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Vox dentro de las instituciones 2019, el año en el que la extrema derecha llegará a las instituciones

La irrupción de Vox en el escenario estatal preocupa a distintos expertos. En los próximos meses, su discurso ultraconservador y xenófobo se colará en ayuntamientos, parlamentos autonómicos y en el Congreso.

Vox ha conseguido 12 escaños en el Parlamento andaluz | Reuters

danilo albin

La vida de Santiago Abascal ya no volverá a ser igual. Después de una larga travesía en el desierto político, el líder del partido ultraderechista Vox ha conseguido que su nombre forme parte ya del panorama político estatal (él siempre diría español, incluso con mayúsculas). Empapado del éxito andaluz, ahora le toca tomar una decisión trascendental: ser diputado o eurodiputado. Si Pedro Sánchez adelanta las elecciones al superdomingo de mayo, no le quedará otra que elegir. O Bruselas, o Madrid.

Hace unos pocos años, ni el mismísimo Abascal hubiese imaginado estar en esa tesitura. Cuando tenía la barba más corta, daba igual si apostaba por el Congreso o por la Eurocámara: las posibilidades de contar con los votos suficientes para acceder a un sillón aquí o allá eran más bien pocas. Ahora, en cambio, ocurre todo lo contrario: no hay encuesta que no pronostique el ingreso de la extrema derecha en las principales instituciones. Hoy están en Andalucía; mañana los veréis por todo el país.

Cuando llegue diciembre de 2019, los repasos periodísticos de los 12 meses anteriores incluirán, indefectiblemente, el vertiginoso ascenso de las ideas xenófobas, ultraconservadoras y enemigas de la igualdad. Dicho de otra manera, se hablará de Vox. Y Abascal, con la barba algo más larga, lo leerá gustosamente desde el Congreso de Madrid o el Parlamento de Bruselas. Aún debe decidirlo.

“Desgraciadamente, será algo con lo que tendremos que contar en 2019”, afirma a Público Jesús Casquete, profesor titular de Historia del Pensamiento y de los Movimientos Sociales y Políticos en la Universidad del País Vasco. En tal sentido, subraya que “la tendencia marcada en Andalucía se va a reproducir en otros ámbitos territoriales”, aunque al mismo tiempo observa que aún resulta precipitado aventurar de qué manera ocurrirá y con qué fuerza se dará ese fenómeno en las distintas zonas del país.

"El sistema político español está en una fase de cambios"

El sociólogo Guillermo Fernández, investigador en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense de Madrid y especialista en derecha radical europea, advierte que las perspectivas para la extrema derecha española serán “particularmente muy buenas” en el primer semestre de 2019, periodo en el que se celebrarán las elecciones municipales, autonómicas (salvo en Euskadi, Andalucía, Catalunya y Galicia) y europeas, previstas para el domingo 26 de mayo. Además, el Ejecutivo de Pedro Sánchez podría sumar a esa misma fecha la convocatoria de generales anticipadas.

Teniendo en cuenta ese cúmulo de cita de con las urnas, Fernández destaca que las expectativas para la ultraderecha española “son mejores incluso que la extrema derecha europea”. “Salvo que ocurra algún imprevisto que dañe muchísimo la imagen de Vox y de Santiago Abascal, lo más probable es que obtengan un muy buen resultado en las elecciones europeas, así como otro bastante bueno en varios lugares de España, lo que acabará inclinando la balanza hacia la coalición de derechas”. Léase la suma de PP, Ciudadanos y Vox.

Durante 2019 habrá una normalización de Vox | Reuters

Durante 2019 habrá una normalización de Vox | Reuters

De hecho, Andalucía sirve como laboratorio de ese nuevo tripartito conservador, una fórmula hasta ahora inédita. “Está claro que el sistema político español está en una fase de cambios”, dice desde una desierta Universidad del País Vasco –por estos días de vacaciones- el politólogo Mario Zubiaga. Lo que se descubrirá en 2019 será “el alcance y el contenido” de esta nueva realidad, subraya. De lo que ya no hay dudas, remarca el experto, es de la “polarización” que existe ahora mismo en el escenario político español, lo cual “es un síntoma de que estamos en una situación de cambio sistémico inmediato”.

En esa línea, el historiador e investigador Pablo Sánchez León destaca que durante 2019 se producirá “una normalización de Vox”, respaldada previsiblemente por su participación en el pacto de gobierno con PP y Ciudadanos en Andalucía. De ahí que pronostique un posible éxito electoral de la extrema derecha en la “España profunda”, singularmente en lugares como Castilla La Mancha, Castilla León, Madrid o Murcia. Sin embargo, cree que Vox podría verse resentido “si se pone en marcha una lógica de voto útil” dentro del ámbito de la derecha. “Hay que tener en cuenta que el voto andaluz ha sido un voto de protesta contra una situación estructural en crisis: la hegemonía del PSOE” en esa comunidad, subraya.

La llave

Ahí está una de las claves del nuevo escenario. “Lo que va a tratar de vender Vox durante estos meses será que ellos han sido la llave que ha permitido dar un gobierno a la derecha en Andalucía. Frente a la acusación que la harán PP y Ciudadanos de dividir el voto de la derecha, Vox podrá decir que votarles a ellos es lo verdaderamente útil, porque son la llave para desalojar gobiernos”, apunta el politólogo Alejandro Fernández.

Entonces surge la otra gran disyuntiva. El partido de Santiago Abascal triunfa y triunfará con un discurso centrado fundamentalmente en Catalunya y la inmigración. Precisamente, Casquete destaca que esta formación comparte un “rasgo común” con otras fuerzas de extrema derecha en Europa: “una defensa nacionalista de la identidad de la patria, entendida en términos culturales, religiosos y étnicos”.

“La humanidad no aprende”

Estas posiciones preocupan a quienes trabajan en el ámbito de la defensa de los derechos humanos. Andrés Krakenberger, ex presidente de la sección española de Amnistía Internacional y actual responsable de la Asociación Pro Derechos Humanos Argituz, sostiene que el ascenso de la extrema derecha en España, con sus ideas xenófobas, será “algo cíclico”. “Desgraciadamente, la humanidad no aprende y entra en periodos gobernados por las emociones, olvidándose de las elecciones de periodos similares. Luego acaba pagándolo y volviendo a la racionalidad, pero lamentablemente no acaba de aprender lo suficiente para ahorrarse ese mal trago”, reflexiona.

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