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Elecciones generales 2019 Rivera ya no aspira al sorpasso al PP y confía en ser relevante en un tripartito a la andaluza

En los últimos meses sus expectativas han disminuido considerablemente. Ni la candidatura de Inés Arrimadas como número uno por Barcelona ni los fichajes de independientes han conseguido situar al partido en una posición aventajada.

El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, durante un coloquio abierto organizado en A Coruña. (Cabalar/EFE)

marta monforte jaén

Ciudadanos ha dejado lejos sus aspiraciones de 'sorpasso' al PP. La mayoría de encuestas les encumbran a la tercera posición por detrás de socialistas y 'populares', pero sin la fuerza necesaria para acercarse a ninguno de ellos. De hecho, en los últimos meses sus expectativas han disminuido considerablemente. Ni la candidatura de Inés Arrimadas como número uno por Barcelona ni los fichajes de independientes como Marcos de Quinto o Edmundo Bal han conseguido situar al partido en una posición aventajada. Pero si ha habido un polémico fichaje ha sido el de Silvia Clemente, la 'expopular'  que se vio envuelta en un escándalo tras celebrarse las primarias del partido, un fraude electoral en toda regla.

Cs es un partido acostumbrado a medirlo y controlarlo todo: los tiempos, las palabras y la estrategia. Esta precampaña han atravesado una de sus peores crisis desde su nacimiento. Albert Rivera presume de liderar una formación que da "estabilidad", que ejerce una política sin sobresaltos, pero los 'naranjas' han mostrado sus flaquezas con la convocatoria anticipada de elecciones. El partido ha tenido que celebrar unas primarias exprés que han desembocado en un pucherazo en Castilla y León -que ha arrastrado la sospecha a otros territorios- con dimisiones en masa y con críticas en el seno del partido y por parte de la militancia a la política de fichajes. 

Además, los 'naranjas' corren varios riegos tras el 28 abril: ser irrelevantes en la formación de Gobierno -porque los números no les den para sumar con el PP ni con Vox- y acercarse en exceso a la formación de extrema derecha, en el caso eventual de que los de Abascal entren a formar parte de un gobierno tripartito o, más probable, de que se les hagan concesiones a cambio de su apoyo. Sus pactos con Vox pueden hacer peligrar su posición de partido liberal en Europa y alejarle, de una vez por todas, de su imagen "de centro". 

Desde la dirección aseguran que no se van a preocupar por ellos -aunque confían en que no sean decisivos para ningún pacto- porque saben que el partido de extrema derecha preferirá ratificar una alianza de PP y Cs antes de que gobierne el bloque de la moción de censura, con PSOE y Podemos a la cabeza.

Rivera busca tutearse con Pablo Casado

Albert Rivera ya ha desvelado cual será su estrategia durante esta campaña: tratar de competir, cara a cara, con Casado, al que reivindica como socio, pero con el que, al mismo tiempo, se disputa un espacio electoral similar. Con Vox escorado a la ultraderecha -con propuestas y fichajes xenófobos, homófobos y machistas al puro estilo Trump- y con Pedro Sánchez liderando en las encuestas, Rivera apela al PP para sus pactos postelectorales. Ciudadanos, al igual que el PP, confía en reeditar el pacto 'a la andaluza' y formar un gobierno de coalición con los conservadores, una alianza que ratificaba la pasada semana: "Fuerza, ánimo Pablo, no vamos tarde, se les puede ganar", aseguraba el líder 'naranja'.

Desde la cúpula de la formación aseguran que van a seguir insistiendo en este pacto y volverán a hacerlo las veces que haga falta. "Es una cuestión muy seria, de Estado. No creemos que sea tarde, como opina Casado". Subrayan que el 90% votantes 'populares' quieren que haya un acuerdo de Cs y PP y que, con la verbalización del pacto con los conservadores, se ha abierto un escenario nuevo. "El votante tiene una nueva pregunta que contestarse: a qué bloque quiere apoyar".

Los de Rivera están convencidos de que la estrategia de no pactar con el PSOE les va a funcionar. Reconocen a este diario que han vetado a Sánchez porque en sus encuestas internas han detectado que el líder peor valorado entre sus votantes es el presidente del Gobierno. Pero hay algo más, el PP ya estaba utilizando la posibilidad de un pacto con los socialistas para desgastarlos y, ante la duda, prefirieron cortarlo. Así lo acordaron durante una reunión de la Ejecutiva nacional el pasado 18 de febrero.

Conceden que se producirá una transferencia de votos desde Ciudadanos a Vox en torno al 11% o el 12% y esperan que el PP, en un intento de parar la sangría de votos a los de Abascal, radicalice su discurso a la derecha, para así aprovecharse de los que salgan huyendo. En cuanto a sus expectativas, han dejado atrás el discurso del 'sorpasso' y alegan que todo lo que sea subir de 32 escaños, "estará bien".

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