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Crónica de la campaña electoral Perdóname España porque he pecado

"De manera muy borbónica, Pedro Sánchez ha pedido disculpas por haber asesinado a Montesquieu en la parada de bus al arrogarse el mando de la Fiscalía en la reactivación de la euroorden para detener a Puigdemont. El candidato socialista ha atribuido su desliz al cansancio de la campaña, que es un no parar oiga, lo que hace que uno no siempre esté fino y preciso".

Pedro Sánchez, en un hostal balneario de Los Alcázares. / CRISTÓBAL OSETE (EFE)

De manera muy borbónica, Pedro Sánchez ha pedido perdón por haber asesinado a Montesquieu en la parada de autobús al arrogarse el mando de la Fiscalía en la reactivación de la euroorden para detener a Puigdemont, lo que había provocado un carajal considerable. Más vale ponerse una vez rojo que ciento amarillo, ha debido de pensar el candidato socialista que en la campaña está siendo tan moderado y tan centrista que rojo, lo que se dice rojo, se ha puesto pocos veces. El caso es que el presidente en funciones ha rectificado y ha atribuido su desliz al cansancio de la campaña, que es un no parar oiga, lo que hace que uno no siempre esté fino y preciso. Es conocido que rectificar es de sabios pero se ve que aquí la sabiduría nos importa un pimiento, así que sus adversarios le han dado por activa y por pasiva, por digo y por Diego, que por una letra no iba a ser.

Para hacer bueno aquello de que amores reñidos son los más queridos, el más hiriente ha sido precisamente quien pretende ser su socio del alma en una coalición de Gobierno. Iglesias estaba en Bilbao y se ha echado unas risas a costa de su partenaire, primero imaginando a Sánchez descendiendo en Waterloo al frente de un comando de los GEOS para detener a Puigdemont y luego impostando la voz para imitar el “pero quién controla la Fiscalía” con el que el socialista se cubrió de gloria siendo finos. “¿Dónde tuvo que meter la cabeza Iván Redondo?”, se ha preguntado en referencia al vendedor de crecepelo de Moncloa.

"Más vale ponerse una vez rojo que ciento amarillo, ha debido de pensar el candidato socialista, que en la campaña está siendo tan moderado y tan centrista que rojo, lo que se dice rojo, se ha puesto pocos veces"

Pablo Casado no se ha quedado atrás. El del PP estaba en el Teatro Romano de Cartagena junto al campeón del mundo de lanzamiento de huesos de aceituna, y desde allí ha remarcado que la rectificación ha sido con la boca pequeña y llega tarde, aunque haya sido de un día para otro. Según ha dicho, en cualquier país europeo Sánchez estaría inhabilitado como candidato, lo que, posiblemente sería la única manera de que Casado pudiera ganar las elecciones del domingo.

El más receptivo al cansando presidencial ha sido Íñigo Errejón, que iba a pie por las calles de Sevilla y que es consciente de lo que sufren los cuerpos en estas campañas. Aún así, lo preocupante para Errejón es “el cansancio de la España progresista que votó Gobiernos y se lo hicieron perder”, el de unos ciudadanos que jamás debieron ser convocados a unas segundas elecciones y que, si no lo son a unas terceras, es porque estará él para impedirlo.

Quien no teme al cansancio es la veleta naranja, ya sea porque el que tuvo como waterpolista sigue reteniendo de político o porque, esto es lo más probable, desde que el lunes soltó el adoquín que llevaba en el bolsillo de la chaqueta se siente mucho más ligero. Albert Rivera es de los que no escatiman esfuerzos: está para “arremangarse” y para “arrimar al hombro”, pero siempre “a pecho descubierto” que está más sexi. Extrañamente, su idea de este jueves era parecida a la de ayer, lo que no es frecuente: gobernar con el PP y si esto no es posible, hacerlo con cualquiera. El de Ciudadanos ha explicado que no está en política por un escaño sino porque quiere a su país y que, por eso, nunca será un problema ni para Ciudadanos ni para España. Los que vean en estas palabras una disposición a dimitir si su partido se estrella este domingo que pidan cita al oftalmólogo.

"Albert Rivera dice que nunca será un problema ni para Cs ni para España. Los que vean en estas palabras una disposición a dimitir si su partido se estrella que pidan cita al oftalmólogo"

Las estrategias del día han sido variopintas. Tras su acto de contrición, Sánchez se fue a un balneario de Cartagena –algo lógico estando tan estresado- para prometer que, si gobierna, el Mar Menor pasará a ser mayor, o enorme si se prefiere. Votar al PSOE, insistió a continuación, “significa romper el muro del bloqueo, frenar a los franquistas y hacer avanzar a nuestro país para recuperar una joya que es el orgullo de todos y del conjunto de España y que vamos a recuperar para Europa”.

En definitiva, que menos Cataluña y más Vox que, en su opinión, fue un “invento” de Aznar para tocarle las narices a Rajoy y hoy existe el “peligro real” de que, engordado por el PP y Cs, se convierta en tercera fuerza. Y como la burlita de Iglesias no ha debido de hacerle gracia le ha dado un mandoble: “Quieren que el gobierno que salga sea el más débil posible; es lo que quiere el independentismo catalán, la ultraderecha, y desgraciadamente, es también lo que quiere una pretendida izquierda que ha votado en contra de un Gobierno socialista en estos últimos cuatro años”.

A Vox también se refirió el líder de la “pretendida izquierda” para afirmar que la única vacuna contra la extrema derecha es un Gobierno de izquierdas, o sea, yendo a lo suyo. Iglesias, que intuye que tras la chaqueta y la corbata de Sánchez en sus actos de hoy se esconde subliminalmente su giro a la derecha, sigue insistiendo en que o hay coalición o el PSOE puede irse olvidando de volver a gobernar en España. Lo dicho, haciendo amigos.

¿Que qué ha dicho Casado de Vox? Pues nada malo porque los padres no ponen a caldo a los hijos pródigos por si vuelven a casa por Navidad, aunque este hijo ya parece que tiene piso propio en forma de loft diseñado por Rocío Monasterio. En lo que estaba hoy el del PP es en la crisis “como la copa de un pino” que ya está aquí. El Gobierno, claro, intenta engañarnos como hizo Zapatero, que ya estaba tardando en salir a colación, y por eso Sánchez “tiene la cobardía de no mirar a la cara ni contestar” cuando se le pregunta por el paro o por el PIB. Para atajar la crisis y que de las fuentes vuelva a manar leche y miel está el PP, quién si no.

Vox, por cierto, seguía cerrando España y su sede a varios medios de comunicación para completar la lista que encabeza este diario. De las barbaridades de sus líderes que deberían avergonzar al país hoy aquí no se habla por dignidad y por eso de que en tiempos de la imprenta se llamaba “exceso de original”.

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