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España facturó 2.000 millones en armas para la guerra de Yemen, mil veces más de lo que le donó en ayuda humanitaria

Las aportaciones realizadas desde 2015, año en el que comenzaron los ataques en territorio yemení, suponen una cantidad ínfima en relación a las exportaciones realizadas al conjunto de países árabes a cargo de los bombardeos.

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Hilera de cadáveres junto a una prisión atacada en Dhamar (Yemen), en septiembre de 2019. — Mohamed Al-Sayaghi / REUTERS

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Política

Yemen se desangra. A punto de que se cumplan seis años del inicio de los ataques contra ese país por parte de la coalición de liderada por Arabia Saudí, organismos internacionales y asociaciones de derechos humanos alertan sobre la grave crisis humanitaria que se cierne sobre su población, al tiempo que reclaman aportaciones económicas para tratar de hacer frente a esta catástrofe. De momento, las "donaciones" son ínfimas en relación a los beneficios económicos que deja la venta de armamento a Arabia y sus socios.

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"La hambruna se está apoderando de Yemen", decía esta misma semana el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres. Su advertencia iba acompañada de una petición: hace falta que la comunidad internacional se comprometa a aportar los fondos suficientes para tratar de atajar este drama humanitario. 

Guterres lanzó esas reflexiones tras el "decepcionante" encuentro de la conferencia de recaudación de fondos para la ayuda humanitaria en Yemen que se reunió el lunes de forma virtual y de la que salieron cifras poco alentadoras: "durante la conferencia, los países donantes se han comprometido a entregar 1.700 millones de dólares, una cifra por debajo de lo que se recaudó en 2020 y 2019", señaló Naciones Unidas en un comunicado. La cifra comprometida, añade la declaración, está "muy por debajo de los 3.850 que solicita la ONU para poder satisfacer las necesidades más básicas del pueblo yemení en 2021".

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La pesadilla que se esconde detrás de esas cifras empezó en marzo de 2015, cuando una coalición liderada por Arabia Saudí decidió intervenir militarmente en Yemen para apoyar al presidente Abd Rabbo Mansur Hadi frente al avance de los rebeldes hutíes, respaldados por Irán. El Gobierno de Donald Trump apoyó a sus socios árabes en esa aventura militarista que creían que duraría poco y que hoy acumula ya decenas de miles de muertos.

Con ese escenario de fondo, el nuevo Ejecutivo estadounidense que encabeza Joe Biden ha decidido paralizar las exportaciones de armas a Arabia, algo que también ha hecho el Ejecutivo italiano. Esos pasos, sumados a las recomendaciones formuladas por el Grupo de Expertos sobre Yemen de Naciones Unidas en relación a la necesidad de poner fin a ese tipo de operaciones comerciales, han añadido presión sobre España, un aliado fundamental del régimen saudí en materia ce venta de armas. 

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De hecho, este país se convirtió en uno de los proveedores principales de material militar al régimen absolutista de Salmán bin Abdulaziz, un viejo amigo de Juan Carlos I. En 2015, coincidiendo con el comienzo de los ataques, la industria militar española alcanzó el pico de venta de armas a Arabia.

El ritmo se mantendría durante los años siguientes, en los que también hubo millonarios negocios con otros países integrantes de la coalición que ataca Yemen. Todas esas operaciones fueron autorizadas por una Junta Interministerial que se encarga de analizar las solicitudes de exportaciones de armamento. Lo hace bajo absoluto hermetismo: gracias a una resolución adoptada por el Gobierno de Felipe González en 1987, sus actas son secretas.

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Las cifras aportadas por Comercio en distintos informes anuales indican que entre 2015 y junio de 2020 –último periodo del que existe información oficial– hubo ventas de armamento a la coalición liderada por Arabia por un valor superior a los 2.050 millones de euros, de los cuales 1.234 millones de euros fueron facturados al gobierno saudí. 

En ese mismo periodo, España otorgó 2,3 millones de euros a Yemen en concepto de "aportaciones" para fines humanitarios, lo que supone aproximadamente 1.000 veces menos de lo que se facturó en el ámbito armamentístico a la coalición que realiza los ataques en territorio yemení. Distintas estimaciones apuntan que entre 2015 y 2019 hubo al menos 200.000 muertos en el marco de ese conflicto. Save the Children indicó además que entre abril de 2015 y octubre de 2018 habrían fallecido 85.000 niños yemeníes a causa de hambre y enfermedades.

Donaciones españolas

Fuentes del Ministerio de Exteriores señalaron a Público que el Gobierno español no estuvo presente en la conferencia de donantes celebrada el pasado lunes y que se cerró, según Naciones Unidas, con resultados "decepcionantes". En vísperas de un anterior encuentro celebrado en junio de 2020, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) remarcó que entre 2008 y 2019 "el total de la ayuda destinada al país asciende a cerca de 10 millones de euros". 

La AECID señaló entonces que en 2018 la aportación sería de 500.000 euros "destinados a actividades para salvar vidas cubriendo vacíos críticos de financiación y ampliando la distribución de la asistencia en áreas de difícil acceso entre otras acciones".

Sin embargo, una campaña realizada entonces por Intermón Oxfam denunció que el monto global de la ayuda española era considerablemente menor si se analizaba lo aportado desde 2015, año en el que comenzó la guerra y, por consiguiente, se agravó notoriamente la crisis humanitaria del país. Según datos publicados por esa Organización No Gubernamental en su página web, las aportaciones económicas de España al fondo de Yemen hasta 2018 era de 1,8 millones de euros.

Si se suman otros 500.000 euros otorgados en en 2019, se alcanza la cifra de 2,3 millones de euros, muy por debajo de lo facturado por la industria militar a los países de la coalición árabe en ese periodo. "España se ha convertido en el cuarto exportador mundial de armas a Arabia Saudí, mientras que sólo ha aportado ayuda humanitaria a Yemen equivalente a 0,01 céntimos de euro por persona y año", añadía. 

"Aumento, no reducciones"

"Desgarrado por seis años de conflicto brutal, con dos tercios de la población que dependen de la ayuda alimentaria para sobrevivir y miles de personas enfrentando hambrunas, Yemen necesita desesperadamente un aumento, no una reducción de la ayuda", afirmó Pilar Orduña, responsable de Acción Humanitaria de Oxfam, ante la conferencia de donantes celebrada esta semana sin la participación de España.

En tal sentido, afirmó que "las promesas de los donantes a Yemen son lamentablemente cortas" en relación a lo que "se necesita desesperadamente" en ese país. "La comunidad internacional debe hacer más para ayudar a los civiles atrapados en esta guerra marcada por atrocidades en todos los bandos. La ayuda internacional salva vidas, pero Yemen también necesita un alto el fuego inmediato y un acuerdo para garantizar una paz duradera y completa", remarcó. 

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