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Intento de atentado contra Sánchez ERC pregunta al Gobierno si la Guardia Civil utilizó al francotirador para espiar el 'procés'

El diputado Rufián presenta en el Congreso una batería de preguntas por escrito tras descubrirse las estrechas relaciones de Manuel Murillo –preso por planear el asesinato de Pedro Sánchez y tener un arsenal de armas de guerra– con la Asociación de Amigos de la Guardia Civil. Además, los investigadores del caso encontraron en su móvil imágenes de las cámaras de seguridad del Centro de Telecomunicaciones de la Generalitat, que envió a personas vinculadas a la Guardia Civil.

Manuel Murillo, en el cuartel de la Guardia Civil de Travessera de Gràcia, en Barcelona, a principios de este año tras ser condecorado y en compañía de tres tenientes coroneles del instituto armado. /PÚBLICO

Hasta ahora, al francotirador ultrafranquista que quería matar al presidente del Gobierno sólo se le conocían vinculaciones con grupos de extrema derecha y neonazis, pero cada vez aparecen más pruebas de que también tenía muy buena relación con la Guardia Civil. Hasta el punto de que se sospecha que pudiera estar trabajando para el instituto armado como informador, infiltrado en el CTTI donde están todos los sistemas informáticos de la Generalitat.

De hecho, Manuel Murillo Sánchez estuvo trabajando como guardia de seguridad de refuerzo en un edificio anexo a ese Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació, efectuando el control de accesos en horario nocturno, tras el referéndum independentista del 1-O y hasta las pasadas elecciones autonómicas catalanas del 21-D. En ese tiempo, estuvo haciendo fotografías a escondidas de las cámaras de vigilancia de seguridad en las entradas y salidas del CTTI, y esas capturas fueron después halladas en su móvil por los que investigaban sus planes de atentar contra Pedro Sánchez.

Además, según fuentes del Departament de Polítiques Digitals i Administració Pública y del Departament d’Interior de la Generalitat –citadas por la emisora RAC1– Murillo envió esas imágenes a personas vinculadas con la Guardia Civil.

Durante todo el procés soberanista para organizar un referéndum sobre la autodeterminación de Catalunya, las diligencias judiciales para impedir la consulta popular se centró en el CTTI, que ha sido registrado varias veces por la Guardia Civil y la Policía Nacional en busca de pruebas de que desde allí se controlaron los datos para elaborar el censo, producir las papeletas y efectuar el escrutinio.

El Govern catalán ha abierto un expediente informativo a la empresa Enerpro S.L. –encargada de la seguridad del CTTI desde hace más de diez años– y los Mossos d'Esquadra han remitido esos datos al Juzgado Nº3 de Terrassa que se encarga de la instrucción del caso de intento de magnicidio tras haberse inhibido la Audiencia Nacional.

Agasajado por tres tenientes coroneles de la Guardia Civil

Pero ayer mismo apareció un nuevo indicio de las estrechas relaciones que mantenía el francotirador con la Guardia Civil, al desvelar Público una fotografía del acto –celebrado el pasado febrero en el cuartel barcelonés de Travessera de Gràcia– en el que Murillo recibió una condecoración (una insignia del águila con la cruz de Santiago, emblema del Ejército español) de la Asociación de Amigos de la Guardia Civil.

En la foto (como se ve al inicio de este artículo), el presunto lobo solitario aparece agasajado por tres tenientes coroneles del instituto armado destinados en Catalunya.

Ante todos estos indicios, el coportavoz de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en el Congreso de los Diputados, Gabriel Rufián, ha presentado a la Mesa de la Cámara una batería de preguntas, dirigidas al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska para que el Gobierno para que las responda por escrito, a las que ha tenido acceso Público:

Fragmento de las preguntas presentadas por ERC al Gobierno sobre el francotirador de Terrassa.
¿Colaboraba Murillo con las fuerzas de seguridad del Estado o los servicios de inteligencia?

¿Colaboraba el señor Murillo con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado o con los servicios de inteligencia en relación a las investigaciones sobre el 1 de octubre o de cualquier otra índole?
En caso afirmativo, ¿colaboraba a iniciativa propia o a iniciativa de las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad del Estado?

¿Recibió el señor Murillo alguna remuneración por la información facilitada?
En caso afirmativo, ¿cuál ha sido la remuneración que ha recibido el señor Murillo?
¿en calidad de qué? ¿en base a qué partida presupuestaria? ¿quién la autorizó?

¿Informó la Guardia Civil a los Mossos d'Esquadra de la recepción de imágenes de las cámaras de seguridad del Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la lnformació (CTTI)?
En caso afirmativo, ¿quién lo hizo? ¿a quién informó?
En caso negativo, ¿considera el Gobierno español que la Guardia Civil actuó de manera leal, honesta, ética y legal no advirtiendo a los Mossos d'Esquadra de que un trabajador del CTTI podía estar enviando información protegida y que podría ser constitutiva de delito?

¿Tenía constancia el Ministerio de las inclinaciones magnicidas y de la ideología ultraderechista del señor Murillo antes de la detención producida por los Mossos de Esquadra? 

¿Qué medidas piensa tomar el Ministerio para evitar que colaboren con sus estamentos oficiales personas con inclinaciones extremas y violentas como el señor Murillo o el Imán de Ripoll? 

¿Cuáles son los criterios de selección en relación a confidentes o colaboradores del CNI, Guardia Civil o Policía Nacional? 

El antecedente sospechoso del imán de Ripoll

La referencia al imán de Ripoll –Abdelbaki Es Satty, cerebro de los atentados de Las Ramblas y Cambrils, en los que perecieron 16 personas y más de 120 fueron heridas– se debe a que después de la matanza terrorista de agosto del año pasado se descubrió que cinco años antes había tenido contactos en prisión con agentes del CNI (servicios secretos españoles) y mandos de la Guardia Civil. Además, tuvo el teléfono intervenido ya en 2005, por autorización del entonces juez de la Audiencia Nacional Grande-Marlaska, tras haber compartido un piso con yihadistas relacionados con los atentados del 11-M.

Pese a todo ello, cuando terminó de cumplir su condena por narcotráfico en Castellón no sólo no fue expulsado del país, como habitualmente hacen los jueces, sino que incluso logró recomendaciones para ir a Ripoll a ejercer de imán en la mezquita, una responsabilidad religiosa muy sensible puesto que sus prédicas pueden exacerbar o aplacar el fanatismo de algunos fieles. Y eso fue posible porque en las bases de datos policiales a las que tenían acceso los Mossos no aparecía ninguna referencia a sus vínculos con el yihadismo.

Ahora, a medida que se conocen nuevos detalles de la trayectoria de Murillo –así como la inexplicable inhibición, que inicialmente se intentó ocultar, de la Audiencia Nacional en un caso de magnicidio con armas de guerra en grado de tentativa– surgen nuevas sospechas de que las fuerzas de seguridad podrían estar jugando con fuego a la hora de escoger confidentes y colaboradores en sectores inclinados a la violencia terrorista.

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