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Así pasó el PSOE del "OTAN de entrada NO" a abrazar el Tratado del Atlántico Norte

Del traje de pana y coderas a las corbatas de seda, la historia de la entrada de España en la Alianza Atlántica fue una de las grandes desilusiones de la izquierda española en los años 80.

Carteles del PSOE en contra y a favor de la OTAN.
Carteles del PSOE en contra y a favor de la OTAN. EOM

Ahora que España celebra el 40 aniversario de su ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), viajamos en el tiempo para comprobar cómo el PSOE de Felipe González dio una voltereta político-ideológica al pasar del rechazo absoluto hacia la Alianza Atlántica a considerarla imprescindible para el país. La excusa tenía un nombre: Europa. La realidad, otro: el temor a que Marruecos se anexionara Ceuta y Melilla.

El PSOE, en realidad, 'heredó' la firma del tratado cuando alcanzó el poder por primera vez en octubre de 1982. El anterior presidente del Gobierno Leopoldo Calvo Sotelo había anunciado un año antes en su discurso de investidura la entrada de España en la OTAN y firmó el 30 de mayo de 1982, ahora hace justo 40 años.

Ya antes, en 1980, el Gobierno de Adolfo Suárez había empezado las negociaciones para incorporarse al bloque militar occidental, sobre todo por el empeño del entonces ministro de Exteriores Marcelino Oreja.

Portada del diario Ya el 30 de mayo de 1982.
Portada del diario Ya el 30 de mayo de 1982. Archivo

En aquella época, España estrenaba una frágil democracia con enormes retos económicos, políticos y de seguridad; fueron los 'años de plomo' de ETA, del intento de golpe de estado del 23-F en 1981, de la eterna crisis económica y del paro, del nacimiento del sistema de las autonomías.

Los socialistas habían estado impulsando su campaña "OTAN de entrada no". Además, exigían desde la oposición un referéndum para preguntar a los españoles sobre si era conveniente o no la adhesión al Tratado de Washington.

También eran los años de las americanas de pana con coderas, de la izquierda antimilitarista, del "cambio necesario" tras cuatro décadas de dictadura franquista. La postura contra la Alianza acercó al PSOE y al Partido Comunista Español (PCE). Como resultado, el movimiento pacifista y anti OTAN multiplicó su respaldo social y protagonizó manifestaciones masivas de protesta.

De repente, el PSOE obtuvo una aplastante victoria en las elecciones generales del 28 de octubre de 1982. El tratado estaba firmado y España era el país numero 16 de la Alianza Atlántica. Y mientras que el Partido Socialista aún rechazaba la pertenencia a la OTAN, fue a partir de 1984 cuando el Gobierno de Felipe González se puso manos a la obra para lograr en apenas dos años convencer a los suyos y a los demás que había que pasar del "no" al "sí", con un lema antagónico: "Vota SÍ en interés de España".

Mucho se ha hablado del "engaño" que supuso el famoso referéndum de 1986, en el que el Gobierno socialista preguntó a los españoles acerca de la permanencia o no en la OTAN. Quienes acudieron a depositar su voto se encontraron con una papeleta de promesas enrevesadas -con tres cláusulas que apenas se cumplieron después- y específicamente diseñadas para recabar la mayor cantidad de 'síes'.

¿A qué se debió ese giro, esa 'voltereta', de los socialistas, que en la oposición protestaban contra la OTAN y en el Gobierno, abrazaron con fuerza la permanencia de España en el Tratado? Un pequeño viaje por las hemerotecas nos muestran desde la perspectiva de los años, la fabulosa pirueta de un partido que decía una cosa en la oposición y otra cosa cuando se alzó con el poder. Como tantas veces hemos visto desde entonces.

De entrada "NO"

Los principales partidos de la izquierda en la incipiente democracia española, el PSOE y el PCE, estaban radicalmente en contra de lo que el Gobierno de Calvo Sotelo había firmado. Los manifiestos en la prensa eran constantes, y la prensa de la época así o reflejaba. La campaña de los socialistas fue realmente masiva: 1.325 vallas publicitarias y 125.000 carteles, según cuenta el profesor de la UCM Javier Muñoz Soro en un artículo publicado en 2016 (PDF).

La campaña del PSOE contra la entrada de España en la OTAN.
La campaña del PSOE contra la entrada de España en la OTAN. PSOE-Archivo

Victoria y cismas

Cuando la mayoría absoluta del PSOE en las Generales de 1982 catapultaron a los socialistas al poder, algo comenzó a cambiar. No sólo por los manifiestos que aparecían (sobre todo en en el diario El País), firmados por lo más granado de la intelectualidad y la cultura en España, en apoyo a los socialistas, sino por la llamada "ambigüedad calculada" de González, como recogía el ABC en vísperas del famoso referéndum de 1986. 

Imagen de archivo del diario ABC.
Imagen de archivo del diario ABC. ABC

Felipe González marcó el nuevo rumbo con su famoso Decálogo de Paz y Seguridad, expuesto en el debate sobre el estado de la nación de 1984. Este golpe de timón supuso, por un lado, una ruptura total de los socialistas con el PCE y, por otro, una crisis interna entre los miembros más ortodoxos del PSOE y esa nueva generación de lideres encabezada por González. 

Europa, Europa, Europa

Este giro pragmático, que alejó definitivamente a los socialistas de los partidos de la izquierda, se justificó en su día por la conveniencia de entrar en la Unión Europea, entonces la Comunidad Económica Europea (CEE). Parecía que lo uno era casi un requisito para lo otro.

Portada de El País.
Portada de El País. Archivo

La intensa campaña a favor del sí obtuvo el fruto deseado por el Gobierno: ganó la apuesta con un 52,54% de los votos a favor, un 39,85% en contra y un 6,54% en blanco. Participó el 59,42% del censo electoral.

Portada de El Periódico con el triunfo del sí a la permanencia en la OTAN.
Portada de El Periódico con el triunfo del sí a la permanencia en la OTAN. Archivo

Miedo

Pero en realidad, la entrada de España en la OTAN parecía la solución un problema que atenazaba a España tras la pérdida de sus últimas colonias en África. El asunto de las ciudades de Ceuta y Melilla, reclamadas por Marruecos, necesitaba un blindaje apropiado.

Sólo la pertenencia en la OTAN podía garantizar la integridad territorial en una España pobre, débil, con un ejército heredado de la dictadura de Franco y desfasado respecto de los países del entorno.

No sería hasta 1999, ya con el Partido Popular de José María Aznar en el Gobierno, cuando España se integró plenamente a la estructura militar de la OTAN.

De ese modo, poco se cumplió de los que votaron los españoles por los pelos en 1986, tras cinco años de contradicciones de los socialistas: España se integró en la estructura militar de la Alianza, y ha ido aumentando el uso de las bases militares por parte de EEUU (aún quedan las de Rota y Morón como de uso conjunto) según el año.

Ahora, 40 años más tarde, se discutirá en una cumbre en Madrid, a finales del mes de junio, el futuro de la Alianza Atlántica, cuyo protagonismo vuelve a resurgir a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania.

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