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Victoria Rosell, sobre Errejón: "La nueva esperanza blanca tiene un perfil que no dista mucho de lo que ya tenemos"

La magistrada y política enumera en esta entrevista lo que ha fallado en la negociación de Gobierno y reflexiona sobre un horizonte en el que ve a Iglesias y a Errejón juntos. También relata la batalla judicial que ha tenido que enfrentar. 

Victoria Rosell durante la entrevista con Público / Christian González- Público

Victoria Rosell es una jueza metida a política. Lo hemos visto más veces, pero su historia es distinta porque empieza desde abajo –haciendo campaña electoral por los pueblitos– y porque, de momento, tiene un final feliz. Rosell, abandonó el escaño en 2016 para defenderse en los tribunales de un juez de derechas, Salvador Alba, que se la había jurado. Tres años más tarde volvió a su escaño, por Unidas Podemos, después de ganar la batalla aunque la guerra no ha terminado. En esta entrevista poliédrica se atreve a enumerar todos los errores cometidos en la negociación de Gobierno fracasada y a hablar de un horizonte en el que ve a Pablo Iglesias y a Íñigo Errejón juntos y a relatar lo que ha sufrido en su batalla contra “la mafia” y cómo es tratar de restituir el honor después de una infamia y porqué se metió y ha vuelto a la política y más.

Enfundada en una camisa blanca y un pantalón negro suelto, con sus labios siempre rojos y zapatos planos, me recibe en su diminuto despacho en la cuarta planta del Congreso de los Diputados.

“Hablemos primero de actualidad”, le digo, siendo muy consciente de que la entrevista se la pedí y me la concedió para hablar de lo suyo –la sentencia salió hace pocos días– y de que me puede cortar en cualquier momento. “¿Se merece el electorado de izquierdas unan nuevas elecciones?”

No, me parece que hay una decepción y un cabreo impresionante y muy razonable y muy merecido. Lo que pasa es que también creo que tenemos la obligación de transformar ese enfado en una indignación como la que nos llevó al 15M, una indignación constructiva. Creo que es muy importante decirle a los jóvenes que quienes no hemos heredado capital, ni tierras, ni pisos, sino las libertades y los derechos, no podemos tirar nuestro derecho al voto; que piensen que parte es tuyo y parte compartido con tus abuelos, tus abuelas… Porque entiendo que la tentación sea abstenerse pero eso a la izquierda nos puede matar. Somos mucho más críticos, autocríticos y susceptibles de decepción que la derecha, que a toque de silbato se puede unir y hacernos retroceder 40 años.

Se lo pregunto como jueza. No es justo, ¿no?

No, no es justo. Teníamos la obligación, el deber… El deber cívico, el deber ético y el deber político de llegar a un acuerdo. Profesionalmente, me ocupo de repartir culpas y, políticamente, trato de evitarlo, pero teníamos ese deber y también hay que hacer algo de autocrítica. Responsabilizo a Pedro Sánchez, a un entorno que lee todo en clave de tacticismo electoralista, lo que me parece muy tóxico para el país. Pero también creo que Unidas Podemos podía haber hecho un poco más y ha cometido fallos, seguro, y por eso creo que también hay que pedirle perdón a la gente para empezar a construir otra vez esa indignación. Algo hemos hecho mal.

¿Qué han hecho mal?

"Espero que a Sánchez le quede la duda de qué habría pasado si hubiera tenido la decencia de presentarse a la investidura"

Normalmente los políticos solo admiten fallos de comunicación, que es lo mismo que decir lo hago todo bien lo que pasa es que tú no me entiendes. Son unas disculpas en realidad muy soberbias. Sin duda, ha habido errores de previsión y hemos pecado de ingenuidad, cuando nos creímos la negociación y negociamos de igual a igual, y también hemos utilizado símiles que después se nos vuelven en contra. Cuando veía a Carmen Calvo con esa cara de cabreo hablando de cajas vacías y de jarrones chinos –aunque chinos no lo dijo nadie–. Esa terminología se te vuelve en contra. A la gente la enfadas, estás hablando de ministerios, de formar gobierno… Al final ofrecieron el ministerio de Igualdad, que para mí es muy importante y que Carmen Calvo no quería soltar… Para mí era muy fácil explicarle a la gente que quiero saber si ese ministerio tiene la delegación del Gobierno contra la violencia de género o me lo vas a construir pasando esto a justicia o a educación. No necesito un símil para explicar esto y evito que se me vuelva en contra lo de los jarrones. Ir a compartir una casa y que no te expliquen qué tiene dentro no es desconfianza, es pedir una garantía mínima de cultura democrática y cultura jurídica.

¿Y eso de la terminología no es decir que es un error de comunicación?

No, es un error de lenguaje propio y de ingenuidad, de no saber con quién te estás sentando a negociar. Y también me parece que los equipos negociadores podían haber sido los que fueron después, desde un primer momento, porque en esto la piel es muy importante, la actitud, la empatía.

De acuerdo, pero vayamos al meollo, le digo: ¿se equivocó Pablo Iglesias rechazando el Gobierno de coalición en junio? ¿Sí o no?

Yo creo que no lo rechazó, que dijimos que sí y que algo más. Nunca estuvo encima de la mesa la oferta completa; ponían sobre la mesa y retiraban áreas, ministerios, secretarías… El bloque completo lo vimos en prensa y después en tribuna del Congreso. La gente dijo: estás negociando desde tribuna pero es que eso es lo que nos estaban haciendo ellos. Ves la oferta completa en prensa y ya no sabes si te la puedes creer o no.

Entonces, ¿el error fue pensar que el PSOE no se iba a atrever a convocar otras elecciones?

Ahora, visto el final de la película, como en las de suspense, te explicas todo. Yo tengo que admitir que no lo vi. No pensé que el PSOE quisiera ir a elecciones. No me creí todo lo que dijeron en campaña electoral pero sí lo básico: que querían un Gobierno progresista y avanzar. Parece que ya se les ha olvidado lo que ha pasado en Andalucía. Tengo mucha familia allí y me cuentan que ahora, con la vuelta al cole, ha habido sitios donde no se han dado libros gratis para la gente que los necesita, como sí se hacía, o que los inmigrantes ya no van a los centros de salud… Y creo que todo eso duele mucho más a los socialistas que a Pedro Sánchez y a Iván Redondo y que ahí hay una brecha.

¿Y no es verdad que Unidas Podemos podía haber evitado el riesgo de que gobierne la derecha votando a favor del Gobierno de Pedro Sánchez y quedándose en la oposición?

Lo que pasa es que Podemos no quiere parar a la derecha para que no hagan un Gobierno; Unidas Podemos lo que quiere es parar las políticas de derechas y ese Gobierno del PSOE en solitario no garantizaba que cada vez que tuviera que aprobar una ley no fuera a buscar una mayoría con la derecha. Además, ellos dijeron que no querían los votos regalados. Pedían una carta blanca. No nos podemos hacer responsables de eso. De todas maneras, espero que a Pedro Sánchez siempre le quede la duda de qué habría pasado si al menos hubiera tenido la decencia de presentarse a la investidura.

¿Y usted ve algún otro error de Unidas Podemos?

¿Otro error? No pactaron los marcos del pacto. Cuándo nos sentamos, cuándo nos levantamos, qué medios de comunicación valen y cuáles no… Whatsapps, te llamé dos veces y no me cogiste el teléfono, etc. Me cuesta traer esto de vuelta porque creo que aumenta la indignación de la gente progresista de este país. Cualquiera que sepa un poquito de negociación sabe que se negocian estos marcos y no te llevas estos sustos.

¿Me dice algo sobre la desconfianza?

"Me gustaría un horizonte en el que fuéramos capaces otra vez de abrazar a gente a la que tenemos mucho más cerca"

Pues que se ha llegado a decir que Podemos no ofrecía garantías de lealtad hasta con las deliberaciones del Consejo de Ministros. A mí eso me parece tan humillante… Pero sobre todo te lo dice un gabinete que ha filtrado un documento manipulado. Demuestras andando, ¡eh! Pablo ofreció una lealtad muy costosa en Cataluña aunque él, como yo, estamos convencidos de que allí hay que ofrecer un diálogo. Y es que esto es como en cualquier tribunal: gente que no está de acuerdo y que no se gusta nada y que se tiene que poner de acuerdo. La voluntad de un órgano colegiado. Asumes el secreto de las deliberaciones. Pues claro. Eso es básico. Y, además, nos han negado tres ministerios porque son de estado que resulta que los ocupan 3 independientes, que no son de partido porque los jueces no nos podemos afiliar. Robles, Marlaska y Delgado; defensa, interior y justicia. ¿Les hiciste firmar un compromiso previo o algo? No. Y estoy segura de que estas tres personas han planteado alguna discrepancia en ese consejo de ministros –segura porque confío en el nivel intelectual y en la honestidad de las tres, aunque sean muy distintas ideológicamente–.

Y ahora, hablemos de Íñigo Errejón, le digo y ella baja el tono de voz, consciente de que va a pisar suelo resbaladizo.

A mí Íñigo me parece una persona de mucha valía y me da pena que montara otro proyecto y me resisto a echar culpas. La ruptura sucedió en un momento en el que yo estaba fuera de la política y, además, absolutamente fuera. Pero de verdad que me apena. A mí me gustaría un horizonte en el que fuéramos capaces otra vez de abrazar a gente a la que tenemos mucho más cerca. Esto es como las parejas. Después de las rupturas hay un periodo de enfriamiento brutal pero si tienes algo en común, como hijos, por responsabilidad, acabas haciendo muchos pactos y ese momento es muy bonito. Yo soy separada de larga duración y lo sé. Creo que los dos son muy inteligentes, tanto Pablo como Íñigo y que la prensa hizo un flaco favor haciéndoles competir. Insisto, me imagino un horizonte con ellos dos, aunque no tiene que ser en primera línea. También me imagino un horizonte en el que a los dos los sustituyen mujeres. Con Ada Colau, con Mónica Oltra, con Alberto Garzón, Enrique Santiago. Y sé que, ahora mismo, si salgo a ese pasillo (el de los despachos de los diputados de Unidas Podemos en el congreso de los diputados), seguramente, no sea el mensaje mejor visto pero creo que la gente sabe que tenemos razón. Si tienes en común algo que es mucho más importante que hijos e hijas, que es un país, ¿cómo no vas a buscar lo que te une?

¿Se equivoca o no Errejón presentándose a las generales?

Si abandona el proyecto Madrid hace algo que hemos criticado mucho de la vieja política, que es conseguir un puesto y no permanecer, sino, en realidad, estar buscando otro. Y fíjate, ni siquiera valoramos que las mujeres de las que está rodeado den el salto: Rita Maestre, Tania Sánchez, Clara Serra… Estamos contribuyendo a ese hiperliderazgo que además es muy masculino, pero no solo porque sean hombres. Lo digo porque es una actitud muy masculina y muy poco feminista de encarar la política. Ojalá nos bajáramos un poco de esa masculinización, de los egos, del hiperliderazgo de determinados hombres. Desde la perspectiva feminista te subes a un monte a mirarnos y dices: “demonios, ¡qué perfil!”. Dejando al margen a Abascal, que representa el machismo más ignorante, violento incluso, como machismo; Pablo Casado, Albert Rivera, Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y, ahora, se nos ocurre cambiar las cosas con ¿Íñigo Errejón? Con todo el respeto a Íñigo. La nueva esperanza blanca –que es una expresión que no me gusta– tiene un perfil que no dista mucho de lo que ya tenemos. Ojalá hagamos otro tipo de planteamiento.

“Y ahora hablemos de lo suyo”, le digo, consciente de haber cosechado ya un buen puñado de titulares. “Su historia es compleja y larga. Si tuviera que contársela a un niño, pongamos, de 10 años. ¿Cómo lo haría?”

“Me costaría ponerle el sujeto al cuento, que es un juez” (y, de golpe, le brotan lágrimas). “Todavía me sigue doliendo”, se disculpa. “Todavía me duele decir un juez”. Se recompone. Le diría que un ministro y un juez se pusieron de acuerdo para faltar a todos los deberes de su cargo y hacer trampas con su poder. Trataría de explicarle que la judicatura y la policía y el Gobierno de un país no son así, pero, también, que siempre tenemos que poner cuidado en poner garantías para que la gente no pueda hacer esas trampas o que, al menos, no les funcionen. Le tendría que explicar que el plan era bueno y que estuvieron a punto de acabar con mi vida personal, política y profesional. Me querían echar de la judicatura y de la política y yo nunca he tenido otra cosa que mi trabajo y mi cabeza.

Y entonces, después de una hora de entrevista, hila sola y me cuenta…

En su momento, me costó con mis hijas. Mi hija pequeña, que tenía en ese momento 13, iba a clase en un sitio pequeño con el hijo del fiscal jefe provincial. Y o creías al niño o creías a la niña. ¿Y a quién crees que naturalmente empiezan a creer unos niños? ¿A quién se ha ido a la política? Mi hija Blanca me hace llorar cada vez que pienso en esto.

Y es que la corrupción, la cloaca, como toda mafia, si no puede contigo destruye a tu entorno y ahí es cuando te rindes. Yo a veces estaba en Madrid y quería hablar con ellas por teléfono y no lo conseguía porque veían prensa. Tenían 13 y 15 años. Y por teléfono tampoco funciona. Tenía que abrazarlas y estamos a 2500 kilómetros. Esa parte fue… (y vuelve a llorar).

¿Usted da todo esto por terminado?, le pregunto cuando vuelve a levantar la mirada, ya más tranquila.

"He usado toda mi energía, mi salud, mi dinero y mis conocimientos en defenderme y en lograr esta sentencia"

A ver, la sentencia no es firme. Pero la sentencia es del Tribunal Superior de Justicia; solo le queda el Tribunal Supremo y lo normal es que respete los hechos y solo le aporte derecho. Solo si hay un error jurídico o de calificación, puede modificar la pena pero no repite el juicio. Ese relato de hechos probados ya lo tengo y para mí es mucho más importante que todo el derecho que viene detrás, incluidas las penas, y lo he vivido como un triunfo colectivo y una garantía de que no vuelva a ejercer. 18 años de inhabilitación absoluta con pérdida del cargo que ostenta. Esas 5 palabras: pérdida del cargo que ostenta. Esas son: no se lo vas a volver a hacer a nadie.

Ojalá cada persona de este país pudiera terminar con el corrupto que le ha tocado soportar. Le dedico esta victoria a la gente que no ha podido porque es que no puedes… Yo he usado toda mi energía, mi salud, mi dinero y mis conocimientos jurídicos –que esto no lo tiene todo el mundo al nivel que he podido gastarlo yo-, en defenderme y en acusar y en lograr esta sentencia. Y conozco a gente que se ha enfrentado a caciques, a empresarios, a empresas, a abusadores, a violadores, a maltratadores que ha dicho no puedo.

¿Es poca pena 6 años y medio, que es lo que le ha caído al juez Alba?

Nosotros pedíamos casi el doble y la fiscalía también. Le han puesto la pena mínima para los delitos que se han declarado probados. Prevaricación y cohecho, que la mínima son 3 años y eso le han puesto. Y por falsificación en documento público por autoridad, es de 3 a 6 años y le han puesto 3 años y 6 meses; que le podían haber puesto 6 años por la gravedad o, como son varias falsificaciones y prevaricaciones, podría ser un delito continuado, como el de la Manada. Pero, dentro de la condena y con una sentencia con la que estoy muy contenta porque me parece muy sólida, -no la quiero criticar, en absoluto-, le han puesto la mínima pena y seis meses más, que me parece lo mínimo. Porque de 3-6 años por falsificación de documento público por autoridad es para un cartero o para un funcionario de una concejalía. Quizás sería lógico que para ellos la pena sea de 3-4 años y para autoridades judiciales, que han hecho confiar al director de El Mundo en la veracidad de sus escritos, más pena.

Aún así, cualquier pena de prisión es mucho y no sé si el juez Alba lo sabe. Como es débil con los fuertes y fuerte con los débiles, supongo que nunca ha entrado en una prisión, pero yo sí. Cuando escuchas la reja que se cierra, aunque vas solo a dar una charla, te estremeces.

Y, de todos modos, me gustaría hacer reflexionar a una parte de la carrera judicial que me ha dicho que están de acuerdo con la inhabilitación judicial pero que les parece excesivo que entre en la cárcel; gente que pone esa pena, 6 años y 6 meses, por sacar la tarjeta del buzón de tu vecino y comprar con ella libros escolares por más de 400Euros. Nos cuesta mucho ver a un juez en prisión y a la sociedad no.

¿Soria se va a ir de rositas de todo esto?

Es la pregunta que me hace todo el mundo. Yo no lo sé, pero ya no me toca a mí. Ahí reconozco mis limitaciones: estoy muy cansada. Yo no podría ahora estar representando a Las Palmas dignamente en el congreso, ni previamente haciendo campaña electoral, ni ser madre de dos hijas y persona y seguir con esto. Creo que la fiscalía – a la que no le cuesta este dinero, si algo de energía; no la salud y que no ha sido la víctima-, que la sufragamos entre todos y todas, leyendo esa sentencia podría decir: como no se ha dado una explicación a de dónde sacó Soria y su querella este informe falso de Alba y este copia y pega que es obvio, claro y flagrante en sus escritos, vamos a ver si nos da la explicación. No lo admitieron como testigo en el juicio. A ver si como acusado de cómplice o incluso como inductor de todo esto del juez Alba, sí. Y quiero recordar que entre los cientos de miles de abogados que hay en España, Alba estuvo defendido por el abogado de Soria. Ese señor, quizás, estaba defendiendo no solo a Alba; sino también los intereses del ministro en ese pleito. Insisto: creo que Soria no debería irse de rositas pero yo ya no puedo más.

¿Y cómo es ser víctima de infamia?

Muy duro. Sobre todo porque si les haces frente de manera que parece que no pueden acabar contigo, siempre van a ir a por tu entorno. A mí hubo gente de la judicatura, que no me tenía ni tiene ninguna simpatía por Podemos, que en aquel momento me llamó y me dijo: a Baltasar Garzón lo tuvieron imputado por lo del banco de Santander, sabiendo que eso estaba prescrito, e investigaron a su hija María y a su madre, patrimonialmente. Tu hermano, médico de Valladolid, puede no haber hecho nada, pero puede ver en la portada de El Mundo donde tiene todos sus ahorros.

Ahí tú dices, yo me puedo jugar mi vida pero no tengo ningún derecho a jugarme la de los demás. ¿Cómo te vas a hacer responsable de tu madre, de tus hermanos, de los hijos de tus hermanos? Por eso funciona. La infamia te va haciendo daño a ti y a tu entorno hasta obtener tu rendición. Yo confieso que estuve a punto de tirar la toalla más de una vez.

¿Se atreve a decirme cuánto le ha costado esta batalla en euros?

Pues me da un poco de vergüenza pero es que mi declaración de bienes está ahí. Hice una declaración de bienes en el congreso de 60.000 euros en cuenta en 2016 y cuando la repetí en 2019 tenía 10.000, recién cobrada y antes de pagar las fianzas del piso en Madrid. A la semana siguiente tenía 5.000. Hoy vivo con mi sueldo, no tengo más. Lo vendí todo para poder hacer frente a esto y me lo he gastado. Cuando salí de aquí –en 2016, tras renunciar a su acta de diputada para centrarse en la batalla legal y no hacer daño al partido– tenía un colchoncito elaborado a base de un salario y dos hijas y nos hemos quedado sin el colchoncito y eso que yo tenía un seguro que me ha pagado parte de los abogados.

¿Y cómo es restituir el honor de una?

"Nuestro lema es sí se puede, y yo creo que personifico una victoria que es importante para la gente"

Imposible. Yo hoy hago una intervención en el congreso contra la corrupción, celebrando la sentencia y en las redes, algún perfil, casi siempre anónimo va y larga el enlace de las noticias falsas. Tenemos muy mal legislado el derecho al olvido. ¿De verdad tengo que volver a los tribunales? No podría Google dirigirse de oficio a nosotras y decirnos: “Oye, ¿paso a corregir?”. ¿Tengo que ir ahora con la sentencia en la mano a un proceso por derecho al honor y de rectificación, tres años y pico después, con –otra vez– mi dinero, mis energías y mi salud y mi tiempo? ¿Tengo que hacer eso para que esas 5 portadas de El Mundo, publicadas en campaña electoral, sean rectificadas porque no son ciertas? Un alto cardo de El Mundo me dijo “si quieres la verdad, cómprate un periódico”. Podemos no tiene periódicos.

¿Y qué ha aprendido de todo esto?

Pues he comprendido cosas que, aunque sabía, no tenía del todo en cuenta. Cada víctima lleva a su lado por lo menos cinco víctimas más a las que no se atiende, por no ponerlas en peligro. Claro que no te resarcen. Yo no pondría en peligro a mis hijas pidiendo que las resarzan también, pero es evidente que mi entorno ha sufrido (mis hijas, mis hermanos, mi madre viuda de 82 años). Cualquier madre, entre ser resarcida y proteger, protege. Yo no he pedido resarcimiento para mis hijas ni para mi pareja, ni siquiera he contado lo que han sufrido.

¿Y después de este via crucis, por qué vuelve a la política?

Pensé que con ese escrito de la fiscalía ya había ganado mucho y que tenía el deber ético de decirle a la gente que sí se podía. Estas mostrando cicatrices pero es que nuestro lema es sí se puede, y yo creo que personifico (y se le vuelven a llenar los ojos de lágrimas) una victoria que es importante para la gente. Porque la gente a la que representamos es víctima de muchas cosas, pero a veces también hay que ofrecerles una victoria y me parecía muy hermoso. Así que a pesar de que ya conozco las miserias de este sistema, también creo que lo que me ha pasado algo me inmuniza y que la siguiente cloaca se lo va a pensar más conmigo y con los que están a mi lado - y espero no ser ingenua en esto-. De todos modos, también tengo claro que esto es temporal. No quiero parecer poco humilde, pero creo que seré mejor juez después.

¿No se ve mucho tiempo en política?

No. Y sé que hay gente a la que le da mucha desconfianza y que cree que los jueces no deberían quitarse la toga y meterse en esto. Pero yo creo que es mucho más indigno meterse en política sin quitarse la toga. Yo he hecho campaña por los pueblicos y por los círculos. Otros obtienen el cargo al día siguiente de ganar las elecciones. ¿El día anterior no estaban vinculados a esa formación? Si ahora eres consejero de justicia de la Comunidad de Madrid, ¿el día anterior de que te nombraran no tenías vinculación con el PP? ¿De verdad?

Usted dejó de ser jueza para ser diputada perdiendo dinero. ¿Por qué se metió en política?¿En qué momento lo decidió?

Pues mira es que yo era jueza de guardia cada 8 días en Las Palmas y con las leyes que nos estaba metiendo el PP no se podía hacer justicia. Estábamos aplicando un código penal, unas leyes mordaza, la gente cada vez estaba más pobre y más miserable. En el juzgado de guardia veíamos cosas que no habíamos visto nunca. Dieciséis personas viviendo de la pensión de la abuela en la misma casa… Abuelas (y lágrimas de nuevo) Se me desmayó una señora en el juzgado de guardia, que llevaba allí toda la mañana, y le dijo el forense: ¿que ha desayunado usted? ¿Desayunar?, contestó. ¿Qué cenó anoche? Un agüita –allí llaman eso a una infusión, me explica–. Yo eso no lo había visto antes. Y me dije: pues si no se puede juzgar, vamos a legislar y a ser posible a gobernar.

He visto machistas llevando instituciones y víctimas a las que no sabes si decirles (y llora de nuevo) que sigan adelante. Instituciones haciendo mucho daño a víctimas de violación. A mí se me agarró al cuello una víctima en una rueda de reconocimiento de su agresor y no parábamos de llorar las dos. Era inviable hacer justicia.

Y ahora que sabe cómo es la política ¿cuántos años le va a echar a esto?

No sé. Por ahora cuatro. También es verdad que hay política parlamentaria y política de gobierno y la de gobierno también es muy atractiva. Supongo que debe quemar muchísimo pero ya veremos… Hay cargos de los que no hablamos que me parece que tienen una potencialidad… Como el defensor del pueblo.

¿Se ve de defensora del pueblo?

Me encantaría. Esto no se dice. ¿No? Es un cargo que nadie pone encima de la mesa y que es un alto comisionado de las cortes generales, al que hay que cambiar el nombre ya. Soledad Becerril fue “defensor del pueblo”. Creo que es un cargo con mucha potencialidad que curiosamente nadie pone encima de la mesa. Es una institución muy desconocida que visita policía, cárceles, cies, ejército, hospitales psiquiátricos, toda la realidad invisibilizada. Eso configura país y empoderamiento del pueblo. Así que sí, hay cargos que claro que querría para mí o para cualquier mujer que se parezca un poco a mí. Sé que no es políticamente correcto decirlo…

Pero lo dice y nos despedimos.

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