PP en esta legislatura estaban camufladas entre eufemismos -"No nos han dejado trabajar"-, y su reivindicación de la esencia del PP es un gancho directo a Rajoy. "El PP ha vuelto", decía, ante un expresidente del partido que el viernes lo saludaba con cierta frialdad, y hoy mostraba particular afecto hacia Santamaría. 

Su apelación a la llamada "España de los balcones" refleja su voluntad de entrar en el cuerpo a cuerpo con Ciudadanos y Vox -como ha dicho en campaña-; su propuesta para reforzar el Código Penal contra los independentistas es romper con la estrategia mantenida por Rajoy hasta la fecha. Y su sonsonete sobre la necesaria bajada de impuestos es un misil a la línea de flotación del exministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, que precisamente apoyó a Santamaría.

Eso, por no hablar de su rechazo a la "ideología de género", meses después de que el PP pasase de criminalizar las protestas feministas del 8-M a ponerse de perfil; de que su presidente no quisiera hablar de la brecha salarial a que desautorizase a la también ex Cristina Cifuentes -entonces presidenta de la Comunidad de Madrid- cuando defendió hacer huelga "a la japonesa". 

"Enarbolar los valores de siempre", como prometía en su primer discurso como líder conservador, casa a la perfección con mostrar "orgullo" por los legados de los expresidentes. También en lo que se refiere a la herencia de José María Aznar, hoy divorciado del PP, que empleó en su día al nuevo presidente de los conservadores, y que en campaña ha criticado a sus rivales y ensalzado las recetas,de Casado, sin citarlo.

"Contar con todos los expresidentes" es también recuperar a un Aznar que dice no saber siquiera si paga la cuota como militante, que no se siente "representado por el PP", pero que hoy ve como sus planteamientos vuelven a estar de moda.

Con su oferta para integrar a Santamaría -sobre la que ella no se ha pronunciado-, su esfuerzo por blanquear una campaña con varios golpes bajos, y su promesa de que hoy en el PP ganan todos, Casado prometía un cambio de página. En esa página no están -de momento- muchos de los más próximos colaboradores de Rajoy, vinculados a la candidatura de Santamaría, y tampoco quien fuera la mujer más poderosa en el último Gobierno de los conservadores. "El PP ha vuelto". 

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