Público
Público

Elecciones 10-N Alerta de ratas negras

Este último día la cosa ha vuelto a ir del bloqueo, del voto útil, de los indecisos y, para variar, de la ilegalización de los independentistas que ha propuesto el trifachito en Madrid después de convencer a Vox de que lo del paredón era contraproducente porque para construir uno tan grande en el que fusilar a tanta gente haría falta mano de obra extranjera.

El presidente de Ciudadanos, Albert Rivera (d), junto al diputado de Ciudadanos Miguel Gutiérrez (i), en el encuentro "Remontada En Marcha". /EFE

Juan Carlos Escudier

Ha coincidido el cierre de la campaña electoral con el trigésimo aniversario de la caída muro de Berlín y para celebrarlo aquí se mantienen altos y orgullosos los ya erigidos y se proyectan otros en hormigón armado para cerrar España en vista de que el apóstol Santiago y su caballo blanco deben haberse tomado unos siglos de libranza. Este último día la cosa ha vuelto a ir del bloqueo, del voto útil, de los indecisos y, para variar, de la ilegalización de los independentistas que ha propuesto el trifachito en Madrid después de convencer a Vox de que lo del paredón era contraproducente porque para construir uno tan grande en el que fusilar a tanta gente haría falta mano de obra extranjera.

La proposición tiene su miga porque demuestra hasta qué punto los de Don Pelayo condicionan a esa derecha que se llama constitucionalista y que se pasa su propia biblia por el arco del triunfo. La burrada es de tal calibre que hasta a Albert Rivera, en pantalón corto porque estaba jugando al fútbol, le ha dado un aire y, sin llegar a desautorizarla, ha explicado que él prefiere ganar a los independentistas en la cancha o cambiando la ley electoral para impedirles tener diputados en el Congreso, que es otra forma de ilegalizarles pero sin ensañamiento. Al de Ciudadanos ha tenido que complacerle ver cómo su portavoz en la Asamblea madrileña tildaba de disparate jurídico el engendro de Vox y luego votaba a favor, en un rotundo homenaje a las veletas en general y a su líder en particular.

"Iglesias está dispuesto a tragarse algún sapo que otro, que el menú del día en las coaliciones deja mucho que desear"

En la otra orilla, la reacción no ha sido unánime. El Gobierno en funciones, en plan Gobierno en funciones, ha anunciado un estudio para ver si hay que impugnar la iniciativa ante el Tribunal Constitucional, que así cambia un poco de tercio porque las únicas que recibe son las del Parlament a pares y, además, en catalán. Y mientras Iñigo Errejón, indignadísimo, profetizaba un retroceso de medio siglo si los demócratas se quedaban en casa y allanaban el camino a la "extrema derecha cobarde", Pablo Iglesias prefería tomárselo a guasa: "Un parlamento puede decir lo que quiera. Unos dicen que van a ilegalizar partidos catalanes, y otros a la monarquía (…). Tomémoslo con un poco de sentido del humor porque si no vamos a tener que aplicar el 155 en Madrid y Cataluña". No le falta razón.

Pero estábamos en lo del bloqueo. El candidato de Unidas Podemos reconocía que no tendrá otra que ponerse de acuerdo con el PSOE, pero siempre para formar parte del mismo Gobierno porque en la vida nada es gratis y los votos de su formación menos todavía. Una vez allí, y para que su socio concilie el sueño, está dispuesto a tragarse "algún sapo que otro", que el menú del día en las coaliciones deja mucho que desear.

Con el menú bajo el brazo venía precisamente Pedro Sánchez, y con más de un batracio en salsa para Iglesias sin esperar siquiera a tenerle sentado a su mesa. El líder del PSOE ha dicho que 48 horas después de las elecciones propondrá un acuerdo de desbloqueo y gobernabilidad a todas las fuerzas políticas, menos a Vox y a los independentistas, a los primeros por fachas y a los segundos por levantiscos. Los platos parecen claros porque la cocina de los socialistas es muy de lentejas, que o las comes o las dejas. De primero, que la derecha se abstenga para hacerle presidente; de segundo, que Unidas Podemos le vote pero se olvide de entrar al Consejo de Ministros porque le mancha las alfombras; el postre a elegir, y chupitos para todos.

"A Ortega Smith se le acumulan las denuncias por delitos de odio y al final puede que todo sea fruto del orujo que se le atraganta y le hace vomitar bilis "

A Sánchez le ha llamado blandengue la musa rubia del PP, o sea la marquesa de Casa Fuerte, que a alguien con ese título cualquiera le parece un tirillas. Casi al mismo tiempo, su señorito Pablo Casado, se subía en Palencia a una terraza con un megáfono, no se sabe si para ensayar la escena del balcón de Génova o para alejarse de unos sindicalistas que querían darle un recadito a la oreja. A distancia prudencial ha pedido el voto patriótico para el PP a los suyos y a los de más allá, socialistas incluidos, porque Sánchez es un náufrago y su Gobierno es el Titanic, que por si no lo sabían se hunde en el mar de muy mala manera.

Hoy ha habido piezas que no encajaban. Por ejemplo, se ha conocido un anuncio del Ayuntamiento de Madrid en el que alerta de la presencia de rata negra en varios puntos de la ciudad. Sin embargo, Ortega Smith & Wesson estaba en Zamora y desde allí ha contado que no se puede considerar violencia machista si un hombre mata a su mujer con tres copas en el cuerpo, ya que puede que el asesinato no sea por odio sino por alcoholismo. A este sujeto se le acumulan las denuncias por delitos de odio y al final puede que todo sea fruto del orujo que se le atraganta y le hace vomitar bilis y ver conspiraciones judeomasónicas. Se confirma en cualquier caso que lo de Vox sí que es una plaga.

También era hoy el día de convencer a los indecisos, que deben estar hasta el gorro de recibir en el móvil los SMS del PP o de descolgar el teléfono en casa y escuchar a Iñigo Errejón diciendo que pulsen al "3" si no quieren que les siga dando la brasa. Antes de ir a Barcelona, Pedro Sánchez llamaba en Alcalá de Henares a movilizarse contra la ultraderecha; Casado lo que pedía era que la ultraderecha le vote; Rivera suplicaba un 2% más de apoyo para no irse al paro; Iglesias otros cuantos para que Sánchez no mire a su derecha y le dé torticolis; y Errejón hacía lo propio para cambiar el disco de Pimpinela, que es un coñazo. Por los clavos de Cristo, reflexionen este sábado y pongan fin a esta pesadilla.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias