Público
Público

2D Vox irrumpe en la campaña de las elecciones andaluzas

En estos comicios se dirime, además de la gobernabilidad de Andalucía, si la ultraderecha, después de décadas camuflada en el PP, regresa a las instituciones con un rostro propio. Hay encuestas que les dan hasta 4 escaños

El presidente de Vox, Santiago Abascal, durante el acto de presentación en Sevilla a sus candidatos provinciales a las elecciones andaluzas. /EFE

raúl bocanegra

Vox, una formación de extrema derecha, ultranacionalista, xenófoba, antieuropeísta y antifeminista, ha irrumpido de manera definitiva en la campaña de las autonómicas andaluzas. La candidata del PSOE, Susana Díaz, decidió introducir en el debate de este lunes al partido de la ultraderecha e instó a los candidatos de PP, Juanma Moreno, y Ciudadanos, Juan Marín, a decir si estarían dispuestos a contar con su apoyo para desalojarla del poder. Con esa pregunta, la presidenta venía a dar por cierta la posibilidad, que ya alumbró el CIS y otras encuestas, de que la ultraderecha regrese con voz propia a un Parlamento por primera vez desde la transición.

Díaz, con ese movimiento, hizo o quiso hacer varias cosas. Por un lado, ahondó en el ataque de nervios y en las contradicciones en las que incurre el PP, sobre todo, pero también Ciudadanos, con el auge de Vox, a quien ambos se resisten a calificar como una formación de extrema derecha, y a cuyo electorado de manera más o menos directa, según el momento y el dirigente, lanzan constantes guiños.

Por otro lado, la presidenta también pudo movilizar en su favor a las personas de ideología más moderada, de centro, que no quieren saber nada de radicalismos y a quienes puede asustar cierto coqueteo de PP y Ciudadanos con Vox. Y, por último, además, también quiso atraerse al votante de izquierdas y robarle, o en una versión más dulce, compartir con Adelante Andalucía la bandera del antifascismo, que había enarbolado Teresa Rodríguez, por ejemplo, el domingo pasado en Cádiz en la manifestación feminista del 25N, en la que dijo, sin nombrar a Vox: “El feminismo será la barrera de contención a la extrema derecha en Andalucía”.

Susana Díaz introdujo a Vox en el debate del pasado lunes y convirtió al partido de ultraderecha en un actor más

Pero, con ello, Díaz también ha provocado un efecto secundario. Ha convertido a Vox, antes de saber si entrará o no en el Parlamento, en un actor político más en estos comicios. Por todo lo antedicho, la maniobra de Diaz no gustó ni a izquierda ni a derecha y tanto Rodríguez como Moreno cargaron contra ella por este flanco. Rodríguez dijo: “Que Susana Díaz le hiciera más propaganda a Vox que la que ha conseguido en dos semanas de campaña es una absoluta irresponsabilidad”. Y Moreno acusó también directamente al PSOE de hacerle la campaña a Vox. En una entrevista en la Cadena Ser, recogida por Europa Press, dijo: ”Nunca ha tenido mejor aliado que el PSOE, ya que todos sus diputados hablan de Vox”.

Poco antes la presidenta, en una entrevista en RNE, según recoge Europa Press, había dicho a este respecto: “No sé si Vox entrará en el Parlamento o no, pero el hecho de que [PP y Ciudadanos] blanqueen el discurso de Vox, digan que les suenan bien los argumentos de un partido que va en contra de las autonomías, racista y que no condena la violencia contra las mujeres, y no sean capaces de decir que no van a sumar con ellos es llamativo. No todo vale a cualquier precio”. “Uno se va al notario, otro dice que deja el escaño antes de apoyarme y no tienen esa contundencia con un partido de extrema derecha. Es llamativo”, agregó la presidenta.

El partido anunció horas después una querella contra Susana Díaz "por afirmar que Vox es machista y acusarle de justificar la violencia contra las mujeres". Y para armar la querella, definen igualdad con esta frase, según recogen en una nota de prensa: "Quiero una ley que proteja a mis hijas, madre y esposa, pero también a mis dos hijos varones de denuncias falsas de cualquier desaprensiva".

El PP y Abascal

“Se ha dicho que somos un partido fascista o la reencarnación de Hitler. Eso hace que mucha gente no diga que va a votar Vox. Por tanto, podemos dar una sorpresa mayor de la que se espera este domingo. Vamos a entrar en el parlamento andaluz y con una representación mayor de la que se dice”. Estas son palabras que pronunció esta misma mañana Santiago Abascal, presidente de Vox, en una entrevista en la Cadena Cope. En la misma entrevista, Abascal dijo que Vox ha estado en los 3.000 afiliados en los últimos cuatro años. “Ahora estamos en 16.000. Cuando llegó Casado a la presidencia del PP éramos 7.000. Eso quiere decir que los ciudadanos están buscando una alternativa. Somos los originales y no la copia”.

En estas elecciones autonómicas se dirime, por tanto, independientemente de la jugada de la presidenta, además de la gobernabilidad de Andalucía, si la ultraderecha, después de décadas camuflada en el PP, regresa a las instituciones con un rostro propio o no. Así lo predicen diferentes encuestas. Aunque el CIS le da solo un posible escaño por Almería, otras le dan hasta 4 escaños

La mayoría de jerarcas de Franco se agruparon en AP, que luego se transformó en PP, partido del que proviene Abascal

En las generales de 1979, el franquista Blas Piñar, que falleció en 2004, obtuvo un escaño con la coalición Unidad Nacional, que nunca renovó. En esos años de la transición la mayoría de jerarcas del régimen de Franco se agruparon en torno al exministro del dictador Manuel Fraga -con los años presidente de la Xunta de Galicia- en Alianza Popular (AP), que se presentó a los comicios preconstitucionales de 1977, cuando obtuvo 16 escaños y 1,5 millones de votos. En los siguientes, en 1979, los primeros ya constitucionales, AP se integró en una coalición con otros partidos del mismo entorno ideológico llamada Coalición Democrática, que sacó 10 diputados y un millón de votos. El grueso de las fuerzas de derechas estaba entonces con la UCD del presidente Adolfo Suárez, ganador de ambos comicios, por delante del PSOE.

En las elecciones de 1982, en las que los socialistas se alzaron con la victoria, Fraga estaba inmerso en lo que en términos críticos podría llamarse proceso de blanqueo de su pasado franquista, y en términos más asépticos, su viraje desde la dictadura hacia posiciones constitucionales. En esos comicios, AP acudió en coalición con una formación de corte, sobre el papel, democristiano llamada PDP, una escisión de UCD, en la que se habían embarcado entre otros muchos Javier Arenas, José María Álvarez del Manzano y José Ignacio Wert. AP-PDP se llevó la mayoría de los sufragios del colapso de la UCD, el partido de Adolfo Suárez, y se ubicó ya como segundo partido del país, con 5,5 millones de votos y 107 diputados. En las siguientes, en 1986, AP mantuvo la segunda plaza y 5,2 millones de sufragios.

AP es la semilla de la que nació en 1989, el PP, que siete años después, en 1996, con José María Aznar, que sucedió a Fraga, a los mandos, llegaría a la presidencia del Gobierno. En todos estos años, hasta hoy, el voto de extrema derecha se había acumulado junto al voto conservador, tradicional, liberal, que le ha permitido al PP ganar cinco elecciones generales desde 1996. Y del PP, del PP vasco, es de donde proviene Abascal (Bilbao, 1976).

Abascal cita como sus referentes en el PP a representantes del ala más dura: San Gil, Iturgaiz, Mayor Oreja, Vidal-Quadras

En la carta en que anunciaba al presidente Mariano Rajoy su baja de militancia, después de 20 años, cita como sus referentes en el partido a varios representantes del ala más dura: Jaime Mayor Oreja, María San Gil, Carlos Iturgaiz, Esperanza Aguirre y Alejo Vidal-Quadras, además de al expresidente Aznar. En esa carta, afirma que la gota que colmó su paciencia con el PP fue “la actitud del partido ante la suelta de terroristas” (sic). Luego, añade otros argumentos, entre ellos, “la actitud pasmada y pasmosa ante el desafío de los dirigentes separatistas”, “la consolidación por inacción de toda la legislatura de Zapatero”, y “la pasividad ante la legislación que ataca la vida del no nacido”.

Y deja una coda final, dirigida a Rajoy, que dice así: “La voz de la mayoría de los españoles se oirá entre las tinieblas a las que el sectarismo de Rodríguez Zapatero y tu fatalismo, presidente, nos han condenado”. Esto lo escribió en 2013.

De Abascal dijo Aznar que era un buen chico que debería regresar al PP, pero él no va a hacer eso

Cinco años después, los principales mensajes del partido de Abascal van en la mejor línea de los partidos ultras que proliferan por toda Europa y se pueden definir con cierta precisión como ultranacionalistas -defienden acabar con la España autonómica-, xenófobos -no les gustan los extranjeros en exceso, en particular, los provenientes de países de cultura islámica-, antieuropeístas -quieren recuperar la soberanía cedida a la UE-, antifeministas -su candidato a la presidencia de la Junta, el juez Francisco Serrano, que cumplió una condena de dos años de inhabilitación por prevaricación, es un reconocido crítico del feminismo-.

De Abascal, Aznar dijo que era “un buen chico” que debería regresar al partido. Pero él no va a hacer eso.

“Soy muy consciente de la responsabilidad que estamos asumiendo, porque cada vez son más las personas que confían en nosotros. Personas que se sienten decepcionadas porque otros partidos les han fallado y a nosotros no nos van a pasar ni una. Pero hemos sabido conectar con las personas que dicen en sus casas lo mismo que decimos nosotros. Es la clave del gran respaldo que estamos obteniendo. Sabemos que la gente que viene a nuestros mítines no está por Vox, sino que están preocupados por su patria y porque hablamos de España sin ningún tipo de vergüenza. No me dan miedo las palabras. En gran medida, el éxito que estamos cosechando es porque rescatamos palabras que parecían prescritas. Ni siquiera la reconquista desde una perspectiva histórica es algo malo. Al contrario, hemos evitado la islamización y que podamos vivir en libertad”, dijo Abascal en la misma entrevista en la Cope.

Resistente a las derechas

Muchas voces desde la izquierda y desde la derecha han considerado a lo largo de mucho tiempo que, además de una excepción en Europa, era bueno para el país la ausencia de un partido ultra en las Cortes. Sin embargo, otras voces analizaban también que el hecho de que los espíritus de extrema derecha estuvieran enterrados en el PP dificultaban que ese partido terminase de virar hacia la modernidad, hacia la democracia. Como ejemplos se daban varios: desde su oposición al matrimonio homosexual, pasando por su resistencia a deshacerse de la herencia del franquismo, hasta ciertos aspavientos xenófobos que se escuchan de cuando en cuando. Y se recordaba que la derecha europea moderada, Angela Merkel, Emmanuel Macron, supuestos hermanos ideológicos de los conservadores y liberales españoles se declara sin tapujos antifascista. Tenga razón quien la tenga, una verdad emerge: en estas elecciones se van a retratar un buen número de ultraderechistas que hasta ahora estaban escondidos en el PP y a quienes uno de los factores que les llevan a Vox fue la gestión de Rajoy de la crisis en Catalunya, que pareció blanda a mucha gente de derechas.

En este momento, no parece que el efecto que vaya a causar la irrupción de Vox sea el de moderar a PP y a Ciudadanos. Al contrario, mientras se escriben estas líneas, lo que revelan sus dirigentes es que no saben cómo afrontar el problema y cómo frenar la fuga de votos. Sí se intuye que ni a Marín ni a Moreno les gusta un pelo, les incomoda la posible entrada de Vox en la Cámara andaluza.

En estas elecciones se van a retratar un buen número de ultraderechistas que hasta ahora estaban escondidos en el PP

Mientras en Ciudadanos, tanto Marín como Albert Rivera tratan de esquivar el asunto y de restarle importancia, Pablo Casado se ha deslizado ya por la peligrosa pendiente de la xenofobia (Enlace reportaje migraciones). En una entrevista en Canal Sur Radio, recogida por Europa Press, Marín ha rechazado pronunciarse sobre posibles acuerdos con otras fuerzas políticas que aún "no tienen representación parlamentaria". Sin hacer referencia a Vox, añadió: "Si además no representa los principios y valores que defiende Ciudadanos, no podrán llegar a acuerdos. Hay 27 fuerzas políticas que se presentan en estas elecciones y no conozco si alguna de ellas va a entrar en el Parlamento”.

Moreno fue el primer líder andaluz en alertar del ascenso de Vox, preocupado por el mordisco que le pudiera pegar a sus votantes. Y dijo al inicio de la campaña que votar a Vox podría beneficiar a Podemos. Moreno, esta mañana, dijo que Vox ocultaba “su ideario real” y tomó un camino contrario al de su jefe Casado. Dijo el presidente del PP andaluz que “ahora mismo” no se plantea acuerdos con Vox, formación en la que detecta “incoherencias”, como presentarse a unas elecciones regionales cuando “no creen en las Comunidades Autónomas” y como estar en contra de la UE, “un desastre para el campo andaluz”.

Rodríguez confió esta tarde en que Vox no obtenga finalmente representación y dijo lo siguiente: “Tenemos una enorme esperanza en la capacidad del pueblo andaluz de ser absolutamente resistente a las derechas, a la extrema con más razón, porque tenemos memoria y sabemos qué son 40 años de dictadura”, recoge Europa Press.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias