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Análisis 10-N: Cuatro escenarios de desbloqueo para unos comicios marcados por la participación

La abstención decidirá la fortaleza y la capacidad de decisión de cada partido en unas elecciones muy abiertas

Albert Rivera (Cs), Pablo Iglesias (Unidas Podemos), Pablo Casado (PP), Íñigo Errejón (Más País) y Pedro Sánchez (PSOE). / EFE

raúl bocanegra

El próximo domingo España acude a las urnas por segunda vez este año y por cuarta vez desde 2015 con la gran incógnita de si se podrá resolver o no el bloqueo político que lastra la gobernabilidad del país desde hace cuatro años y que ha llevado al desencanto –y está por ver que también a la abstención– a amplios sectores de la ciudadanía.

Esa es una de las claves importantes en estas elecciones: hasta dónde llegará la abstención, que en 2016, cuando Mariano Rajoy no pudo formar Gobierno, fue la más alta de toda la serie histórica. La participación se quedó entonces en el 66%.

Si la gente se queda en casa, a PSOE y Unidas Podemos, los dos partidos que perdieron una oportunidad de oro para llegar a algún tipo de pacto, les puede salir cara la repetición electoral. La profecía que lanzó Pablo Iglesias a Pedro Sánchez en el Congreso durante el debate de investidura podría hacerse realidad: “Si ustedes, por cerrazón, no hacen una coalición con nosotros proporcional a los votos, temo que usted no será presidente nunca”. 

El PSOE y Adelante Andalucía en las autonómicas del 2 de diciembre pasado ya sufrieron los efectos de una decisiva deserción del votante de izquierdas.

Los socialistas solo han ganado una vez las elecciones generales con una participación por debajo del 70%: en 1989, cuando votó el 69% del censo. Entonces, el PSOE de Felipe González aún era imbatible. Y viceversa: el PP solo ha ganado una vez los comicios con una participación superior al 70%. Fue en 1996, con el 77%. En ese momento el PSOE ya estaba agotado y el PP de José María Aznar había perdido tres años antes por escasos 18 escaños. Sin embargo, si a los sufragios socialistas se le añaden los que obtuvo IU, entre ambos superaron a los del PP. En resumen, la izquierda siempre ha obtenido mayoría cuando la participación ha superado el 70%.

Las elecciones de 2011, que dieron lugar a una mayoría absoluta del PP de Mariano Rajoy, tras el viraje de José Luis Rodríguez Zapatero, modificaron la tendencia histórica que marcaba que los cambios políticos estaban vinculados a una alta participación. Ese año acudió a las urnas el 68%.

En esta década, una baja participación también ha traído cambios sustanciales en la composición del Congreso de los diputados, según recoge el Ministerio de Interior en el estudio Las elecciones generales en España 1977-2016

Los diferentes sondeos alumbran cuatro posibles escenarios de desbloqueo. Todos ellos requerirían pactos entre más de dos partidos, salvo que acierte el CIS, que no descartó en alguna de sus proyecciones una contundente victoria del PSOE con margen para pactar a su derecha, con Ciudadanos, o a su izquierda, con Unidas Podemos.

Los análisis de intención de voto pronostican que el PSOE será la primera fuerza y  obtendrá un resultado similar –escaños arriba o abajo– al de abril. Unidas Podemos caerá ligeramente; Ciudadanos se derrumbará; Vox irá como un tiro hacia arriba, y el PP subirá hasta quedarse en el entorno de los 90 escaños. Aunque sea pequeña, los estudios demoscópicos le dan una  ventaja al bloque de la izquierda sobre el de la derecha, pero eso dependerá, al final, de la participación.

Estos son los principales escenarios de desbloqueo –todos ellos complejos de ejecutar– que dibujan las encuestas para unos comicios muy abiertos. El mismo resultado electoral definirá la fortaleza y la debilidad de unos y otros actores y, por tanto, su capacidad de negociación.

1. PSOE más Unidas Podemos, Más País y otros

Podría existir de nuevo una mayoría de izquierdas mediante la suma de PSOE más Unidas Podemos más los escaños que obtenga la apuesta de Íñigo Errejón, Más País, con otros partidos nacionalistas.

En abril, PSOE y Podemos necesitaron de algún tipo de participación de ERC –que  la ofreció– en la gobernabilidad para hacer un proyecto que perdurase más allá de unos meses.

Tras la sentencia del Tribunal Supremo sobre el procés, la condena de 13 años de cárcel a Oriol Junqueras, y, a la vista de la deriva de la campaña electoral, en la que los socialistas han lanzado propuestas como incluir en el Código Penal la celebración de referéndum ilegales, y ERC ha cargado de manera contundente contra el PSOE este escenario de desbloqueo parece muy remoto. Sin embargo, en política todo es posible.

Si las cuentas les saliesen a PSOE, Unidas Podemos y Más País solo con partidos nacionalistas o regionalistas, el escenario sería más cómodo para los socialistas.

En el caso de que PSOE y Unidas Podemos decidiesen abrir negociaciones para el desbloqueo, habría que resolver además una cuestión capital, la entrada o no de Podemos –y de Más País– en el Gobierno. Esta discusión no es menor, puesto que ya fue una de las causas fundamentales de la repetición electoral.

Mientras el PSOE estaría cómodo con un Ejecutivo monocolor y un pacto de legislatura con la coalición que dirige Iglesias, este insiste en entrar en el Gobierno y en formar una coalición, que sería la primera en esta democracia.

La pasada legislatura, Sánchez vetó a Iglesias como ministro, este dio un paso atrás, y aún así no hubo acuerdo. El líder de Unidas Podemos defiende que en esta ocasión no se echará a un lado.

2. Vox, PP y Ciudadanos

Ninguna encuesta da la suma de Vox, PP y Ciudadanos como una posibilidad real, pero en Andalucía en diciembre tampoco la daba. Respecto a los resultados de abril y de las municipales de mayo habrá, sin embargo, un cambio relevante en el bloque de la derecha, si se hace caso a la demoscopia.

El PP aguanta en el primer puesto, según los sondeos, pero Ciudadanos se hunde hasta el tercer puesto y Vox se dispara e, incluso en algunas provincias, como Almería y Murcia, según algunas fuentes, podría competir con el PP de tú a tú e incluso vencerle.

Las consecuencias de un vuelco de este tipo en el bloque de la derecha dependerán de la intensidad de la subida definitiva de Vox. En este momento, Vox no está en ningún Gobierno autonómico, mientras que Ciudadanos sí lo está.

3. Una solución transversal

Las encuestas dan una salida que pasaría por algún tipo de acuerdo entre PP y PSOE, un pacto que airea Iglesias cada vez que tiene ocasión, y que ambos partidos han desmentido. Sin embargo, tras la repetición electoral de 2016, ya se produjo un entendimiento difuso y desconfiado entre ambos. Ante la proximidad entonces de unas terceras elecciones, el PSOE se partió en dos, defenestró a Sánchez, a la sazón secretario general –quien luego recuperaría el control del partido en unas primarias– y venció la opción que defendía la abstención al entonces presidente Rajoy, quien pudo así ser investido.

El CIS da también que un entendimiento entre PSOE y Ciudadanos podría ser una solución. Sin embargo, el resto de sondeos dan tal hundimiento del partido de Albert Rivera que no alcanzaría con el PSOE en esta ocasión una suma que les permitiera gobernar con algún tipo de pacto como el que hicieron en Andalucía con el PSOE de Susana Díaz. En estos meses, cuando entre los dos llegaban a los 180 diputados, Rivera se negó hasta en tres ocasiones a acudir a Moncloa y Sánchez no exploró siquiera la posibilidad de desbloquear la investidura con Ciudadanos.

4. El ‘escenario Sánchez’

Lo que quiere Sánchez, según manifestó en el debate electoral, es que en el caso de que no se produzca un acuerdo entre partidos que asegure una investidura –algo que hoy por hoy no parece descartable–, los demás partidos, por responsabilidad, respeten la lista más votada y permitan que arranque la legislatura.

Ello llevaría a una especie de geometría variable en los acuerdos del Gobierno, en los que los asuntos de Estado, por así llamarlos, podrían pactarse o conllevarse con la derecha y los sociales con la izquierda. Esta pretensión de Sánchez, en la que todos, o algunos, se movieran, mientras el PSOE manda, es muy remota y requeriría de unos contundentes resultados electorales a favor de Sánchez que solo el CIS pronostica.

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