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Sánchez negociará pactos en los territorios para ganarse el apoyo en su investidura

Ferraz se inclina ahora porque el PSN gobierne Navarra y asegurarse al PNV. Hay dudas de qué hacer en Canarias. Se busca un guiño a Ciudadanos dándoles las Alcaldía de Zaragoza y Madrid. Sigue negándose un gobierno de coalición con Podemos

El rey Felipe VI saluda al líder del Partido Socialista PSOE, Pedro Sánchez, en el Palacio de la Zarzuela. - EFE

Sánchez lo tiene muy claro. Lo importante es sacar adelante la investidura y, para ello, dependerá lo que se negocie en los territorios”. Con estas palabras, un dirigente de la Ejecutiva Federal explicaba lo que es la estrategia del candidato a la Presidencia del Gobierno, Pedro Sánchez, para seguir en La Moncloa.

Por ello, lo que ocurra en la constitución de todos los ayuntamientos prevista para el sábado 15 de junio, y la formación de los Parlamento autonómicos, que empiezan el 11 de junio con Madrid y Murcia, y finaliza a finales de mes; dará grandes pistas sobre los apoyos que pueda tener Sánchez en la sesión de investidura.

Una de las piezas clases es Navarra, donde María Chivite, tras los contactos mantenidos con otras fuerzas políticas, reafirma su apuesta de presidir la Comunidad Foral, aunque necesite la abstención de Bildu. En Ferraz, aunque hay opiniones encontradas, parece que se inclina ahora la mayoritaria por asumir el coste y asegurarse los seis votos del PNV, en lugar de los de Unión del Pueblo Navarro, que le han ofrecido su abstención. Eso sí, todo ello dependiendo del papel que juegue Ciudadanos, porque una abstención de los de Albert Rivera en la investidura podría sacrificar el Gobierno Foral.

Y es que a Ciudadanos el PSOE está dispuesto a tirarle los tejos, y se guarda dos caramelos muy golosos: la Alcaldía de Madrid y la Alcaldía de Zaragoza. En la capital, se ofrecería el apoyo a Begoña Villacís y en Aragón, Javier Lambán sigue empeñado en un acuerdo con Ciudadanos que pasaría por obtener su respaldo en la Comunidad a cambio de la Alcaldía de la capital del Ebro. A todo ello, se le podrían sumar posibles pactos en Castilla y León o Murcia, aunque estas posibilidades están menos exploradas.

En Canarias, tampoco está claro que quiere Ferraz. Dejar fuera del Gobierno a Coalición Canaria significaría que sus dos escaños en el Congreso pasarían durante toda la legislatura a las filas de la oposición, y pueden ser decisivos en muchas iniciativas legislativas. No obstante, quién gobierne en el archipiélago no está en manos exclusivamente del PSOE, ya que depende de la decisión que tome el ex senador socialista Casimiro Curbelo -expulsado del partido tras un incidente a la salida de una sauna en Madrid-, y que tiene que optar por apoyar al bloque de izquierda liderado por el PSOE o al bloque de derechas que le daría el gobierno a Coalición Canaria. Si optara por la formación nacionalista, en teoría, más fácil tendría la investidura Sánchez.

Con el diputado del Partido Regionalista Cántabro (PRC) parece que se podrá contar, porque todo apunta también a que el PSOE dará su apoyo a Miguel Ángel Revilla para que siga al frente del gobierno cántabro.

¿Y qué pasa con Podemos?

Eso sí todo ello, claro está, pasa porque Unidas Podemos y el diputado de Compromís apoyen al candidato socialista, lo que parece que en el PSOE se da por descontado, pero no parece estar tan claro. Los socialista ya no lo consideran “socio preferente” aunque sí lo quieren como socio.

Sánchez sólo ha tenido la deferencia de que sea Pablo Iglesias con el primero que se reúna el próximo martes en el inicio de la negociaciones para la investidura, pero el alejamiento entre ambos dirigentes las últimas semanas ha sido llamativo. En Ferraz siguen sin ver ni querer el Gobierno de coalición, más allá de incorporar algún independiente cercano a las filas del partido morado en el Consejo de Ministros o situar algún dirigente en la estructura de Gobierno en un cargo de cierta relevancia.

Además, en la dirección socialista cree que las exigencias de Podemos son muy altas para el resultado obtenido, y recuerdan que con el partido morado no suman en la investidura. “Exigen cosas como si con su apoyo todo estuviera resuelto, y no es así”, comenta un dirigente de Ferraz. No obstante, Sánchez está dispuesto a ganarse el apoyo de Iglesias y se espera que acuda a la reunión del martes con una propuesta atractiva, aunque será fundamentalmente programática.

La abstención de PP y Ciudadanos... y ERC

Para presionar a Podemos o por si finalmente se echa atrás el partido morado, Sánchez quiere jugar la baza de buscar la abstención de PP y Ciudadanos. Hay pocas esperanzas de que se muevan de su posición los populares, pero se les quiere poner ante el espejo de lo que ellos pedían al PSOE con Mariano Rajoy hace tres años.

Más presión se quiere meter a Ciudadanos, no sólo con la posibilidad de llegar a acuerdos en distintos territorios, sino también por la incongruencia de exigir que Sánchez no dependa de los independentistas y no dejarle otra opción. Aunque la relación entre Sánchez y Albert Rivera no es buena, el candidato se esforzará por convencerle de que opte por la abstención.

Y si todo se tuerce para Sánchez, en el seno del PSOE existe la escondida esperanza de que ERC se pudiera abstener en la segunda votación como hizo en la moción de censura: a cambio de nada.

Y es que, de momento, Pedro Sánchez, parece pensar que si la estrategia de la moción de censura le salió bien, igual puede funcionarle ahora para ser investido presidente. En la moción de censura era o “Sánchez presidente, o Sánchez presidente”, porque la otra opción era seguir con un Gobierno paralizado y manchado por la corrupción. Ahora, todo se resumen en su ya famosa frase: “O gobierna el PSOE, o gobierna el PSOE” o, para explicarlo más claro, no hay otra salida aritmética ni menos mala; o la que hay significaría ir a otras elecciones que nadie quiere. Ni siquiera el PSOE, por mucho que amenaza con ello.

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