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Catalunya en Comú Podem Jéssica Albiach: "Si Pedro Sánchez no mira a Catalunya, acabará como Susana Díaz"

Catalunya en Comú Podem acaba de aprobar una hoja de ruta en la que apuesta por aprobar una Constitución catalana en un Estado español plurinacional.

Jéssica Albiach, presidenta de Catalunya en Comú Podem. (MARC FONT)

Como tantas otras personas, Jéssica Albiach (Valencia, 1979) dio el salto a la política institucional en 2015. Durante la pasada legislatura fue diputada de Catalunya Si Que es Pot y optó, sin éxito, a la secretaría general de Podem Catalunya. Desde septiembre preside el grupo parlamentario de Catalunya en Comú Podem, cargo al que llegó tras la dimisión de Xavier Domènech.

A cuatro meses de unas elecciones municipales, y europeas, en las que los comuns se juegan buena parte de su capital político, sobre todo en función de lo que suceda con la alcaldía de Barcelona, Albiach conversa con Público sobre la actual situación en Catalunya y el Estado, la propuesta de Constitución catalana y las negociaciones de los presupuestos de la Generalitat, entre otras cuestiones. Plantea recuperar grandes consensos en la sociedad catalana.

En el "Documento de estrategia y acción política", la hoja de ruta aprobada este sábado, plantean la elaboración de una Constitución catalana en el marco de un Estado español plurinacional. Implicaría abordar una reforma de la Constitución estatal. Esto es insuficiente para una parte importante de la sociedad catalana y, al mismo tiempo, en el actual momento parece complicado que lo apoye una parte significativa de la sociedad española. ¿Le ven recorrido?

Esta propuesta que ahora aterrizamos es la misma que teníamos hace un año y medio, cuando nació Catalunya en Comú. Decimos lo mismo que en el documento del ideario: hablamos de de la Constitución catalana, del blindaje de los derechos sociales, del feminismo como punta de lanza para todas las luchas que debemos encarar, de ecologismo, de lucha contra la represión,... es cierto que ahora estamos en un momento complicado tanto a nivel catalán como a nivel del Estado.

Si hace cinco años, cuando nació Podemos, el sentido común viró hacia las posturas más progresistas y de izquierdas, ahora con la aparición de Vox, que no deja de ser una escisión del PP y no es nada nuevo, parece que el sentido común generalizado está virando hacia posiciones más conservadoras, retrógradas y de extrema derecha. No lo hemos de ver en un contexto aislado, sino que forma parte de una ola global. Y, por tanto, ahora más que nunca son necesarias posturas que son valientes. Y no se deben plantear con una mirada corta, sino desde tus principios ideológicos.Al final sólo hay dos alternativas.

O tienes las posiciones que acaban representando Vox, PP y Cs, que no digo que sean exactamente lo mismo; o, paralelamente, quedan las posturas progresistas que han de reconocer la plurinacionalidad; un Estado que debe ser republicano, porque la monarquía ya no representa y está manchada de corrupción; y el feminismo. Estos son los tres puntos centrales que debe recoger una Constitución catalana, pero también la reforma de la Constitución estatal.

¿Esta propuesta de Constitución catalana la ve como un punto de partida o un punto de llegada, teniendo en cuenta que el Gobierno de Sánchez ofrece recuperar la reforma del Estatut y, en cambio, la mitad de la sociedad catalana quiere ir más lejos?

Se deben trabajar varias líneas en paralelo. Se debe trabajar en una constitución catalana y paralelamente en un pacto de claridad para hacer un referéndum, que al final es lo que decidirá cuál es el punto de llegada y cuál es el de partida. Creo que el gran error de lo que plantea Pedro Sánchez con el Estatut es que no puedes mirar hacia el pasado, porque en estos dos años han pasado muchísimas cosas. Después de las movilizaciones de los últimos años a favor del derecho a decidir, que es un espacio que se consolida en el 80% de la población y no habla sólo del referéndum, sino también del frente antirrepresivo y de una república, la propuesta de Sánchez mira al pasado. Es cero inclusiva con las demandas de esta ciudadanía y no puedes gobernar de espaldas a ella. Debe ser valiente y tener coraje. Si no mira a Catalunya y no la escucha realmente, porque el diálogo debe ir acompañado de hechos y contenidos, al final acabará como Susana Díaz.

¿La propuesta de Sánchez responde al máximo que puede asumir el actual PSOE, teniendo en cuenta los posicionamientos de ciertos barones territoriales del partido, la irrupción de Vox y el acercamiento a la extrema derecha de PP y Cs?

"Que nos explique el Govern como hará unos presupuestos sociales si no se aprueban los PGE ni hace la reforma fiscal"

Creo que Pedro Sánchez debe decidir qué quiere ser de mayor. Hay algunas declaraciones de determinados barones territoriales del PSOE que dan miedo, están llenas de odio y muestran que no entienden la plurinacionalidad. Podrían estar tranquilamente en Ciudadanos. Pero él cuando ganó las primarias lo hizo hablando de plurinacionalidad y debería tener presente quien le dio apoyo a la moción de censura. Debe de ser valiente y en eso nosotros tenemos un papel importante. Al igual que lo hemos arrastrado hacia posiciones progresistas en los presupuestos del Estado, creo que también lo tenemos que ir arrastrando hacia posturas que hablan del derecho a decidir. No hace tantos años el PSC estaba también en esta línea.

Los comunes nunca os habéis movido del referéndum acordado y vinculante. Plantean que el Pacto de Claridad debe de servir para acordar una propuesta concreta sobre cómo debe ser el referéndum y dicen que tienen que existir mayorías cualificadas para sacar adelante cualquier cambio en el estatus político de Catalunya. ¿Qué consideran una mayoría cualificada?

Cuando hablamos del Pacto de Claridad, que lo proponemos como plan de trabajo para la mesa del diálogo que se volverá a reunir el 1 de febrero, planteamos que antes de ir a [ver] Pedro Sánchez, debemos de ser los catalanes los que tenemos que decir cómo debe ser el referéndum.

Hemos de decir cuál o cuáles deben ser las preguntas, cómo se deben leer los resultados, como se implementarían y cuáles deben ser las garantías. Y creo que en eso sí que nos podemos poner de acuerdo. Sobre las mayorías cualificadas lo que decimos es que un resultado, sea el que sea, no puede basarse en el 51%. Debemos recuperar los grandes consensos, al igual que en su momento lo fue la inmersión lingüística. Tenemos que encontrar cómo trasladar este 80% que está a favor del derecho a decidir en un Pacto de Claridad en el Parlament, teniendo como referente los dos tercios, es decir, los 90 diputados, de experiencias previas.

Cuando se habla de una Ley de Claridad siempre se piensa en Canadá, pero precisamente allí se hizo al revés de lo que plantean, porque quien la hizo fue el gobierno federal, sin acuerdo con el independentismo quebequés. ¿A qué responde su camino? ¿A la falta de predisposición del Gobierno español?

Obviamente ya estamos viendo que el Gobierno español no tiene la misma predisposición. Se habla mucho de la vía canadiense o la vía escocesa, pero creo que deberíamos hablar de la vía catalana. En una situación tan traumática como la que estamos viviendo, llena de excepcionalidad y represión y en la que determinados consensos se han ido rompiendo, queremos aprovechar este Pacto de Claridad para recoser determinados posicionamientos en Catalunya. Si nos creemos que Catalunya es una nación, tenemos todo el derecho y la responsabilidad de decir cómo queremos que sea el proceso. Y más ahora que tenemos aliados en el resto del Estado para sacarlo adelante.

¿Quiere decir que son bastante numerosos estos aliados?

Tenemos aliados y aliadas, lo que pasa es que tal vez parece que no suman, pero iremos trabajando [en ello].

El 29 de noviembre se reunieron con los responsables de Economía del Govern para hablar de los presupuestos. Piden, entre otras cuestiones, la reversión de los recortes y una reforma fiscal progresiva para apoyarlos, pero las posiciones estaban muy alejadas. ¿Desde entonces ha habido algún gesto más?

Lo que pedíamos son unos presupuestos sociales y expansivos para empezar a revertir los recortes, teniendo claro que con un solo presupuesto no conseguirán revertirse totalmente. Para poder salir adelante, lo que hacíamos era recoger las demandas de la calle, desde los bomberos a la comunidad educativa o los profesionales sanitarios, que protagonizaron las movilizaciones del otoño caliente, y ponerlas en nuestro documento de propuestas.

Sabemos que la situación financiera de la Generalitat no es buena, y por eso cada vez que sea necesario iremos a reclamar al Estado una mejora del sistema de financiación para Catalunya, pero mientras eso pasa necesitamos ingresos para poder elaborar estos presupuestos sociales. Proponíamos la lucha contra el fraude fiscal, teniendo claro que no tiene un efecto inmediato, y luego dos vías más: una es la reforma fiscal y la otra es la aprobación de los presupuestos generales del del Estado (PGE). En su momento esto suponía unos 2.200 millones más para Catalunya y ahora se ha rebajado a unos 1.700 o 1.800 porque el PP vetó el techo de déficit en el Senado. Desde entonces no hemos vuelto a tener una reunión oficial [con el Govern], pero sí que ha habido contactos. Lo que vemos es que seguimos lejos.

En el Govern hay, como mínimo, dos actores, que seguramente tienen visiones diferentes sobre la fiscalidad. Lo que ha trascendido, de momento, es que no quieren hablar de subir el IRPF a las rentas altas y sólo se aceptaría eliminar algunas de las bonificaciones del Impuesto de Sucesiones. ¿Si esto no cambia, hay recorrido para el acuerdo?

"Sobre las mayorías cualificadas lo que decimos es que un resultado, sea el que sea, no puede basarse en el 51%"

Si esto no cambia, que nos expliquen cómo harán unos presupuestos sociales, porque si no aprueban los PGE ni hacen la reforma fiscal, que nos expliquen de dónde saldrá el dinero. Con el IRPF, hablamos de una reforma que sólo afectaría al 2% de la población, a partir de los 90.000 euros, y es similar a la que se ha hecho en Valencia, con el apoyo de Compromís y el Partido Socialista, no sería nada revolucionario, sino simplemente empezar a redistribuir tras una crisis que ha golpeado sobre todo a las clases trabajadoras. En cuanto a Sucesiones, lo que ellos proponen sólo aportaría un 10% de lo que nosotros pedimos.

¿Es planteable un escenario en el que no se aprueben los presupuestos del Estado y sí los de la Generalitat?

Creo que difícilmente los presupuestos de la Generalitat serán votables sin estas vías de ingresos.

Ha defendido que los PGE son buenos para la mayoría de la población y ha reclamado a ERC y al PDECat que los apoyeb. Ellos piden gestos políticos al Gobierno del PSOE. ¿Qué presión hacen al Gobierno de Sánchez para que haga este gesto?

Son dos cosas que se pueden trabajar en paralelo. Se debe hacer compatible la dignidad de Catalunya, y principalmente de los presos y presas políticas, y más ahora que empezamos un juicio donde me hace sufrir la falta de garantías, con la dignidad de las personas que necesitan llegar a fin de mes. Y con esto se tiene que trabajar para que Pedro Sánchez sea valiente con la erradicación de la judicialización de la política que padecemos y también de la politización de los tribunales.

Una parte de las defensas de los acusados en el juicio del 1-O plantea hacer una defensa política, es decir, que implique movilizaciones que, entre otras cuestiones, presionen al tribunal para hacerle más difícil imponer una sentencia condenatoria. ¿Qué opina?

No voy a entrar a valorar los diferentes tipos defensa que pueden llevar a cabo. Lo que sí es cierto es que el juicio generará un gran expectación, habrá movilizaciones y nosotros como espacio valoraremos en cuáles participaremos y seguramente también haremos propuestas propias para ser altavoz y que internacionalmente se siga el juicio. También para que sea más proclive a una sentencia que para nosotros sólo puede ser la libertad.

No se puede descartar una condena dura. ¿Cuál debería ser la respuesta?

Es cierto que no se puede descartar, pero no me quiero poner en el peor escenario. Nadie debería pasar por la prisión preventiva, pero tampoco por un juicio por hacer política. Los problemas políticos deben resolverse con política. En cualquier caso, me gustaría que hubiera una respuesta unitaria y de altura y para mí el 3 de octubre [de 2017] es un referente.

¿Como espacio político están en un momento de transición, sobre todo después de la marcha de Xavier Domènech y del anuncio que Gerardo Pisarello dará el salto a Europa?

"Para combatir la ultraderecha desde las posturas progresistas no se debe tener la vieja superioridad moral de decir nosotros tenemos la razón y, por tanto, se supone que deberíamos ganar"

Como espacio estamos continuamente nos estamos repensando y viendo desde qué posición podemos ser más útiles a la ciudadanía. No podemos obviar de que somos un instrumento para llevar a cabo un objetivo, que es mejorar la vida de la gente común, y por eso estamos aquí. Tenemos clarísimo que estamos de paso y esto es un paréntesis en nuestras vidas profesionales, pero también personales, y lo que tenemos que hacer es aprovechar toda la inteligencia colectiva que haya. Tenemos dos candidatos que son muy buenos para las elecciones europeas, como son Gerardo [Pisarello] y Ernest [Urtasun] y estoy convencida de que los candidatos de Podem Catalunya también nos representarán muy bien. Tenemos un reto brutal en las europeas, que toman una dimensión que no habían tenido hasta ahora. Nos jugamos un estado del bienestar y construir una alternativa a toda la austeridad y a la extrema derecha, que muchas veces vemos que ha sido fruto de estas políticas de la austeridad, que lo que hacen es enfrentar el último contra el penúltimo.

¿Como se debe abordar el crecimiento de la ultraderecha?

Un primer punto son las políticas sociales y la lucha contra la precariedad laboral. Y luego desde las posturas progresistas no se debe tener la vieja superioridad moral de nosotros tenemos la razón y, por lo tanto, se supone que deberíamos ganar y si no lo hacemos no es responsabilidad nuestra. Debemos de hacer estas políticas sociales, y muy bien, tenemos que hablar muy claro y desacomplejarnos, y tenemos que llegar a estos lugares donde a veces no hemos conseguido penetrar.

Durante el 2019, como mínimo deberá afrontar dos elecciones, que son las europeas y las municipales, siempre y cuando no haya anticipos electorales en el Estado o en Catalunya. La intención era que todos los actores que participan en su espacio político concurrieran juntos en las municipales, pero ahora mismo parece inevitable que en municipios como Badalona, Girona, Manresa, Sant Boi no sea así y participen en diferentes candidaturas. ¿Como lo explica?

Tampoco deberíamos avanzar acontecimientos y esperar a ver cómo se cierran las candidaturas. Es cierto que el objetivo principal es ir unidas en el mayor número de municipios posibles, pero si realmente nos creemos el empoderamiento municipalista debemos respetar absolutamente la autonomía municipal. Nadie como la gente del territorio conoce sus dinámicas y sabe lo que es mejor. Allí donde se pueda, con toda la naturalidad ir juntas, y allí donde no se pueda, con toda la naturalidad ir en otras candidaturas. Siempre teniendo presente la responsabilidad de plantear gobiernos que sean progresistas y pongan las personas en el centro. Estoy convencida de que si se necesitan pactos postelectorales se harán.

Una parte de la gente de los comuns que puede ir en candidaturas separadas es la que se integra en Sobiranistes, el movimiento impulsado por los diputados Elisenda Alamany y Joan Josep Nuet. ¿Cómo está la relación con ellos? ¿Sus demandas han tenido impacto?

Como presidenta del grupo parlamentario te puedo decir que la relación es cordial y que trabajamos de manera cohesionada. No ha habido ni una sola votación donde no hayamos votado lo mismo y no he visto las diferencias ideológicas que se planteaban.

¿Qué opina de la ruptura en Podemos entre Pablo Iglesias y Iñigo Errejón? ¿Puede tener algún impacto en Catalunya?

Lo que estamos viendo no deja de ser un conflicto que está circunscrito en Madrid. De todos modos, sí quiero sumarme al posicionamiento que se ha hecho desde Podem Catalunya y Podem Barcelona, en el sentido de respetar la consulta a las bases en la que Iñigo Errejón fue elegido candidato a la Comunidad de Madrid por Podemos. Si decimos que la política catalana es compleja, la madrileña también lo es. Está muy lejos y tiene sus propias claves. Lo veo como un conflicto territorial y sólo espero que se resuelva de la mejor manera y lo más rápidamente posible, precisamente por la responsabilidad histórica que tenemos.

¿Un conflicto como este no tiene impacto en Catalunya?

Catalunya precisamente es un territorio que tiene una idiosincrasia muy particular. Aquí estamos viendo las coaliciones municipales, las confluencias entre el espacio de los comuns y Podem Catalunya y estamos unidas, en gran parte, porque el objetivo superior es lo más importante para nosotros. Desde una gran generosidad por ambas partes estamos articulando esta propuesta política y por eso entiendo que para nosotros [el conflicto en Podemos] no tiene repercusión.

El Ayuntamiento de Barcelona es la joya de la corona de los comuns. ¿Lo que pase en las elecciones del 26 de mayo es decisivo para su futuro político y tendrá que replantearse su objetivo de aspirar a ser un actor hegemónico si pierde la alcaldía?

"Después de las municipales sería responsabilidad todos los progresistas sentarse, mirar qué ideas compartimos y en base a ello poder hacer un gobierno fuerte en Barcelona"

Estoy convencida de que Ada [Colau] revalidará la alcaldía. Somos la capital de todo el Estado que más invierte en políticas sociales, Es cierto que no siempre es fácil gobernar Barcelona, pero de momento, a pesar de que vemos que casi cada semana aparece un nuevo candidato, no conocemos a otro que tenga un proyecto de ciudad. Un proyecto como el de Barcelona en Comú necesita cuatro años más para consolidarse, con una legislatura no tienes suficiente tiempo para implantarlo todo. Ahora tenemos grandes retos por delante, y vuelve a estar sobre la mesa por ejemplo la conexión del tranvía. Y parece que ahora quizás sí otras fuerzas políticas serán responsables y escucharán las demandas ciudadanas y también la necesidad de reducir la contaminación.

Es obvio que haces referencia a ERC. ¿Ve movimientos de fondo que le hacen pensar que después de las elecciones será más fácil un entendimiento progresista que hace cuatro años?

Quiero pensar que así será. En esta primera legislatura, en parte por la situación política del momento, ERC no se mojó en la construcción de un gobierno de varias fuerzas progresistas para Barcelona. Creo que después de las próximas municipales sería responsabilidad de todos aquellos que se llaman progresistas sentarse, mirar cuál es el programa que tiene cada uno, cuáles son las ideas que compartimos y en base a ello poder hacer un gobierno fuerte.

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