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Un año de Sánchez en La Moncloa... o como un tsunami volteó el mapa político español

En 365 días, el PSOE volvió a ser el partido más votado once años después, Díaz perdió el Gobierno en Andalucía, los socialistas gallegos fueron primera fuerza, la ultraderecha entró en las instituciones; el PP sufrió su mayor debacle en democracia, Ciudadanos se acercó para poder ser alternativa, a Podemos se le fueron sus confluencias y nació Más Madrid

Pedro Sánchez posa ante los fotógrafos en el hemiciclo del Congreso de los Diputados tras ganar la moción de censura contra Mariano Rajo, el 1 de junio de 2018. REUTERS/Emilio Naranjo

Ni el politólogo más osado, ni el periodista con mayor olfato podían imaginar el 1 de junio de 2018 que la llegada al Gobierno de Pedro Sánchez provocaría todo un tsunami en el escenario político de España, donde no han parado de producirse acontecimientos que no se habían dado en toda la historia de la democracia.

Y es que era difícil de prever que la llegada al poder de Pedro Sánchez conllevara tantos cambios. Por aquel entonces, la mayoría vaticinaba una Presidencia corta, tras verle salir dubitativo, con el rostro cargado de responsabilidad y hacer sus primeras declaraciones nada más abandonar el hemiciclo como presidente del Gobierno. Todo hacía suponer que, en meses, las aguas volverían a su cauce con una elecciones anticipadas, que llevarían de nuevo al Gobierno al PP con el previsible apoyo de Ciudadanos, como vaticinaban todas las encuestas por aquel entonces.

Pero, por circunstancias propias y ajenas, ninguna previsión acertó. Sánchez sorprendió desde el primero momento con la formación de su Gobierno, al que pocos cuestionaron su acierto; y con sus primeras medidas sociales, como la universalización de la Sanidad. Las encuestas empezaron a cambiar de tendencia, y el PSOE de Sánchez empezó a liderar tímidamente los sondeos.

Los meses de septiembre y octubre de 2018, con los constantes rumores de adelanto electoral, Sánchez los fue sorteando llevando más medidas de marcado carácter social al Parlamento, que salieron aprobadas siempre que superaron el tapón de la Mesa del Congreso; y una agenda internacional frenética para marcar un perfil presidencial. Todo ello, le hizo seguir subiendo en su valoración política y en la intención de voto de los socialistas.

Las "andaluzas" lo cambian todo

Pero, tal vez, todo hubiera sido diferente a día de hoy sin la convocatoria de las elecciones andaluzas el 2 de diciembre. El órdago de Susana Díaz de no correr el más mínimo riesgo de que coincidieran sus comicios con unas generales, provocó el primer movimiento sísmico del año, tras la moción de censura.

El PSOE ganó las elecciones pero, por primera vez en toda la etapa democrática, perdió el Gobierno de Andalucía. Pero, si esto ya era relevante, más lo fue que, por primera vez en la historia, la ultraderecha entró con fuerza en un parlamento regional. Había nacido Vox.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sala de ruedas de prensa del Palacio de la Moncloa, para realizar una declaración sobre Gibraltar. REUTERS/Susana Vera

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la sala de ruedas de prensa del Palacio de la Moncloa, para realizar una declaración sobre Gibraltar. REUTERS/Susana Vera

Aquella circunstancia hizo titubear a Sánchez, planteándose no presentar los Presupuestos Generales del Estado y convocar elecciones para principios de año. Pero, en Moncloa se ideó otro plan: intentar forzar la aprobación de los Presupuestos y, de no salir adelante, tener el argumento perfecto tanto para adelantar elecciones, como para dejar en evidencia que no había pactos con los independentistas.

Todo ello, además, se aderezó con un acuerdo programático con Podemos, que a Sánchez y al PSOE le quitaba el sambenito de ser lo mismo que el PP, además de poder sacar adelante una serie de medidas sociales muy importantes, como la subida del salario mínimo. El partido de Pablo Iglesias tuvo gran parte de mérito de que estas reformas salieran adelante pero, en la propia Moncloa, sabían que esto siempre lo rentabiliza más el Gobierno.

Finalmente, no hubo Presupuestos, pero la jugada salió a la perfección. Se convocaron elecciones generales un mes antes de las autonómicas. Y la baraka que tiene Sánchez -un dirigente regional suele comentar que “si de Zapatero se decía que tenía una flor, Sánchez tiene el ramo entero”- le regaló la foto de Colón con las “tres derechas”. El PSOE tenía la campaña hecha.

Todo ello llevó a unos resultados electorales del 28 de abril que volvieron a hacer historia. El PSOE ganó claramente pero, además, fue por primera vez el partido más votado en Galicia; el PP tuvo toda un debacle electoral y obtuvo el peor resultado en toda la etapa democrática, Ciudadanos se acercó a ser la alternativa del centro derecha, Podemos se desinfló dejándose por el camino una parte de sus confluencias o se dividió con la creación de Más Madrid... y Vox llegó al Congreso con 24 diputados.

29/04/2019 - El candidato a la presidencia del Gobierno por el PSOE, Pedro Sánchez, durante su valoración de los resultados electorales en la sede socialista en la Calle Ferraz de Madrid | EFE/ JuanJo Martín.

Pedro Sánchez celebra con los simpatizantes socialistas los resultados del 28-A delante de la sede nacional del PSOE, en la madrileña calle de Ferraz. EFE/ JuanJo Martín.

Sánchez ya no era un "presidente por accidente" ni el okupa de La Moncloa.  Pero el líder socialista sólo habló esa noche ante la militancia y luego en los mítines celebrados hasta el 26 de mayo. Sánchez siguió en campaña con el objetivo de lograr ser la fuerza más votada en las doce comunidades autonómas que celebraban elecciones, lo que casi lo consigue al lograr vencer en diez y en algunas tan significativas como Castilla y León o Murcia, donde no ganaban los socialistas desde la década de los ochenta. Sólo la victoria de la derecha en Madrid empañó la alegría de los socialistas, que no fue consuelo ni con el amplio triunfo en europeas y municipales.

Y así pasaron los 365 días más sorprendentes, probablemente, de la etapa democrática, nacidos de otro hecho histórico. como fue que saliera adelante una moción de censura que lo cambió todo. Sánchez ahora vela arma para garantizase su investidura y, sobre todo, una estabilidad parlamentaria para gran parte de la legislatura. Hasta el líder socialista, que desde que llegó a la Secretaría General del PSOE lleva en un frenesí político año tras años, debe necesitar un poco de tranquilidad.

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