Público
Público

Díaz le da una ración de militancia a Ferraz

La expresidenta mide fuerzas con el sector sanchista en Andalucía 

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (d), y la secretaria general de los socialistas andaluces, Susana Díaz (i), hace unos días, en el acto de presentación de la candidatura de Juan Espadas a la Alcaldía de Sevilla para las próximas elecciones municipales. EFE/ Raul Caro

raúl bocanegra

El PSOE no ha conseguido cerrar aún las listas al Congreso en Andalucía. Las direcciones federal y regional no habían logrado este martes cerrar un acuerdo al respecto, que ambas dicen querer, aunque hay avances en casi todas las provincias. Las principales diferencias se han producido en Sevilla, la provincia más emblemática del país, por número de militantes y por historia -de donde provienen Felipe González y Alfonso Guerra-, hoy feudo de Susana Díaz.

El conflicto en Sevilla se origina por dos factores fundamentales, según las numerosas fuentes consultadas. Por un lado, la idea de que son unas elecciones generales y que, por tanto, le corresponde a Ferraz tomar las decisiones, aun a costa de las mayorías existentes en cada territorio, que, en Andalucía, a día de hoy, aún conserva la dirección regional, que dirige Díaz. Y, por otro, los mismos nombres de los congresistas y senadores en cuestión.

Así, la dirección federal quiere imponer, en la versión más dura, o consensuar, en la más suave, tres de los cuatro nombres, entre ellos el de Paco Salazar, un hombre con escaso predicamento orgánico en la provincia, pero que goza de la más estricta confianza del presidente, en los puestos de salida al Congreso, los que tienen segura, salvo debacle total, su elección, y además, vetar, o en todo caso, ubicar a Antonio Pradas, uno de los hombres fuertes de Susana Díaz, que fuera número uno por Sevilla en las elecciones de 2016 en un puesto en el que quede dudosa su elección como diputado.

Al PSOE de Díaz, que hubiera aceptado en lugar de un 3 a 1 un empate a dos, (dos puestos decididos por Ferraz, otros dos por San Vicente) este planteamiento no les parece de recibo. "Desde el PSOE de Andalucía vamos a trabajar para que haya un acuerdo global que evite efectos colaterales pero tiene que existir voluntad de diálogo por ambas partes y no imposiciones a las bravas ni intentos de arrasar”, indicaron fuentes de la Ejecutiva a la agencia Europa Press, que también hablaron de “humillación”.

Así las cosas, al no haber acuerdo, que de haberse producido hubiera orientado la votación en las asambleas locales hacia los nombres pactados, el aparato andaluz, en coordinación con el de Sevilla, ofreció a Sánchez, se podría decir, una ración de militancia. Díaz, después de perder el Gobierno de la Junta, se lanzó a medir fuerzas en Sevilla con el sector sanchista. Y, según los datos a los que ha podido tener acceso Público, le salió bien. Sus candidatos y candidatas resultaron con diferencia los más votados en las asambleas. Al cierre de esta edición, no estaban los resultados completos.

Poco antes de que hablara San Vicente, el secretario de Organización del PSOE de Sevilla, José Muñoz, había manifestado también a Europa Press que se está cumpliendo "escrupulosamente con el procedimiento" del que se dotó el partido en el 39 Congreso Federal, el que dominó a su antojo Sánchez, después de haber ganado las primarias con un resultado indiscutible. Solo perdió en Andalucía y en el País Vasco. "Son las asambleas locales las que, en absoluta libertad, están haciendo sus propuestas de candidaturas, propuestas muy diversas, con muchos nombres de compañeros y compañeras", recalcó Muñoz.

Sobre la militancia

“En el PSOE decide la militancia”, remachó su argumentación el secretario de Organización de Sevilla. Este supone un claro mensaje de la dirección andaluza hacia Sánchez. Existe la extendida sensación en numerosos sectores del partido, sobre todo adscritos al sector más próximo a Susana Díaz de que las apelaciones de Sánchez a la militancia son de pega. De que las hace porque hasta ahora le ha venido bien.

Sin embargo, en Sevilla, la militancia es aún hoy, igual que lo fue en las primarias, a la vista de las votaciones, mayoritariamente cercana a las tesis de la dirección, afín a Díaz.

Kiko Toscano, eterno alcalde de Dos Hermanas y viejo enemigo de Susana Díaz, un duro jugador orgánico, alineado con Sánchez, fue quien respondió a Muñoz. Toscano ya no habló de las bondades de que sea la militancia la que vote a sus representantes en el Congreso y en el Senado, sino que, por el contrario, manifestó: “Estamos ante unas elecciones nacionales y es un error verlo en clave local e intentando tensionar orgánicamente desde lo local”.

Toscano quiso dejar claro, según recoge Europa Press, que la dirección federal quiere oír lo que piensa la militancia sobre las candidaturas, pero advirtió de que luego las tendrá que someter a un Comité Federal en función de dos objetivos muy claros: "Servir al conjunto de la ciudadanía española y que siga habiendo un gobierno socialista".

El procedimiento de elaboración de las listas es el siguiente: los militantes votan estos días en sus asambleas locales los nombres de sus compañeros preferidos. Cualquiera de ellos puede proponer cualquier nombre, si se produce en los plazos previstos. Después, estos nombres llegan a la estructura provincial quien puede de este modo comprobar los apoyos que tiene cada uno. Después, una ejecutiva provincial ordena la lista que, a continuación, se somete a votación en un comité provincial. En el caso de Sevilla, ambos cónclaves, dominados por el sector llamado susanista, se producirán el próximo sábado.

Si se produce un acuerdo, por tanto, entre las direcciones andaluza y federal, no habrá problemas posteriores. Si no se produce, el 14 de marzo las listas se aprueban definitivamente en Ferraz. Allí, Sánchez tiene todo el poder para modificar las listas a su antojo. Pero hacerlo en contra del criterio de la militancia le haría caer en una contradicción con su discurso.

Esta es, en el fondo, la jugada del sector susanista, la que ha llevado a pronunciarse a Toscano y, previamente, a Antonio Gutiérrez Limones, exalcalde de Alcalá de Guadaíra, un hombre que estuvo en las filas de Díaz durante toda la guerra con Sánchez, y que ahora ha defendido en público unidad: "Un partido dividido no gana elecciones. Es una irresponsabilidad, a pocas semanas de que comience la campaña trasladar divisiones dentro de las agrupaciones, porque no va a dar tiempo de recomponer muchas de esas divisiones", recoge Europa Press.

Montero y Celis, al fondo del paisaje

Para entender bien toda esta bronca, hay que retrotraerse a la defenestración de Pedro Sánchez y a las ulteriores primarias que enfrentaron a cara de perro a Susana Díaz y al hoy presidente del Gobierno. Aquellos hechos -y los debates subyacentes- abrieron en canal el partido y aún dominan la lógica orgánica en la mayoría de territorios, incluida Sevilla.

¿Quiénes son Pradas y Salazar, los nombres que, según las fuentes, han impedido, de momento, el acuerdo? Pradas era el número tres de la Ejecutiva federal y fue uno de los 17 miembros de la Ejecutiva Federal que dimitieron para forzar la salida de Sánchez de la secretaría general hace tres años. Hoy, a consecuencia de aquellos hechos, según las fuentes consultadas, el presidente, que no ha olvidado, no le quiere en el equipo.

Paco Salazar es el otro nombre en discordia. Salazar es un hombre que aunque fue alcalde de Montellano (Sevilla) no tiene predicamento orgánico propio, pero sí la confianza plena de Toscano y del mismo presidente Sánchez, quien se refiere a Salazar en estos términos en su libro de reciente publicación Manual de resistencia: “Sólo tres personas sabíamos el número de avales recibidos [en las primarias, el momento clave del proceso, que decantó el partido hacia Sánchez]. Santos Cerdán [hoy en Ferraz], Paco Salazar [hoy en Moncloa] y yo”. En Montellano, Salazar obtuvo solo 7 votos de 25 y se vio superado por varios militantes.

En el fondo de este paisaje sevillano asoman Alfonso Rodríguez Gómez de Celis, el delegado del Gobierno en Andalucía, y la hoy ministra de Hacienda, María Jesús Montero, a quien el sector sanchista promociona desde hace unos meses con la idea de encontrar una rival de garantías que acabe por presentar una candidatura sólida contra Susana Díaz en el próximo congreso regional. Montero, que fue consejera de Díaz y que se fue a Madrid como ministra al Gobierno de Sánchez con el beneplácito de San Vicente, se está dejando querer, en la versión más suave, se está dejando mangonear, en la versión más fuerte, por Celis, sanchista desde primera hora, y viejo enemigo íntimo de Díaz.

Celis es el hombre que le está haciendo la campaña a Montero provincia a provincia y quien trabaja con más ahínco para generar una masa crítica contra Díaz en el PSOE de Andalucía. Montero se ofreció ante los medios de comunicación hace unos días para liderar la lista al Congreso por Sevilla, pero no llamó a la dirección regional para informar de su intención. En todo caso, según las fuentes consultadas por Público, aunque no se produzca un acuerdo y, a pesar de no haber sido la candidata más votada por la militancia ni de lejos, la ministra de Hacienda, salvo sorpresa mayúscula, encabezará la lista por Sevilla al Congreso.

De momento, Montero es de todo el PSOE de Andalucía.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias