Tras dos semanas de campaña oficial -la real se ha alargado mucho más tiempo-, finalmente este domingo casi 5,5 millones de personas podrán ejercer su derecho a voto para elegir la composición de sus ayuntamientos en Catalunya.

Aunque el territorio cuenta con 947 municipios, la realidad es que en más de un centenar las elecciones serán un simple trámite, ya que solo concurre una candidatura y, por tanto, ya se sabe quién gobernará en los próximos cuatro años.

Aparte de estos casos, seguro que las urnas generarán más de una sorpresa y en decenas de localidades los resultados electorales no serán el último capítulo de un episodio que culminará dentro de tres semanas, una vez se constituyan los nuevos ayuntamientos. En ese intervalo se abrirán decenas y decenas de negociaciones para cerrar alianzas que hagan posible la gobernabilidad local y que determinarán quien ostenta la vara de alcaldía.

Aunque hay muchos más, resumimos en cinco puntos los grandes focos de interés de estas elecciones municipales.

El duelo entre ERC y PSC para ser el partido más votado

Más allá de los resultados concretos en cada municipio, el cómputo global de los comicios locales puede evaluarse a partir del número total de votos, la cifra de concejales logrados o el de alcaldías que se controla. En 2019, por ejemplo, ERC se impuso por primera vez en unas elecciones municipales en Catalunya desde la II República tanto en número de votos como de concejales, pero Junts la superó en alcaldías.

La formación de Carles Puigdemont, Laura Borràs y Jordi Turull aspira a mantenerse al frente de este último parámetro y, como mínimo, conservar las 370 alcaldías que tiene en la actualidad, si bien el balance final no podrá realizarse el domingo, sino que habrá que esperar al 17 de junio, una vez se constituyan los nuevos ayuntamientos.

Difícilmente Junts será la formación con más votos este domingo. Éste sí que es el objetivo tanto de ERC como del PSC, las dos formaciones que ahora mismo pugnan por la hegemonía política catalana. Los republicanos sumaron 822.107 votos en 2019 (23,53%), mientras que los socialistas se quedaron en 768.478 (22,0%) y Junts se situó en tercera posición con el 15,95% de los sufragios, gracias a las 557.303 papeletas que recibió. A nivel de concejales, ERC obtuvo 3.114, Junts, 2.798, y el PSC, 1.308.

Las diferencias se explican por la mayor implantación territorial de ERC y Junts, mientras que el PSC, en cambio, es el partido hegemónico en las zonas más pobladas, como el área metropolitana de Barcelona. ERC parte con cierta ventaja, ya que con 804 es la formación que presenta más candidaturas, por delante de las 728 de Junts y las 615 de los socialistas.

La batalla por Barcelona

La capital ha acaparado gran parte de la atención mediática de las últimas semanas. Más allá de su peso demográfico, social, económico y cultural en el conjunto de Catalunya, las de este domingo son probablemente las elecciones municipales más ajustadas que se recuerdan.

Pese a que, si no hay una sorpresa de última hora, la ERC de Ernest Maragall se ha descolgado de la pugna por la alcaldía, las encuestas sitúan a Barcelona en Comú, PSC y Junts casi empatados, de modo que a priori Ada Colau, Jaume Collboni y Xavier Trias tienen opciones de alcanzar el poder.

Quedar en primera posición en las urnas será importante, pero puede no ser suficiente para liderar un gobierno municipal que en los últimos ocho años ha liderado a Colau. La alcaldesa aspira a un tercer mandato, que en principio sería el último, pero no puede descartarse una alianza del establishment entre Collboni, Trias e, incluso, el PP de Daniel Sirera, que probablemente alcanzaría la mayoría absoluta de 21 concejales.

Un acuerdo de este tipo, que contaría con el aval de los grandes lobbies económicos, permitiría tirar adelante políticas claramente alejadas de las de Colau y, probablemente, contradictorias con la situación de emergencia climática que impacta en la ciudad.

Paralelamente, la posible entrada de la ultraderecha de Vox y comprobar si la CUP es capaz de despegar y alcanzar el 5% de los votos que le permitirían contar con concejales son otras de las incógnitas que resolverán las urnas.

¿Cambios en el área metropolitana?

La zona más poblada de Catalunya concentrará algunos de los focos de interés de la jornada electoral. Territorio de tradicional y, hasta ahora, incuestionable hegemonía del PSC, ERC se ha fijado como objetivo recortar distancias y, al menos, provocar que la formación de Salvador Illa pierda alguna de las mayorías absolutas que ahora tiene, como las de Santa Coloma de Gramanet, L'Hospitalet de Llobregat, Sant Boi, Viladecans o Cornellà de Llobregat.

Para ello, apuesta por candidatos tan conocidos como el diputado en el Congreso, Gabriel Rufián, en Santa Coloma de Gramenet, o el exconcejal del PSC en L'Hospitalet Jaume Graells, que abandonó las filas socialistas tras denunciar el caso Consell Esportiu, de presunta corrupción.

El PSC, en cambio, confía en mantener su dominio e, incluso, mejorar sus resultados aprovechando la práctica desaparición de Cs, que captó a parte de su electorado tradicional.

Más allá de la capital, en 2019, el PSC acumuló un total de 250 concejales en los 35 municipios metropolitanos -en torno al 33% de los sufragios-, por delante de ERC, que sumó 146 (18% de los sufragios) y los comuns (77 electos locales y 10% del soporte). Los socialistas, además, acumulan 18 alcaldías, mientras que los republicanos apenas tienen cinco (Corbera de Llobregat, Papiol, Sant Feliu de Llobregat, Santa Coloma de Cervelló y Sant Cugat del Vallès).

La presencia de Junts es casi residual, con cuatro pequeñas alcaldías (Begues, Montgat, Sant Climent de Llobregat y Torrelles) y sin concejales en ciudades tan importantes como L'Hospitalet, Santa Coloma de Gramanet, Sant Boi, Cornellà, Esplugues, Montcada, El Prat o Viladecans. Finalmente, En Comú Podem espera mantener sus feudos de El Prat de Llobregat (donde este espacio político, con diferentes nombres, gobierna desde 1979) y Montcada i Reixac.

Los casos de Terrassa y Badalona

Entre las grandes ciudades catalanas, los casos más peculiares son los de Terrassa y Badalona, que son el tercer y cuarto municipio más poblados, con 224.000 y 223.500 habitantes, respectivamente.

Mientras en la cocapital del Vallès Occidental la alcaldía recae en Tot per Terrassa (TxT), una formación independiente creada apenas un año antes de las elecciones del 2019, en Badalona ahora mismo la ostenta el PSC -con Rubén Guijarro al frente-, pero desde 2011 la formación más votada en la ciudad es el PP de Xavier García Albiol, algo que muy probablemente se repetirá este domingo.

Hace cuatro años, TxT fue una de las grandes sorpresas de las elecciones municipales, al imponerse en la ciudad con 10 concejales y casi el 30% de los votos, lo que le permitió acabar con las cuatro décadas de hegemonía del PSC en la ciudad.

El alcalde, Jordi Ballart, ya había ocupado el cargo precisamente en las filas del PSC, pero rompió el carné por el apoyo de la formación a la aplicación del artículo 155 contra Catalunya, a raíz de los hechos de octubre del 2017.

Con siete ediles, los socialistas fueron segunda fuerza y ahora aspiran a recuperar el poder con una lista encabezada por Eva Candela. La tercera opción es ERC, que cuenta con cinco concejales y ha gobernado con TxT en el actual mandato. Aunque el escenario está abierto, Ballart parte en esta ocasión como favorito.

Badalona acumula más de una década de convulsión política, con constantes cambios en la alcaldía y escándalos diversos. En el actual mandato, por ejemplo, la ciudad empezó con el socialista Álex Pastor en la alcaldía, pero dimitió en abril tras dar positivo por alcoholemia y ser detenido por saltarse el confinamiento pandémico.

Esto propició el regreso al cargo de García Albiol, que sería desalojado en noviembre del 2021 por una moción de censura tras conocerse, a través de los Papeles de Pandora, su participación en una sociedad radicada en un paraíso fiscal. La alcaldía regresó al PSC, ahora en manos de Rubén Guijarro.

El PP de Albiol cuenta con 11 de los 27 concejales y aspira a acercarse a la mayoría absoluta que le garantizaría su tercera etapa en la alcaldía. A su vez, el PSC necesita ser la segunda fuerza y evitar la mayoría de Albiol para conservar el poder, sin descartar a ERC, que algunas encuestas sitúan por encima de los socialistas. Habrá que ver también el apoyo de Guanyem, que vuelve a apostar por Dolors Sabater, alcaldesa de 2015 a 2018, como cabeza de lista.

Emoción en Tarragona, Lleida y Girona

Los comicios no solo se presentan extremadamente ajustados en Barcelona, sino que a priori también lo serán en las otras tres capitales de demarcación: Tarragona, Lleida y Girona. En las dos primeras, la previsión es un duelo muy ajustado entre ERC -que tiene la alcaldía- y el PSC, mientras que en Girona la pugna será entre Junts -gobierna la ciudad desde el 2011, primero bajo las siglas de CiU-, Guanyem -incluye a la CUP- y también el PSC.

Conservar las alcaldías de Lleida y Tarragona es uno de los elementos que determinará el éxito o fracaso de estas municipales para ERC. En ambos casos, las formaciones repiten candidato (los alcaldes Miquel Pueyo y Pau Ricomà, respectivamente) y aspiran a conservar apoyos.

En el 2019, Esquerra se impuso en Lleida por menos de 100 votos y, pese a empatar a siete concejales con el PSC, logró una alcaldía que no tenía desde la II República y acabó con cuatro décadas de poder casi ininterrumpido del PSC -solo con un paréntesis de dos años de CiU-. En el actual mandato, ERC ha gobernado con Junts. Los socialistas, a su vez, aspiran a recuperar el poder, con Félix Larrosa, alcalde de 2018 a 2019, de candidato.

En Tarragona, PSC y ERC también empataron a siete concejales, si bien en este caso con los socialistas como primera fuerza. Los pactos poselectorales permitieron al republicano Pau Ricomà alcanzar la alcaldía y acabar con los 12 años de mandato de Josep Fèlix Ballesteros.

Ahora, los socialistas presentan como candidato a Rubén Viñuales, antiguo cabeza de lista de Cs, movimiento con el que aspiran a captar al votante del partido de la derecha españolista -tercera fuerza en el 2019, con cuatro concejales-. Ricomà ha terminado gobernando con Junts y la CUP y confía en mantener los apoyos de hace cuatro años y revalidar el cargo.

Pase lo que pase el domingo, Girona tendrá un nuevo nombre en la alcaldía, ya que Marta Madrenas, que ha ocupado el cargo del 2016 hasta ahora, decidió no optar a la reelección. Su sustituta al frente de Junts es la exconsellera Gemma Geis, que pretende prolongar el poder municipal que el espacio posconvergente tiene en la ciudad desde el 2011.

Tendrá que pugnar con Lluc Salellas, de Guanyem, y Sílvia Paneque, del PSC, dos formaciones que empataron a seis concejales en el 2019, tres menos que Junts. Descartada la opción de cualquier mayoría absoluta, los pactos determinarán si se da un cambio de color político en la ciudad.