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el fracaso de la doctrina de austeridaD (3)

Los expertos ven poco factible un "pacto de reconstrucción" con la derecha actual

Economistas y politólogos consultados por Público subrayan que la doctrina económica de PP, Vox y Cs impide a estos partidos alcanzar los acuerdos políticos de concertación necesarios para hacer frente a las secuelas de la pandemia, porque la magnitud de la recesión requerirá un nuevo modelo centrado en los servicios públicos, la equidad y la sostenibilidad. En cambio, la derecha española se atrinchera en las mismas recetas neoliberales que empobrecieron a la gran mayoría durante la última crisis financiera.

El líder del PP, Pablo Casado, a su salida del pleno celebrado en el Congreso de los Diputados para aprobar una nueva prórroga del estado de alarma. EFE/Mariscal
Pablo Casado entra en el Congreso para la sesión de control al Gobierno, rodeado de su equipo de confianza en el cúpula del PP. - EFE

El presidente Pedro Sánchez anunció el domingo que esta semana convocará a los líderes de todos los partidos para abrir negociaciones con el fin de alcanzar unos nuevos "Pactos de la Moncloa" que pongan en marcha la "reconstrucción socio-económica" imprescindible para salir de la catástrofe causada por el coronavirus. Y, a preguntas de los periodistas en rueda de prensa telemática, dijo que las respuestas iniciales a su iniciativa habían sido "positivas". Sin embargo, los expertos ponen en duda que sea posible un amplio acuerdo político para transformar la estructura de la economía española y su modelo de desarrollo, algo que ya han rechazado de antemano los dirigentes del Partido Popular y de Vox.

Según los economistas, académicos y politólogos consultados por este diario, no es factible repetir una concertación de las fuerzas políticas, empresariales y sindicales al estilo de la de octubre de 1977 porque no sólo las situaciones son muy distintas –igual que los problemas económicos planteados y sus soluciones– sino sobre todo porque las derechas no quieren ni saben quitarse el corsé neoliberal que tanta austeridad y desigualdad impuso durante la anterior crisis financiera. Más aún cuando la magnitud sin precedentes de la recesión que se avecina requerirá de una transformación radical de la propia estructura económica internacional, además de ingentes inyecciones de fondos y de recursos materiales públicos y privados.

Así que la campaña mediática de popes de la comunicación reivindicando políticamente los Pactos de la Moncloa, así como la intervención de Felipe González en la cadena radiofónica de los obispos (referente de la derecha) calificándolos de ejemplares –"elemento simbólico de la necesidad  de ponerse de acuerdo en una lucha acordada contra la pandemia y una salida socio económica, que ahora es más incierta"–, pueden caer en saco roto. Salvo, claro, que la intención de todo ello sea empujar a Sánchez a cambiar de aliado de gobierno, girando hacia la "derecha moderada", tal como llevan mucho tiempo reclamando personalidades de izquierda como el propio González o Juan Luis Cebrián.

"Vamos a vivir un colapso con caídas del PIB de hasta el 15% que jamás había visto el capitalismo", afirma el economista Luengo

"¿De qué estamos hablando? Si hubiese la posibilidad de pactos, ¿pactos, para qué?", se pregunta Fernando Luengo, profesor titular de Economía Internacional y Desarrollo de la Complutense. "Para mí la clave es cómo se gestionan, como se reparten, los costes de la crisis, y cómo son las bases de una reconstrucción de la economía después del colapso que vamos a vivir. Es decir, de caídas del PIB del 10% o hasta del 15%, que jamás ha visto antes el capitalismo."

"En una situación de empobrecimiento masivo, de desigualdad nunca vista, con las empresas sin mercado y muchas desabastecidas; cuando hay que empezar todo de cero, ¿sobre qué pilares se hace?​", continúa Luengo en conversación con Público. "Hay dos cuestiones esenciales, para mí: se haga lo que se haga, hay que poner en el centro los temas de la equidad y la sostenibilidad. Pero ahora mismo veo muy remotas las posibilidades de que se fragüe algún tipo de pacto político amplio de los partidos en torno a esos puntos... A menos que los que están en esta operación busquen algo mucho más concreto: quitarse de en medio a Podemos".

Este doctor en Economía considera que, "en el proyecto económico para el futuro, la sanidad pública, lo común, lo colectivo, tiene que estar en el núcleo de todo el modelo. Y, por descontado, en el de un Gobierno progresista de coalición. Pero esos principios de equidad más lucha contra el cambio climático, ¿cómo va a cuadrar con la ideología del PP, que está ahora guiada por la FAES de Aznar?"

"Las posibilidades de encuentro entre las derechas y el PSOE para la reconstrucción económica son mínimas"

"En cualquier caso, las posibilidades de encuentro entre las derechas y el PSOE, aún más en coalición con Unidas Podemos, para la reconstrucción económica posterior a la pandemia, son mínimas", asevera este economista. "El reconocimiento ciudadano masivo de la sanidad pública, del trabajo de los sanitarios pero en general del valor de lo público, que se manifiesta cada noche en los aplausos desde los balcones, es algo que va a permanecer después en cualquier proyecto económico futuro. La gente por fin ha asumido plenamente que eso lo necesitamos y se ha dado cuenta de que cuando más lo hemos necesitado, no lo hemos tenido a causa de los recortes neoliberales de la Sanidad pública. ¿Cómo va a poder jugar con esa baza cualquier futuro Gobierno?"

Porque Pablo Casado incluso niega la mayor –los drásticos recortes y las privatizaciones de la Sanidad que han ejecutado los gobiernos del PP en España y en comunidades como Madrid o Valencia–, y aduce que "el sector público se financia con impuestos del sector privado" para no comprometerse a apoyar en el futuro la Sanidad pública. Así que entre los expertos hay consenso de que no es posible pactar con este discípulo de Aznar la reestructuración del sistema económico neoliberal cuya descomposición se ha acelerado con la pandemia.

"Las izquierdas no aprovecharon la crisis financiera para innovar y los sofismas neoliberales salieron fortalecidos", recuerda Joan Garcés

"Durante los últimos diez años hemos padecido una grave crisis financiera y económica que resquebrajó algunos pilares básicos del neoliberalismo", recuerda Joan Garcés, doctor en Ciencias Políticas por La Soborna. "Las izquierdas no la aprovecharon para innovar, y los sofismas neoliberales salieron fortalecidos, como explica el historiador y filósofo del pensamiento económico Philip Mirowski en su libro Never Let a Serious Crisis Go to Waste: How Neoliberalism Survived the Financial Meltdown" [Nunca desaproveches una crisis grave: Cómo sobrevivió el neoliberalismo al colapso financiero].

Garcés participó en los acontecimientos políticos que precedieron a los Pactos de la Moncloa (como cofundador y dirigente de la Federación de Partidos Socialistas, en 1976), y en los que le siguieron como cofundador y portavoz de la "izquierda socialista" enfrentada al equipo de Felipe González en el Congreso del PSOE del verano de 1979. Ahora, en un largo diálogo con Público, también defiende una estrategia más progresista frente a la nueva crisis económica:

"¿Qué respuesta económica van a dar las izquierdas a la presente crisis en desarrollo? ¿Ayudar a rescatar el naufragio, o tratar de avanzar por vías alternativas? En el ámbito europeo, ¿van a ayudar a prolongar el ordoliberalismo [pánico a la inflación y a la deuda pública] que fluye de Alemania? Cuando se habla aquí de un pacto político y económico –olvidémonos del apellido– hay que plantearse: ¿en torno a qué pilares, los que están hundidos o hundiéndose? Ésa es la condición que para empezar a hablar ponen quienes se han venido beneficiado de esa doctrina".

Por el contrario, nos cuenta Garcés, "sería deseable que en torno al Gobierno se movilicen y articulen los sectores intelectuales, económicos y sociales susceptibles de buscar y aplicar alternativas a una doctrina que ha privilegiado la competencia por encima de prioridades estratégicas de la sociedad (educación, salud, información, industria, agricultura, tecnología…). Que se articulen con quienes fuera de España vayan en el mismo sentido. Eso requiere convicción, y claridad de que eso contradice a los sectores que hoy predominan en algunos núcleos políticos y económicos".

"Un acuerdo económico al estilo del de 1977 hoy estaría subordinado a los intereses que se articulan tras el PP y Vox"

"La innovación, la adaptación a la realidad y a las necesidades de la sociedad española durante y después de la actual crisis, no pasa por un acuerdo económico al estilo del de 1977, subordinado a los intereses económicos gestados durante la Dictadura. Hoy lo estaría a los que se articulan detrás del PP y de Vox", subraya Garcés, ganador en 1999 del Premio Nobel Alternativo (Right Livelihood) del Parlamento de Suecia.

En general, los expertos son muy críticos con los Pactos de la Moncloa, porque descargaron sobre los salarios de los trabajadores el coste de la salida de la crisis económica del final de los años 70. Pero hay alguno que sí valora que tuvieran "un elemento positivo: que se resuelve políticamente un problema económico. Y eso es algo que nosotros tenemos que defender siempre", sostiene Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla.

"Lo que no conviene a las clases trabajadores es que los problemas económicos se planteen como una cuestión técnica, ya que necesitan que se planteen como una cuestión política", afirma Torres a este diario. "Hay un vídeo de Fuentes Quintana [ministro de Economía de Adolfo Suárez] que yo les pongo muchísimo a mis alumnos: el discurso de julio de 1977, en el que hay párrafos magníficos. Porque dice: Los problemas económicos no tienen soluciones técnicas, sino que tienen soluciones políticas. Y solamente un Gobierno que cuente con el apoyo y la credibilidad de la gente puede resolverlos".

"El neoliberalismo usa la retórica de dar solución tecnocrática a los problemas económicos, pero los pone en manos de una clase política" explica Juan Torres López 

"Eso es muy importante", argumenta este economista, "porque lo que ha hecho el neoliberalismo ha sido usar la retórica de que da soluciones tecnocráticas a los problemas económicos. Aunque, en realidad, los pone en manos de una determinada clase política; o sea, les da una solución política porque no pueden tener otra. Aunque sea con una retórica tecnocrática".

El profesor Torres igualmente subraya que la situación actual es muy distinta a la de 1977, y se pregunta: "¿Nos interesa reclamar unos pactos? Yo estoy convencido de que sí. En el documento que hice para Podemos, mi conclusión final era que había que reclamar un pacto de rentas, porque todo lo que sea llevar al terreno de lo político las decisiones económicas es fundamental, aunque en este momento tengamos poca fuerza y la correlación no nos sea favorable" frente a los poderes económicos y financieros que rigen el mundo.

En cualquier caso, ni siquiera él es optimista sobre que se puedan alcanzar acuerdos con la derecha neoliberal, a la vista de la insistencia de las potencias económicas europeas en mantener los condicionantes neoliberales incluso en los planes de emergencia para hacer frente a una crisis sanitaria sin parangón. 

Entonces, ¿qué se puede hacer para que nuestra economía se arranque esa camisa de fuerza neoliberal que durante la crisis pasada multiplicó la concentración de la renta y la riqueza, así como la precariedad y la pobreza?

"Las izquierdas tienen que buscar salidas distintas para no tropezar dos veces en la misma piedra", subraya Garcés

"Hay que mirar al presente y al futuro, sacando lecciones del enorme coste humano, económico-social y político que viene soportando la inmensa mayoría de los españoles desde la anterior crisis económica a fin de sostener la hegemonía de quienes precisamente la habían precipitado", subraya Joan Garcés. "Las izquierdas –en sus diversos y plurales componentes-- tienen que buscar salidas distintas, aprendiendo de lo que no pudieron o no supieron hacer, para no tropezar dos veces en la misma piedra ante la recesión económica y sus consecuencias que vienen al galope".

"El problema es que aquí la mentalidad dominante ha sido formada y desarrollada dentro de un marco conceptual y teórico del que todos han bebido, no saben pensar fuera de éste, ni lo intentan. Si se vuelve a encasillar ahí los hechos nuevos, sosteniendo que así el sistema se perpetuará y mejorará por sí mismo –como predica la religión neoliberal-- el resultado para la sociedad será probablemente peor que en la crisis económica pasada", advierte este abogado, profesor y escritor.

"Si Macron ya habla de recuperar la soberanía industrial nacional, ¿qué no tendría que estar ya estudiando la izquierda española?"

"Fuera, en Francia, Italia y otros países, están surgiendo iniciativas que parecen tomar distancia de la ideología. El presidente francés Macron, un hombre culto que procede de la Banca Rothschild, propone a su país y a Europa que se innove en la dinámica seguida durante los pasados 35 años. Por ejemplo, que la Nación recupere soberanía, empezando por la industrial, lo que obligará a mover otras líneas. Si eso ya lo dice alguien que no es precisamente de izquierdas, ¿qué no tendrían que estar estudiando las izquierdas españolas a fin poder ponerlo en práctica de manera inteligente?", concluye Garcés, autor del célebre ensayo Soberanos e intervenidos: Estrategias globales, americanos y españoles.

Otros especialistas también buscan la respuesta en el ámbito internacional, como Luengo, quien hace hincapié en que "la prioridad ahora es definir los desafíos, las tareas urgentes y las fuentes de las que se van a obtener los recursos para afrontarlas".

"Necesitamos muchos recursos, porque es una situación de emergencia, y hay que definir de dónde se sacan. ¿Vamos a sacarlos de la deuda, una vez más? ¿O vamos a obtenerlos de la redistribución tributaria que no existe en este país? Éste es un ADN de la izquierda al que ahora más que nunca no se puede renunciar: exigir la devolución del rescate de la banca, el impuesto sobre transacciones financieras, el impuesto especial sobre los grandes patrimonios, la limitación de las retribuciones de los altos ejecutivos. Habrá que mirar hacia arriba para obtener recursos con los que hacer frente a esta emergencia, porque la única otra alternativa es la deuda. Y te metes en una camisa de fuerza".

"Lo de Europa ha sido un fracaso total", prosigue Luengo. "Pero incluso si se hubiera ido por la vía de los coronabonos [eurobonos avalados por todas las potencias económicas europeas], eso no computaría como deuda pero no significa que no constituya una obligación para los Estados, que tienen que devolver ese dinero con los correspondientes intereses. Y ya estamos en una deuda que supera con mucho el 100% del PIB. Así que es preciso recurrir a que los privilegiados paguen más para poder afrontar esta situación de emergencia".

"Las señas de identidad de un Gobierno progresista hacen muy difícil un acuerdo entre partidos a diestro y siniestro"

Y todo ello es lo que hace inviable un acuerdo de amplio espectro entre todos los partidos, argumenta este economista:

"Esto debería ser una seña de identidad de un Gobierno progresista que, al mismo tiempo, hace muy difícil un acuerdo entre partidos a diestro y siniestro, porque esa perspectiva es imposible que cuaje políticamente en una gestión económica con la derecha. Pero es inevitable, porque por mucho que hablemos de que lo público es muy importante, hay que ver cómo se financia lo público. La Sanidad y la Educación. Tienes a una Europa en proceso de descomposición y una economía desplomada, así que ¿cómo vas a financiar lo público? ¿Cómo vas a abordar la reconstrucción?"

"Lo de la cumbre europea ha sido súper decepcionante. La línea roja de la mutualización de la deuda [mediante los coronabonos] y de los recursos es infranqueable y ahí se para todo. Se impone la posición dura de utilizar los recursos disponibles y los fondos existentes, o los avales del Banco Europeo de Inversiones. Pero eso no responde ni en cantidad ni en tiempo a las necesidades reales: se necesita un volumen de recursos enorme a corto plazo, y que no computen como deuda".

"La solución es que actúe el Banco Central Europeo en clave de emergencia y que, a pesar de sus estatutos, lo haga por la vía de las transferencias. Pero ésta tampoco es la posición de los países meridionales, que se han centrado en la mutualización. Y se ha decidido dejar esa decisión para más adelante. Pero ahora mismo el 'más adelante' es letal".

La estructura familiar de protección social ha sido socavada por la austeridad: "Los jóvenes se marcharon al norte y los viejos se quedaron sin servicios sociales", dice Kozul-Wright 

Hay incluso altos cargos económicos internacionales que no descartan el hundimiento de la misma divisa del euro como consecuencia del empecinamiento de varios gobiernos del norte de Europa (Finlandia, Austria y Holanda, entre otros) en mantener las estrictas normas de la doctrina neoliberal de austeridad, incluso tras la hecatombe de la pandemia. Como el economista-jefe de la Comisión de Comercio y Desarrollo de la ONU, Richard Kozul-Wright, quien este domingo, en una entrevista con Andy Robinson en el suplemento Dinero de La Vanguardia, advertía:

"Si no hay mutualización de la deuda con coronabonos puede venirse abajo la zona euro. Está en el filo de la navaja y pueden ir hacia un lado o hacia el otro. Hay muchos motivos epidemiológicos y sociales para explicar que Italia haya sido el epicentro de esta pandemia en Europa. Pero una de las explicaciones en estas dos décadas en las que se ha socavado el contrato social europeo y la histórica dependencia del sur de Europa –España también– es de las estructuras familiares, que habían sido una segunda barrera de protección social. Esa estructura social fue duramente afectada por la austeridad: los jóvenes se marcharon al norte y los viejos se quedaron sin servicios sociales. Y ya estamos viendo las consecuencias de ello".

"Sin embargo", concluye Luengo, "los debates ahora en la UE se centran en los préstamos condicionados… Es una Europa completamente fracasada. Es un proyecto que está en descomposición y que será otro problema al que habrá que enfrentarse en los próximos meses. En estas semanas, cada Gobierno europeo ha actuado por su cuenta en un 'sálvese quien pueda' por el que se han limitado los flujos de medicamentos y artículos sanitarios de lucha contra la pandemia, al tiempo que se cerraban fronteras en un 'levantemos muros' generalizado".

"Esto no es Europa y está comprometido el propio futuro de la UE, porque esta pandemia es una amenaza para el propio capitalismo y es de una magnitud que ni nos podíamos imaginar".

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