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Diada La Diada evidencia las diferencias en el independentismo pese a las peticiones de "unidad"

A pesar de mantener una enorme capacidad de movilización, el independentismo ha demostrado en este 11 de septiembre que se encuentra muy alejado de trazar una estrategia conjunta que vaya más allá de simples acciones de rechazo a la probable condena del Tribunal Supremo a los dirigentes ya encarcelados.

Asistentes a la manifestación de la ANC de este 11 de septiembre. EFE / Enric Fontcuberta

La Diada Nacional de Catalunya de este año ha servido para constatar que el independentismo mantiene una capacidad de movilización que no puede igualar ningún otro movimiento en este territorio y que los llamamientos a la "unidad estratégica", muy repetidos las últimas semanas, no harán otra cosa que intensificarse a medida que se acerque la sentencia del Tribunal Supremo sobre el juicio al procés. Ahora bien, tras estas peticiones -que este 11 de septiembre han sido constantes- la realidad es que a estas alturas parece lejos conseguir una "unidad estratégica" y, además, a la hora de la verdad el significado que le da cada actor al concepto no es precisamente el mismo. En este sentido, el discurso de la ANC -organizadora de la masiva movilización de la tarde en la plaza Espanya de Barcelona- no busca aglutinar al 80% de la sociedad catalana, como sí lo hace Òmnium Cultural, sino simplemente movilizar al independentismo apelando a una vía unilateral que las principales formaciones políticas han aparcado.

Las críticas a los partidos independentistas también han sido frecuentes en una jornada que, según los cálculos de la Guardia Urbana de Barcelona, ha reunido a 600.000 personas en la concentración de la ANC. La cifra vuelve a ser enorme, pero es, y con diferencia, la más baja desde que en 2012 el soberanismo arrancó el actual ciclo de masivas Diadas. El 2016, que hasta ahora había sido el 11 de septiembre menos multitudinario, había congregado 875.000 personas. Por lo tanto, parece confirmarse la lectura que el movimiento sufre un cierto desgaste, en buena parte causado por la constatación de que un objetivo -la independencia- que años atrás algunos veían inminente se ha alejado, aparte de que se ha pasado del carácter propositivo de las movilizaciones hasta 2017 al reactivo -y básicamente antirepresivo- de las actuales.

Más allá de los actos tradicionales que desde hace décadas organiza la Esquerra Independentista -desde mucho antes que los 11 de septiembre se convirtieran en multitudinarios-, como el homenaje a Gustau Muñoz -asesinado por un policía la Diada de 1978- o la manifestación de la tarde que ha acabado en el Born y ha reunido a 12.000 personas, la jornada ha estado marcada por dos grandes eventos: el que ha hecho Òmnium Cultural al mediodía, en el paseo Lluís Companys, y el que ha organizado el ANC en la plaza Espanya y las calles adyacentes por la tarde. Y ambos han servido, precisamente, para visualizar los matices importantes que ahora mismo diferencian actores claves del soberanismo.

Parece confirmarse la lectura que el movimiento sufre un cierto desgaste

El de Òmnium, en el que también ha participado la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, básicamente ha servido para lanzar la campaña para pedir "la absolución" de los presos independentistas y ha reunido un amplio espectro político y social: de la CUP a Catalunya en Comú, de la Unió de Pagesos a CCOO y UGT. El de la tarde, donde ha intervenido el vicepresidente de Òmnium Cultural, Marcel Mauri, a pesar de ser numéricamente mucho más masivo ha reunido básicamente a actores independentistas y la ANC ha marcado su particular hoja de ruta -como el retorno a la vía unilateral-, que ahora mismo no comparte buena parte de los otros actores de este espacio político.

De "grandes consensos" a una unidad solo "independentista"

Vayamos por partes. Las dos grandes organizaciones civiles del soberanismo apelan a una "unidad estratégica" para pedir una "respuesta conjunta" a la inminente sentencia del Tribunal Supremo, prevista para la primera quincena de octubre. Ahora bien, en el acto de Òmnium se ha podido escenificar una foto unitaria del conjunto del soberanismo -y no sólo del independentismo-, que está de acuerdo tanto en reclamar un referéndum de autodeterminación como en rechazar el encarcelamiento de los dirigentes independentistas y pedir su absolución. En este sentido, el vicepresidente de Òmnium, Marcel Mauri, ha manifestado que "es época de grandes consensos", y el presidente de la entidad -y preso político-, Jordi Cuixart, ha asegurado mediante una carta que "la defensa permanente del diálogo es la única vía para la resolución del conflicto". El acto también ha reunido a los Comuns, a diferencia de la manifestación de la tarde, organizada por el ANC.

De hecho, aunque las apelaciones a la necesidad de una "unidad estratégica" se han repetido constantemente en los parlamentos del acto celebrado en la plaza Espanya, la realidad es que esta no se ha visualizado. Ni en la escenificación ni en el principal parlamento, protagonizado por Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC. Para empezar, en esta ocasión no había un bloque del Govern, sino que los representantes de JxCat y de ERC, socios del Ejecutivo, estaban separados. Y, posteriormente, el discurso de Paluzie contenía varios reproches a los partidos mayoritarios. Sí, ha apelado a la unidad, pero ha especificado que es una "unidad por la independencia", por lo que incluye los actores soberanistas que ahora mismo no son partidarios del estado propio.

También ha añadido que "esta es la Diada más difícil, porque después de haber organizado un referéndum con un Estado en contra vemos como dos años más tarde no sólo no hemos avanzado sino que se dan pasos atrás. Se discuten por unas migajas, y se desarma la única vía que nos ha permitido llegar más lejos que nunca, la unilateral. Pedimos a nuestros dirigentes que no nos desarmen". La realidad, sin embargo, es que ahora mismo ni ERC ni JxCat y el resto del espacio postconvergente -más allá de algunas apelaciones retóricas no trasladadas a propuestas concretas de Quim Torra- apuestan precisamente por la unilateralidad, sino que apelan más bien al diálogo con el gobierno español, sobre todo en el primer caso. La presidenta de la ANC también ha asegurado que ahora ya no ponen "plazos" para culminar la independencia, pero a la vez ha remachado que "cuanto más tiempo pase, más difícil será preparar el próximo embate" contra el Estado.

La presidenta de la ANC también ha asegurado que ahora ya no ponen "plazos" para culminar la independencia

Tanto ERC como JxCat han celebrado el éxito de la manifestación, pero ahora mismo ninguno de los dos partidos comparte diagnóstico sobre cuál debe ser la respuesta a la sentencia del Supremo. ERC no oculta que ve con buenos ojos la convocatoria de unas nuevas elecciones catalanas -en las que partiría como favorita en las encuestas-, mientras que JxCat -y el presidente Torra- no quiere ni oír hablar de ellas y habla de una vía "desobediente" que vuelva a poner "la independencia en el centro", en palabras del jefe de gobierno. Por lo tanto, más allá de la constatación de que el independentismo mantiene una gran capacidad de movilización, la Diada de este año no ha servido para visualizar una respuesta unitaria a las probables condenas a prisión a los dirigentes juzgados en el Tribunal Supremo. Porque, al menos de momento, cada uno de los actores habla, en el fondo, de cuestiones diferentes.

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