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Andalucía El PP recula de su compromiso a favor de la lista más votada

La posibilidad de una inminente convocatoria electoral por parte de Susana Díaz obliga a Génova a desdecirse para poder gobernar en Andalucía con Ciudadanos, que quedaría segundo tras el PSOE según las últimas encuestas.

Juan Manuel Moreno Bonilla y Juan Marín se saludan en los pasillos del Parlamento andaluz. /EFE

El PP asume que podría tener que 'tragarse' su discurso sobre la necesidad de que gobierne la lista más votada. Hasta la fecha, el Partido Popular ha criticado que Pedro Sánchez gobierne sin ser la fuerza más votada, con sólo 84 diputados —"Sin haber ganado las elecciones"—; que los "pactos de perdedores" les arrebataran gobiernos en comunidades en las que el PP fue la formación con más apoyos en los últimos comicios; e incluso que en ayuntamientos como el de Madrid puedan gobernar plataformas como Ahora Madrid, que logró un concejal menos que el PP de Esperanza Aguirre.

Pese a la batería retórica desplegada en los últimos años contra los "pactos en despachos" entre "perdedores", dirigentes del PP consultados por Público reconocen que las elecciones andaluzas, todavía sin fecha, podrían desembocar en un escenario en el que los conservadores tuvieran que hacer exactamente lo mismo que han criticado hasta la saciedad, a todos los niveles de la administración.

Las fuentes consultadas reconocen que el PSOE tiene serias opciones de revalidar el título de fuerza más votada, pero esperan poder sumar con Ciudadanos para desbancar al Ejecutivo socialista. Después de que el partido naranja declarara roto su pacto de investidura con el PSOE, hace apenas un par de semanas, tras más de tres años respaldando a Díaz, los conservadores esperan que en esta ocasión el partido que lidera Juan Marín en Andalucía prefiera apoyarles a ellos.

La lógica del PP es que Ciudadanos, que se vende como el partido de la regeneración —pese a haber mantenido su apoyo hasta el límite a gobiernos conservadores como el de Pedro Antonio Sánchez, en Murcia, o Cristina Cifuentes, en Madrid— pactaría con la formación que lidera Juan Manuel Moreno en Andalucía, antes de permitir que el Partido Socialista siga al timón de la Junta.

De no hacerlo, sería Ciudadanos quien tendría que explicar por qué sostiene a Díaz, tras décadas de gobiernos socialistas y de escándalos como el de los ERE, señalan estos dirigentes. También se muestran convencidos de que las consecuencias de incurrir en esta nueva contradicción y saltarse este discurso serían mínimas, pese a lo mucho que han insistido en esta cuestión.

Con todo, sería la ocasión más llamativa, pero no sería la única demostración de cómo el PP es capaz de defender ferozmente una cosa y la contraria en lo que respecta a este tema.

El mismo Pablo Casado, que no se ha cansado de criticar estos "pactos de perdedores", acabó uniéndose a María Dolores de Cospedal para ganar en la segunda vuelta de las primarias que lo llevaron a la Presidencia del PP, después de que Soraya Sáenz de Santamaría obtuviese más apoyos entre los militantes. "Dejar gobernar a quien gana las elecciones es el principal pilar de la regeneración democrática", afirmó Casado en la campaña para las generales de 2016.

En declaraciones a los medios de comunicación, en Granada, Casado, que entonces era vicesecretario de Comunicación del PP, explicó que esto era "una norma no escrita que se había respetado siempre a nivel nacional", pese a la reciente costumbre de que "pacten los que pierden". Frente a esto, el actual líder del PP presumió de que su partido "siempre ha respetado esta norma", salvo en el caso del pacto alcanzado en Euskadi con el PSOE de Patxi López.

Incluso, a finales de julio, el PP registró en el Congreso de los diputados una Proposición de Ley para modificar la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG), que persigue implantar un sistema para obligar a que gobierne la lista más votada en los ayuntamientos. La iniciativa, similar a otra planteada a Ciudadanos en febrero, impondría que gobierne quien logre un 30% de los votos —si hay una diferencia de 10 puntos con la segunda fuerza—, o quien obtenga un 35% de respaldos —con una ventaja de cinco puntos—.

Las elecciones, incógnita en el horizonte

En otro orden de cosas, el PP espera que Díaz convoque elecciones anticipadas de forma inminente. La fecha más repetida: el 25 de noviembre.

No obstante, entre las filas conservadoras hay quienes interpretan que Díaz podría haber cambiado de plan. El reciente nombramiento de un nuevo director general de Presupuestos -cargo que ha estado meses vacante-, sugiere que quizás la presidenta andaluza quiera aguantar más tiempo. En el horizonte tiene también la sentencia de los ERE, que previsiblemente llegará antes del próximo año, con la que debe contar a la hora de tomar decisiones.

En un última instancia, alguno de los dirigentes consultados sostiene que Díaz esperará porque ya no le beneficia el 'efecto Sánchez'. Su razonamiento es que, de haber convocado elecciones para septiembre, la presidenta andaluza habría recibido un empujón gracias a las acciones del Ejecutivo; ahora, con los escándalos de la tesis de Sánchez, las dimisiones de dos ministros y otros fuegos, sostienen que Sánchez es un lastre para la que en su día fuera su más peligrosa enemiga.

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